Astillero
■ Felipe el Grande
■ Viajar infla
■ IFE ortopédico
■ Por alzar la voz
Ampliar la imagen El presidente Felipe Calderón hace sonar la campana de apertura a las operaciones de la Bolsa de Valores de Nueva York, ayer; lo acompañan su esposa, Margarita Zavala, y el presidente ejecutivo de ese mercado bursátil, Duncan Niederauer Foto: Reuters
No puede con su país, pero el lic. Calderón quiere tener un asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Su patria arde minuto a minuto, pero él tiene suficiente tiempo para posar en Nueva York junto a Shakira, Alejandro Sánchez Pizarro (Sanz, su apellido artístico) y otros artistas y presidentes que forman parte de un alegre proyecto de filantropía internacional; político en busca de parecer alivianado, heredero de las glorias del neologista Fox y sus borguismos, el jefe de la Banda de la Bici Resbaladiza tuvo ánimos creativos para jugar con las palabras al decir que “la clave yo creo que de todo gobierno no sólo es admitir un compromiso concreto, también es clavarse uno personalmente con el compromiso” . Clavado el buen Felipe clavadista en clave, de tal manera que aun cuando el caso de las explosiones de Morelia se enreda cada día más, con los narcotraficantes asumiendo papeles de presuntos justicieros y gobernantes, se cree con autoridad plena para hablar “ante el mundo” de terrorismo y dar consejos en su tratamiento. Felipe el Grande, presentado como impulsor de privatizaciones petroleras en reunión con la Foreign Policy Association (clasificación que de inmediato rechazó), que se infla desmesuradamente al salir del infierno local en que sus características normales son la brevedad y la ineficacia. Farol de la ONU y trágica oscuridad de su casa que es magnificado por las lentes de efímero aumento que en su caso son las de las cámaras de televisión.
Otra colección de pequeñeces patalea en busca de pedestales ortopédicos. El IFE Va Zurita cree que no tiene suficiente descrédito y suciedad para enfrentar los comicios del año venidero y, supuestamente, los de 2012, y entonces ha decidido desempolvar el expediente de los comicios fraudulentos de 2006 para castigar… a quienes fueron despojados del triunfo y en protesta emprendieron acciones de resistencia civil mediante un plantón y luego obstruyeron la toma de posesión de quien consideraron espurio. El edificio sabidamente corroído de las instituciones y la legalidad en estos momentos aparece cayéndose a los ojos de los mexicanos todos, y el producto ínfimo de aquella elección (0.56 por ciento, su presunta validez oficial) comprueba con su lamentable ejercicio del poder su precariedad original que sólo mediante inflamientos extremos pudo aparentar “sorpresivos” cierres victoriosos, pero el IFE más desprestigiado hasta la fecha considera llegado el momento de aplicar dudosos criterios jurídicos rígidos y castigar, sí señor, a quienes a pesar de todo mantuvieron a salvo la institucionalidad republicana con un movimiento de protesta pacífico que a fin de cuentas no llevó sus legítimos enojos a las dimensiones que correspondían al fraude electoral y las previsibles consecuencias que por desgracia se han comprobado en estos casi dos años de desgobierno y entreguismo. Eso sí, para compensar lo que en el fondo trata de ser un enjuiciamiento histórico, el mini IFE también pretende imponer castigos a acciones del PAN y del entonces presidente Fox, sanciones pecuniarias que en su caso serán pagadas con gusto, pues lo importante para ellos fue quedarse con Los Pinos haiga sido como haiga sido.
Las tareas de intimidación social continúan, mientras tanto, a pasos acelerados. Cada que pueden, el lic. Calderón y algunos de sus dilectos funcionarios convocan con vehemencia a los mexicanos a que no sean omisos y se sumen a la lucha contra los delincuentes organizados, ya sea mediante la denuncia de esos criminales o mediante acciones cívicas ejemplares. En Villahermosa, un locutor de programas juveniles con gran audiencia en EXA FM, Alejandro Xenón Fonseca, conocido como El padrino Fonseca, la noche de este martes reciente colgaba mantas en las calles convocando a la población a denunciar a narcos y a actuar socialmente contra ellos. En las mantas, con el logotipo del popular programa de El padrino, se planteaba que “El secuestrador vive hasta que el ciudadano quiere”, “No al miedo, al secuestro, a la impunidad, a las mentiras”, e incluso se manifestaba apoyo abierto al químico que gobierna el estado, Andrés Granier. Sabido es que los narcotraficantes hacen uso intensivo del nuevo sistema de comunicación social de las mantas callejeras sin que autoridad alguna ose toparse con esos juglares textiles cuando cumplen sus tareas de difusión, y que a la fecha no ha sido detenido nadie por esa causa probada. En la misma Morelia, “tomada” militarmente luego de las granadas del 15, La Familia coloca mantas, volantea y actúa mediáticamente sin problema alguno. Pero al locutor tabasqueño le cayó la poli local en cuanto comenzó a instalar el tenderete informativo, aunque luego lo dejaron solo, cuando vieron de lo que se trataba. Poco después llegó una camioneta con placas de Estados Unidos y en un abrir y cerrar de ojos el locutor fue abatido por disparos de armas poderosas. Moraleja a punta de cuerno de chivo: que nadie informe, critique o actúe cívicamente contra los gobernantes reales, porque las consecuencias son fatales. Un lector tabasqueño lo planteó así a esta columna: “este crimen no fue por dinero, no fue por venganza, no fue a un narco, no fue entre criminales, fue por alzar la voz”. Te lo digo, Villahermosa, para que lo entiendas, México entero.
Y, mientras afis y pefepés tienen roces peligrosos porque los primeros hicieron una marcha de protesta en demanda de respeto a sus derechos laborales, y los maestros de Morelos continúan presionando sin que las autoridades federales y estatales se decidan a contradecir los dictados gordillistas, y Bush advierte que la economía estadunidense está en peligro, ¡hasta mañana, con un joven más asesinado en el norte del país (Matamoros, Tamaulipas) por militares que ordenaron un alto no visto o no atendido por alguien que en caso de haber cometido infracciones o delitos no tuvo como destino un juzgado o una cárcel, sino la sentencia sumaria de las balas!