¿“Estancias” changarrizadas para Vivir Mejor?
Como otra ocurrencia de campaña y abusando de la palabra que “compromete”, Felipe Calderón garantizó establecer “guarderías universales para todos los niños” en Tampico (4/2/06), y luego, en Atizapán, “guarderías operadas por abuelitas” (15/2/06). Dos años después los saldos de su ocurrencia están a la vista.
Remedando las “guarderías” Hábitat del foxismo, pisoteando las del IMSS/ISSSTE, las de jornaleros agrícolas y con un presupuesto de mil millones de pesos, el 11 de enero de 2007, en Chalco, Calderón puso en marcha el Programa de Guarderías y Estancias Infantiles para Apoyar a Madres Trabajadoras. Ellas y los padres solos (con trabajo o buscándolo), en situación de pobreza (ingreso menor de seis salarios mínimos) y sin seguridad social, recibirían 700 pesos mensuales para inscribir a tres hijos (de entre uno y dos años 11 meses de edad) en alguna guardería. A cambio, la familia “beneficiaria” pagaría 70 pesos mensuales por niño inscrito. La “novedad” de la “estrategia” fue que los “responsables” de la atención podrían ser “personas conocidas” de los padres y con “un espacio adecuado”. En contrapartida, Sedeso los “capacitaría”, pagando una cantidad mensual por niño inscrito, aportaría 30 mil pesos para “equipar” el espacio “adecuado”, en el entendido de que las “guarderías” afiliadas brindarían servicios de “cuidado infantil, alimentación y actividades lúdicas” durante un “mínimo” de ocho horas. Los “prestadores” (básicamente mujeres desempleadas) deberían encontrarse en condiciones de pobreza “patrimonial”, establecerse en zonas marginadas y “cuidar”, al menos cinco niños. Así “podrían crearse una fuente de ingreso”.
Cofemer recibió estas “reglas de operación” de Sedeso –que operaría el programa “suscribiendo” convenios con el DIF– y con ellas las primeras advertencias. Inmediatamente se denunció su clara orientación política: “guarderías electorales”, se les tildó –bajo la responsabilidad de Lía Limón desde Sedeso– y pronto quedo claro que el “apoyo” de 700 pesos era insuficiente. Un estudio de Profeco reveló que el servicio de más de la mitad de las guarderías ubicadas en la zona metropolitana de la ciudad de México superaba los mil pesos.
Pintando fachadas, sellando escaleras, abriendo puertas y tumbando muros, días después se instalaron 11 “Estancias Infantiles para una Nueva Generación” en siete estados “adaptando” casas habitación. Entonces las cifras de la política “social” de Calderón (Caravanas de la Salud, Seguro Popular petit) empezaron a subir como espuma: “con este programa –celebró el 12 de enero de 2007, entre sonoros reclamos por el aumento a la tortilla– se ampliará en 20 por ciento el número de guarderías del país”. Pero sus “estancias” ¿eran realmente “guarderías” o sólo había parido las guarderías changarrizadas?
Horas después se supo que las “emprendedoras” –sin capacitación alguna– cobraban 200 pesos mensuales por niño y que, según testimonio de una beneficiaria, “las principales ganadoras serán la abuelas… que siempre terminan cuidando a los niños”. Y las evidencias sobre la naturaleza meramente paliativa de la ocurrencia calderonista empezaron a brotar: se pretende “cubrir” un derecho con nula calidad con evidentes riesgos para el desarrollo sicomotor y emocional de los infantes, atendidos por no profesionales.
Al mes quedó claro que en las 130 estancias instaladas, cuando los hubo, los cursos “de capacitación” sumaban por todo apenas tres horas y media, ninguna contaba con extinguidor y algunas contaban con botiquín (curitas y aspirinas). No sorprendió que la experta Ana Gabriela Andrade (residente en Canadá) observara que “no se trata sólo de decir vamos a dar guarderías: hay que estudiar de qué manera se va a apoyar”. Y las quejas no tardaron en llegar: golpes y maltrato a los infantes (Guardería del DIF U-133 Mi Pequeño Mundo).
Para celebrar a las madres, el 10 de mayo de 2007 Calderón presumió la inauguración de la guardería changarrizada Sedeso número mil 500 (Popotla) y –después de amenazar que para fines de 2007 serían ¡3 mil!–, de paso, anunció la instrumentación de un nuevo programa de “capacitación con estándares de calidad para evitar improvisaciones”, ahora a cargo de la Secretaría del Trabajo, quien “certificará las competencias” de las mujeres prestadoras del servicio.
Luego, como gusta de hacerlo en otras áreas de su política “social” meramente agregacionista y que dispone clientelarmente de las bolsas públicas, firmó encantado las “bases de colaboración para generar un Sistema Nacional de Guarderías y Estancias Infantiles” integrado por Sedeso, DIF, IMSS, ISSSTE y la SEP, “supervisado” por la Ssa. ¿Tan hueco como el de pensiones? ¿O como el de salud? ¡Pobre IMSS y pobre ISSSTE! Por algo las “reglas de operación” (DIF) del programa de guarderías changarrizadas de Calderón se dieron a conocer hasta bien avanzado el mes de agosto.
Pero el 26 de julio en Cuautla, acompañado de su esposa y la titular de Sedeso, Calderón se ufanó de que ya se habían inaugurado 3 mil “guarderías” que “atienden” a 51 mil infantes. ¡Así estarán!
Quince días después, Susana Sottoli, representante de la Unicef en México, empezó a poner las cosas en su lugar. Primero observó que “el modelo” de los changarros calderonistas tiene “características muy diferentes a un sistema de cuidado infantil más formalizado”. Y agregó que Unicef podría apoyar para “mejorarlo” midiendo “realmente” su universo, buscando que en los changarros “también se promocione el desarrollo estimulado de los niños” y se “involucre más a las familias”.
Como dice Germán Martínez: “el panismo planteará una oferta clara”. Ciertamente: “guarderías” changarrizadas para Vivir Mejor y, para el proceso electoral de 2009.
* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco