Dragón de tres cabezas
Jalapa, Veracruz, 18 de septiembre. El cambio climático, que incluye el calentamiento global que es catastrófico para algunas regiones del planeta, no es una teoría de moda ni una profecía alarmista sino “una realidad que ya está aquí, como un dragón de tres cabezas, que son el crecimiento poblacional, la emisión de gases por quema de combustibles contaminantes y el estilo de vida humana”, afirmaron especialistas en el tema.
“No es suficiente cortar una de las cabezas porque seguirá vivo”, señalaron tras recibir la medalla al mérito de la Universidad Veracruzana. Los premiados son los investigadores Lucka Kajfez-Bogataj, Edmundo de Alba Alcaraz, Julián Adem Chahín y Ernesto Jáuregui Ostos, por sus estudios y aportaciones en cuestiones meteorológicas y de cambio climático.
Los dos primeros son integrantes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la Organización de las Naciones Unidas, mientras que Adem y Jáuregui son pioneros mundiales en modelación climática y climatología urbana, respectivamente.
En la Feria Internacional del Libro Universitario 2008 realizada por la UV, también se inauguró el foro Cambio Climatico. ¿Todo cambio es bueno?, con la participación de Kajfez-Bogataj y De Alba.
“El cambio climático es real y ya está aquí”, sostuvo Kajfez-Bogataj, galardonada en el 2007 con el Premio Nobel de la Paz con el equipo del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU.
“Las consecuencias no sólo son de más calor sino de más precipitaciones pluviales a mediano plazo, y si bien todavía es muy inexacta la proyección de un incremento de 7 grados en la temperatura mundial, es inminente que ésta se elevará dos grados”.
Adiós a los glaciares
Las secuelas ya se comenzaron a dar y dos de los síntomas más palpables, dijo, se perciben en los glaciares y los arrecifes de coral, que comenzaron a desaparecer paulatinamente por el alza del termostato mundial.
En el 2050, señaló a su vez De Alba Alcaraz, se triplicará la emisión de gases si se mantiene el actual ritmo de quema de combustibles fósiles, lo que impactará todo el ecosistema global