Usted está aquí: viernes 19 de septiembre de 2008 Opinión Penultimátum

Penultimátum

■ Muchos monstruos

■ ¿Y en México?

Cuando en Austria la justicia discute si a la acusación inicial contra Josef Fritzl agrega la de esclavitud por raptar a su hija cuando tenía 11 años, abusarla sexualmente y procrear con ella siete hijos-nietos (asunto que comentamos el viernes pasado), en Polonia se denuncia un caso parecido que ocupó una semana la atención de los medios europeos.

Por delitos de ese tipo no quedamos: en Argentina un septuagenario fue condenado recientemente a terminar sus días en prisión por mantener cautiva durante varios años a su hija, con quien tuvo dos hijos-nietos que ahora tienen siete y 14 años.

En Alemania, una mujer de 20 años declaró haber escondido a su bebé recién nacido en el refrigerador de su casa al creer que estaba muerto. La policía de la localidad de Horn comprobó que la criatura tenía tres semanas de nacida cuando su madre la introdujo en el refrigerador. El padre, por su parte, dijo a las autoridades que ni siquiera se había dado cuenta que su compañera estaba embarazada y había dado a luz. “Tenemos la impresión de que es cómplice de la mujer, porque ambos confesaron que no querían tener hijos”, dijeron los sagaces investigadores alemanes.

En cambio, la policía de ese país mostró su persistencia al resolver un crimen cometido hace 27 años: el de Úrsula Hermann, de 10 años, violada y enterrada viva en un cajón en un bosque de la localidad de Ammersee, al sur de Baviera. Murió asfixiada. El crimen movilizó a la policía alemana, que no pudo dar entonces con el culpable. Pero nunca se dio por vencida: recientemente encontró en la casa del asesino, que hoy tiene 58 años, la cinta que éste ponía como fondo musical cada vez que entablaba comunicación telefónica con los padres de la menor.

El asesino de otra niña, de 11 años, a la que antes violó y quemó con cigarrillos en Buenos Aires en 2003, fue condenado a 19 años de prisión. El criminal llegó al hospital con la niña muerta en sus brazos y dijo que se había caído y golpeado la cabeza contra una moto. Ni Gardel le creyó.

En tanto, en Washington ahora juzgan a una mujer de 34 años, quien mató a sus cuatro hijas, cuyas edades iban de cuatro a 18 años. Los cuerpos fueron descubiertos seis meses después del crimen. El ex alcalde de la ciudad, Andre Johnsons, dijo que “definitivamente estamos ante un serio problema en el sistema”, pues nadie se dio cuenta de que las cuatro habían desaparecido de la noche a la mañana sin dejar huella alguna.

Y cerremos de nuevo con Austria, donde un hombre asesinó en Viena, con un hacha, a sus padres, suegro, esposa e hija. Junto a cada uno de los cadáveres dejó una carta donde explicaba que acababa con la vida de sus familiares para “para ahorrarles la deshonra” de haber perdido mucho dinero especulando en la bolsa.

¿Y en México? Con los 24 de La Marquesa, basta y sobra por ahora.

 
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