■ El grupo neoyorquino se presenta por primera vez en México
Mercury Rev, caos y belleza
■ En el arte entre más íntimo el contacto es mejor el mensaje: Donahue
Ampliar la imagen Jonathan Donahue, fundador de Mercury Rev
La música no es como la política, por eso no es necesario llegar a audiencias demasiado amplias para cumplir su propósito; por el contrario, en el arte mientras más cercano e íntimo sea el contacto con el receptor siempre será más significativo el mensaje, asegura Jonathan Donahue, fundador del grupo neoyorquino Mercury Rev, banda que se presenta hoy por primera vez en nuestro país, en el Lunario del Auditorio Nacional.
“La evolución del grupo no ha sido una evolución musical, sino ante todo vital”, sostiene Donahue, un proceso que terminó por reflejarse en una producción discográfica llena de contrastes sonoros, y que pasó por una serie de altibajos, a veces a punto de hacer estallar a la agrupación entera.
“Al principio éramos un grupo con personalidades muy fuertes, muy creativas, pero muy explosivas, y sólo podíamos estar juntos por breves periodos, porque corríamos el riesgo de explotar como una bomba atómica. Fue muy difícil convivir entre nosotros y el reflejo está en nuestros primeros discos, donde está latente la creatividad, pero también la fuerza del caos”, sostuvo Donahue durante la entrevista con La Jornada realizada en una cantina coyoacanense.
En uno de los puntos más críticos en 1995, recuerda, los integrantes originales de la banda tuvieron que hacer un alto obligados por el choque de personalidades y la intensidad del trabajo creativo: el propio Jonathan Donahue terminó en cama por una crisis nerviosa, mientras que su compañero Grasshopper se retiró a un monasterio alejado totalmente de la música, y la ahora ex integrante Suzanne Thorpe dejó el rock para dedicarse a su carrera de médico forense.
Pese a esta biografía, los integrantes del grupo no se consideran artistas de culto, pero lo cierto es que su trayectoria ha corrido al margen del río del mainstream del rock alternativo, e incluso cuando intentaron montarse en el boom que generó el festival Lollapalooza en los años 90, fueron literalmente echados durante un concierto en Denver, porque a los organizadores les pareció que sonaban excesivamente ruidosos.
“Creímos que ir al Lollapalooza sería la aventura del rock alternativo, pensamos que ahí podíamos reflejar nuestra propuesta salvaje y ruidosa, pero nos dimos cuenta que Lollapalooza era todo lo contrario, era un festival demasiado conservador”, comenta el vocalista y guitarrista de la banda.
Luego de replantearse el rumbo, Mercury Rev inició una nueva etapa donde la presencia del productor y antiguo integrante del grupo, Dave Fridmann, trastocó el caos y lo convirtió en un remanso a partir de su disco Deserters Songs (1998), un universo sonoro repleto de sinfonías pastorales y atmósferas oníricas perfectas para refugiarse de la vida cotidiana, una producción que les acarreó el aplauso de la crítica y una nueva generación de seguidores fieles.
Con la serenidad de los años, Mercury Rev ahora con Jonathan Donahue, Grasshopper, Carlos Molina, Jason Miranda y Jeff Mercel presentan hoy su nueva producción Snowflake midnight, donde podrán escucharse fragmentos de un obra a caballo entre el caos y la belleza. La cita es en el Lunario del Auditorio, a las 22 horas.