■ Perdí el hambre de triunfo cuando se me subió la fama, dijo el andarín
Noé Hernández desea volver a las competencias y dice que sorprenderá
El subcampeón olímpico en Sidney 2000, el marchista Noé Hernández, disfrutó las mieles del éxito, pero igual sufrió decepciones y problemas físicos que ahora, a sus 30 años, lo hacen valorar lo que le ha dado el deporte.
Desde hace varias semanas, el especialista en los 20 kilómetros, oriundo de Chimalhuacán, está de nueva cuenta metido en el entrenamiento diario en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM) y en altitudes cercanas, bajo la batuta de Alberto Cruz, pues quiere recuperar sus tiempos de 1.23-1.24 horas.
“No tengo prisa de obtener un buen resultado. Ya entendí que esto se logra con paciencia, nada de apurarse demasiado, porque la última vez que lo hice me volví a resentir del desgarre en la pierna derecha que me había alejado del deporte”, apuntó resuelto.
Se quejó de que “no hay nadie en la federación (Mexicana de Atletismo) para que me eche la mano, sobre todo en este momento en que estoy de vuelta sin ninguna presión, pero otra vez con el hambre de triunfo”, esa que perdió por andar en la farándula, “porque a todos se nos sube, perdemos el piso, nos marea (la fama)”.
Recordó que la medalla olímpica le llegó “muy joven, a los 22 años. Eso me cambió la vida. De comer chilaquiles a comer carne, ¡uta!, ni tiempo para aprender, pero ahora sí lo valoro y voy a luchar con todo para regresar y, créeme, los voy a sorprender”.