■ El proyecto atravesaría regiones en las que viven decenas de miles de indígenas tzeltales
Causa problemas sociales y políticos el trazo de la carretera San Cristóbal-Palenque
■ Se suma la afectación a las tierras de organizaciones simpatizantes y opositoras al zapatismo
San Cristóbal de las Casas, Chis., 22 de septiembre. El proyecto de la autopista que uniría de manera expedita y cómoda a las dos ciudades más turísticas de Chiapas, San Cristóbal de las Casas y Palenque, plantea un problema social y político para decenas, tal vez centenas de miles de indígenas que ancestralmente han vivido en las regiones que atravesaría el ambicioso proyecto. Y también una pregunta de alcance ético: ¿qué es más importante, la integridad de las comunidades o el “desarrollo” de los negocios de empresas e inversionistas que no viven en esos territorios ni tienen ningún derecho sobre ellos?
Las autoridades federales y el gobierno de Chiapas, seriamente interesados en dicho desarrollo, parecen intentar una estrategia que pudiera evitarles problemas con los pobladores del área. Digamos que intentan prevenirse del síndrome Atenco (cuando los pobladores de un territorio se oponen a determinados planes desarrollistas del Estado y sus socios nacionales e internacionales).
Para colmo, no se trata de un territorio cualquiera. Por un lado, comprende las montañas donde por siglos se ha desarrollado la cultura tzeltal, tal vez la más fuerte del mundo maya mexicano. Y por el otro, afectará ciertamente a un número significativo de comunidades zapatistas, de la Otra Campaña, o de organizaciones independientes no necesariamente manipulables por el gobierno de Chiapas.
Los conflictos y la violencia registrada en los años recientes en el área del río Agua Azul, que ocupa un lugar preponderante en los planes del desarrollo turístico, se vinculan directamente con los dilemas del plan gubernamental. La actuación de un grupo oficialista de rasgos paramilitares, la Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos (Opddic), hostil a las bases de apoyo del EZLN, no pueden disociarse de los poderosos intereses en juego.
Ante ello y en ejercicio del derecho ciudadano a requerir información gubernamental, un grupo de personas solicitó a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) una “copia certificada en la que se ubica el trazo de la autopista San Cristóbal-Palenque, que incluya además la ubicación de los poblados afectados”.
La solicitud siguió la siguiente ruta, a partir del 1º de abril de este año: la Unidad de Enlace de la SCT la turnó al servidor de enlace en la subsecretaría de Infraestructura, quien a su vez la remitió a la Dirección General de Carreteras, para que “localizara” la información. Esta dirección contestó nueve días después que “el proyecto de carretera se encuentra en primera fase, que comprende selección de rutas, anteproyecto”.
Y apuntó: “Es importante mencionar que la información que se tiene y la que se llegase a generar se clasifica como reservada para que no se especule con el derecho de vía”. (O sea, no hay información y aunque la hubiera, la respuesta sería “no”). El 23 de abril, el Comité de Información resolvió reservarse esos datos por dos años más.
El “solicitante” interpuso un recurso de revisión el 7 de mayo, a través del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI), en el expediente 1779/08. El 9 de julio, el pleno del IFAI resolvió “modificar la respuesta de la SCT” para que esta “notifique” el hecho y exponga “los oficios con los cuales soportó el procedimiento de inexistencia” de información sobre la autopista.
El director general de Carreteras, ingeniero Clemente Poon Hung, dirigió un oficio al licenciado Joaquín García Díaz, titular de la Unidad de Enlace para la Transparencia el 6 de agosto, confirmando dicha “inexistencia”. “Por unanimidad de votos”, los integrantes del Comité de Información de la SCT (Fernando Villa Zárate, Agustín Ramírez Ramírez y Joaquín García Díaz) resolvieron el 13 de agosto notificar lo anterior a los solicitantes.