■ Destaca la baja inversión en infraestructura escolar
En México, el mayor gasto en educación, para sueldos: OCDE
■ El país, con elevada matrícula estudiantil; lo superan Japón y Corea
A pesar de que México destina en promedio 23.4 por ciento de su gasto público en educación, de acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), esta inversión no impacta en el mejoramiento de la infraestructura escolar ni en el acceso de material didáctico de vanguardia, donde los recursos destinados son muy inferiores al promedio invertido por las naciones miembro del organismos internacional.
De acuerdo con el reporte Panorama de la Educación 2008, en nuestro país casi todo el gasto público destinado a ese rubro se va en el pago de salarios de docentes, “lo que deja poco margen para mejorar las proporciones alumno-personal, para invertir en tiempo de instrucción o gastos en otros rubros educativos”.
En primaria, sólo 2.3 por ciento del gasto se destina a inversión de capital, cuando el promedio de la OCDE es de 8.9 por ciento. En secundaria es de 2.7 por ciento, cuando la media es de 7.8 por ciento, mientras que en el sector universitario sólo alcanza un 4.5 por ciento, comparado con 9.5 por ciento en la mayoría de los países miembro de la organización, lo que revela que hay “poco margen para hacer mejoras en la infraestructura escolar”.
En cuanto al gasto corriente, exceptuando lo que se invierte en el pago de salarios de los maestros, en educación primaria se destina 6.4 por ciento de su gasto total, frente a un promedio en países de la OCDE de 19.5 por ciento. En secundaria la diferencia es de 10.1 por ciento contra 20.1 por ciento.
En cuanto a la formación universitaria, se invierte 28.3 por ciento comparado con una media de 32 por ciento, con lo que no se cuenta con recursos para adquirir material didáctico de vanguardia.
De acuerdo con la OCDE, los sueldos reglamentarios en México son bajos de acuerdo con estándares absolutos, pues se ubican en poco más de la mitad del promedio de las naciones miembro, pero si se les compara con el producto interno bruto (PIB) per cápita nacional, se ubican entre los más altos.
El documento subraya que la relación de sueldos tras 15 años de experiencia con respecto al PIB per cápita es de 1.50 en primaria y de 1.91 en secundaria, “muy por encima del promedio de la OCDE, de 1.22 y 1.26, respectivamente”.
Además, señala que desde 1996 los maestros mexicanos han alcanzado el “tercer aumento de sueldo más exagerado, con beneficios para un docente con 15 años de experiencia de hasta 33 por ciento en primaria y 38 por ciento en secundaria”.
Sin embargo, reconoce que en México la proporción de alumnos por maestro se ha incrementado a un promedio de 28 estudiantes, es decir, 13 alumnos más que la media en los países integrantes de la organización. En secundaria, revela el informe, hay más del doble de estudiantes por maestro comparado con el promedio del organismo, al tener una media de 30 alumnos por grupo, lo que ubica a nuestro país en la tercera posición por el número total de estudiantes por salón de clases, ya que sólo Japón y Corea tienen grupos más numerosos.
El documento advierte que es probable que la elevada población de estudiantes “influya en la cantidad de atención que se dedica a cada uno. Esas proporciones plantean obstáculos importantes a los maestros, pero también indican que ha habido progreso para incrementar el número de estudiantes”.
A esto se suma, que México tiene el periodo de instrucción obligatoria más largo para niños de 12 a 14 años, con un promedio de mil 167 horas al año, mientras que a los 15 años deben cumplir con mil 58 horas, lo cual nos ubica con el cuarto tiempo más largo para ese rango de edad de todos los países de la OCDE.
En cuanto a la carga docente, a un maestro de secundaria en México se le exige que cubra mil 47 horas por año, la cantidad más alta de horas de enseñanza reglamentarias entre los países de la organización. Además, el tiempo de enseñanza neto para los maestros mexicanos del programa general de preparatoria es de 843 horas por año, el cuarto más alto entre los 25 países miembros del organismo, donde la media es de 667 horas por año.