■ El alto costo de las sustancias para el campo afectó la producción agrícola de este año
Favorece el gobierno el control privado del amoniaco, principal insumo de fertilizantes
Ampliar la imagen Desembarco para la petroquímica Sicartsa en el puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán Foto: Marco Peláez
El gobierno federal concesionó en la práctica a particulares el control del mercado del amoniaco, producto que es el principal insumo para la elaboración de fertilizantes. Ello ocurrió sin que se aprobara ninguna reforma energética y los responsables políticos en esta área simplemente disimularon sus obligaciones constitucionales, aseguró una organización no gubernamental especializada en temas energéticos.
Desde 2002 el gobierno federal ha dejado de manera discrecional a las grandes empresas de fertilizantes como son Masagro, Tepeyac, Aprodifier y unas cuantas empresas más, toda la distribución del amoniaco del país, indicó un documento divulgado por el Comité Nacional de Estudios de la Energía.
En plena crisis energética global México es el único país en el mundo que tiene plantas de petroquímica para la producción de amoniaco paradas, señala.
El estudio destaca que el agudo problema del alto costo de los fertilizantes, que este año ya afectó la producción agrícola en el país, no es por culpa del mercado, sino por una mala política pública del gobierno federal, porque mantiene su decisión de que Petróleos Mexicanos (Pemex) tenga paradas e improductivas sus plantas de Salamanca Guanajuato y Camargo Chihuahua. Pemex sólo ésta produciendo amoniaco en su planta de Cosoloacaque, Veracruz y le vende el amoniaco a unas cuantas empresas que han monopolizado el mercado con enormes ganancias para los particulares.
Por ejemplo, Pemex les vende a unas cuantas empresas distribuidoras a 298 dólares la tonelada de amoniaco y esos mismos distribuidores se la venden a los agricultores, que son los consumidores finales, a 830 dólares la tonelada.
Para dar esta concesión monopolio en la distribución de amoniaco el gobierno realizó las siguientes maniobras: Primero dividió a Pemex en cuatro empresas, una de ellas petroquímica básica.
Enseguida Pemex detuvo sus procesos productivos de algunas plantas y otras las vende como son las de fabricación de urea y todas las que tengan que ver con la producción de sulfato de amonio, nitrato de amonio, nitrosulfato de amonio y fórmulas con fósforo y potasio que se encuentran en Coatzacoalcos, Salamanca, Camargo, Minatitlán, Guadalajara, Torreón y Lázaro Cárdenas, entre otras.
Después cotiza el gas natural de producción nacional al precio de referencia del mercado de Tampa (la referencia más cara del mundo) agravando el propio gobierno el costo para la fabricación de amoniaco y por consecuencia todos los fertilizantes nitrogenados.
Es tan mala esta política pública, añade el documento, que sólo favorece a unos cuantos en la distribución de amoniaco para el desarrollo agropecuario de México que no sólo ha golpeado a los agricultores, sino que paralizó y puso fuera de competencia a las mismas plantas productoras de fertilizantes nitrogenados que el propio gobierno vendió a particulares, como es el caso de la empresa Soluciones Químicas para el Campo, que en la actualidad tiene cuatro plantas paradas, una en Salamanca, otra en Camargo y dos en Minatitlán. Agomex tiene dos en Minatitlán. Fertinal dos más en Lázaro Cárdenas.
Además de las ocho plantas de fertilizantes nitrogenados paradas, otras ocho trabajan por debajo de 23 por ciento de su capacidad instalada entre ellas: Nitro sur (Fesur) de Minatitlán, con 22 por ciento de su capacidad; Fertiquim, de Guadalajara, con 22 por ciento; Nam/Nsam con 8; DAP/NPK con 5 y por último SQCI de Minatitlán con 2 por ciento de su capacidad.
Posteriormente, en 2001, en la administración de Vicente Fox, en la iniciativa de ley de ingresos plantea un impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS) arriba de 60 por ciento al gas natural para la elaboración de amoniaco.
En 2002 publica un decreto para que a la industria petroquímica se le cobre 2.5 veces más la tarifa eléctrica que a cualquier otra industria y al mismo tiempo no permite que Pemex portee la energía que produce en el sureste para abatir el costo de los fertilizantes.
En este 2008 sigue el desmantelamiento de la planta nueva de Camargo que empezaron a derruir a partir de 2001 y hoy se vende como chatarra a la empresa Kalischatarra, propiedad de Samuel Kalisch, empresario panista y recaudador de recursos económicos para la campaña de Felipe Calderón en Chihuhua, según denuncia el estudio.