Festival Otras Latitudes 08
Es de celebrarse que la Coordinación de Teatro del INBA, a pesar de la falta de liquidez en el instituto de que se quejan algunos teatristas a los que se deben honorarios por diversas actividades –y que esperamos que no sea la causa de que el teatro Galeón permanezca sin funciones a pesar de la falta de espacios que tanto necesita el gremio– haya programado este III Festival Otras Latitudes en que se presentan escenificaciones de los estados y alguna extranjera. Este año se inició la modalidad de entregar a los espectadores, que entran gratuitamente, un pasaporte que es sellado en cada representación a la que asistan y con, un número de sellos, tendrán diversos premios de los que me ocuparé en una entrega posterior, cuando el festival termine. Hablaré de algunos montajes que tuve la ocasión de presenciar.
Orquídeas para un segundo funeral del autor, director y actor avecindado en Veracruz, Martín Zapata, es una de las dos del teatrista (la otra no la pude ver) que representaron a este estado. En ella el escritor Alfonso recluido en un hotel del África meridional y en plena crisis existencial y profesional –duda si dedicarse a la poesía o a la dramaturgia– que refleja su indecisión respecto a todas las posibilidades de la vida, recibe la visita de las mujeres que lo han marcado. Unas, como la madre y Carmen están muertas, las otras están vivas y un par de colegialas apenas son producto de su imaginación y todas lo ayudan a aceptarse tal como es, indeciso, y seguir adelante. El planteamiento es original, pero la obra y su escenificación adolecen de algunas fallas como es la juventud de la actriz que encarna a la prima, que seguiría igual que hace 30 años en el recuerdo si su vestuario, peinado y maquillaje lo indicaran, o ese hotel tan vacío que permite a una de sus enamoradas disfrazarse de recepcionista para estar cerca del amado. A pesar de todo es una escenificación atractiva y con buen desempeño del actor Manuel Domínguez y las actrices Esther Espinosa, Patricia Estrada, Rosa E. González, Tania Hernández, Karla Morales, Jennifer Ramírez, Ana Lucía Ramírez y Analiely Beristain con escenografía de Per Anderson.
Ma’tinaa Kech (No te entiendo) de Socorro Loeza representó a Yucatán. La obra, hablada casi todo el tiempo en lengua maya insiste en el temor de los viejos de que su idioma y sus costumbres se pierdan ante la asimilación de las nuevas generaciones al mundo mestizo. Aunque es un tanto primitiva en su dramaturgia y el idioma es desconocido para el público, el buen trabajo actoral de los mayas Espiridión Acosta, Socorro Loeza y Mary Llama logran su cometido, aunque en el debate posterior los espectadores urbanos se centraron mayormente en la brecha generacional, lo que no deja de ser curioso y propicio para alguna reflexión que no es el caso hacer aquí.
La graciosa comitiva del Leteo de Mariana Hartasánchez (editada en el volumen V de Teatro de la Gruta) llega de Querétaro y es un texto extraño que menciona por alguna razón que se me escapa al Leteo –que no tiene nada que ver– y ubica a Walpurgis no como la noche del equinoccio en que las brujas hacen su aquelarre, sino como un sitio real, lo que confunde a más de uno, a pesar de las gracejadas que devenirán tristes sucesos. Es un caso en que la escenificación supera a la obra, con la excelente dirección de Haydeé Boetto apoyada por una imaginativa escenografía de Luis Conde, también responsable del vestuario, y la música original de Mariano Cossa y Fernando Montes de Oca interpretada en vivo por cuatro excelentes músicos y actores (Dulce Gutiérrez, Bernardo Lira, Fernando Montes de Oca y Carolina Montoya). La directora utiliza con imaginación las tiras de gasa que bajan del telar que son árboles o tumbas, la puerta que se corre fantasmalmente y todos los elementos de que dispone, incluso para modelar un títere, y dirige con acierto a Leonardo Cabrera, Alejandra Chacón, Ginés Cruz, Emmanuel Márquez y a la propia dramaturga, Mariana Hartasánchez con un trazo muy preciso que respeta ritmos y tonos.