Usted está aquí: domingo 28 de septiembre de 2008 Cultura Hay nexos entre la violencia en el país y el “deterioro brutal de la cultura”

■ José Emilio Pacheco, presente en el homenaje a Octavio Paz en El Colegio Nacional

Hay nexos entre la violencia en el país y el “deterioro brutal de la cultura”

■ “¿Cómo entenderá la gente el mundo en que vive si no sabe leer ni pensar?”, cuestionó

■ La lectura de la obra poética del Nobel, “una experiencia de conversión”, apuntó Ramón Xirau

Arturo Jiménez

La importancia de la prosa poética en su obra, la soledad, la realización de nuestro ser, así como sus reflexiones sobre la idea de la revolución, fueron algunos de los temas variados que surgieron la noche del viernes en El Colegio Nacional, durante un homenaje al escritor Octavio Paz (1914-1998), premio Nobel de Literatura.

El poeta José Emilio Pacheco, quien habló sobre la prosa de Paz, comentó que sí veía un nexo entre el atentado en Morelia y la violencia general del país, y el “deterioro brutal de la información, la cultura y el lenguaje; ¿cómo va a entender la gente el mundo en que vive si no sabe leer, si no puede pensar?

“De allí hay que darle la importancia que merece a la prosa de Paz y lo que la prosa ha significado en la historia de la humanidad.

“La civilización comienza con la prosa, con la prosa de Platón, sin eso no hay pensamiento y llegamos a la irracionalidad que estamos viviendo ahora.”

Luego de recordar que Paz dijo que Alfonso Reyes, “al enseñar a decir, nos enseñaba a pensar”, José Emilio Pacheco, quien centró su exposición en los libros Águila o sol y El mono gramático, afirmó: “A 10 años de su muerte, podríamos añadir que Octavio Paz enseña a decir, a pensar, a no estar de acuerdo, a veces ni siquiera con él mismo”.

El poeta devuelve al ensayo “su naturaleza suscitadora y dialogante”, agregó.

Por ello, Pacheco cuestionó que en la actualidad “todos somos suprahipercríticos”, pero “nadie resiste la menor crítica... No leemos ensayos para confirmar nuestras certezas y prejuicios, sino para ponernos a prueba y someternos a una crítica que sólo ocurre en nuestro interior y no aspira a los premios ni teme a los castigos”.

Tras esbozar la compleja relación y diferencia entre la prosa y el verso, Pacheco dijo que, “aún en medio de la gran explosión de estudios paceanos, Águila o sol y El mono gramático siguen siendo de los menos estudiados de sus libros”.

Más adelante, el autor de Las batallas en el desierto planteó: “Águila o sol se encuentra al comienzo de una nueva prosa que dará a la literatura hispanoamericana la más importante de sus etapas”.

Solo, dividido

El filósofo Ramón Xirau, quien no pudo asistir, pero envió un texto, dijo que “para Octavio Paz la soledad no es un fin, sino un punto de partida, un trampolín que permite saltar a un estado de participación”.

Leído por Pacheco, Xirau destacó que “Paz concibe al hombre como un ser completo. Pero este ser total se nos presenta casi siempre dividido, caído, roto en su centro”.

Tras señalar que “nuestra existencia está dirigida a buscar la mitad perdida que debemos alcanzar para llegar a ser”, agregó: “La realización de nuestro ser completo se manifiesta en tres experiencias privilegiadas: la imagen poética, el amor, lo sagrado. Gracias a ellas podemos romper nuestra situación de seres a medias, es decir, nuestra situación de seres solitarios”. Es por eso, afirmó, que la lectura de la obra poética de Paz es una “experiencia de conversión”.

El historiador Enrique Krauze habló sobre la idea de la revolución en Octavio Paz y dijo que ésta fue cambiando de la aceptación al cuestionamiento a lo largo de su vida, casi al final de la cual planteaba sin dudas que, citó al poeta, “el liberalismo democrático es un modo civilizado de convivencia; para mí es el mejor entre todos los que ha concebido la filosofía política”.

Más adelante, Krauze también trajo a cuenta otro planteamiento de Paz, hecho hace dos décadas: “Debemos repensar nuestra tradición, renovarla, buscar la reconciliación de las dos grandes tradiciones políticas de la modernidad: el liberalismo y el socialismo”.

El investigador dijo que éste quizá todavía sea “el tema de nuestro tiempo, la convergencia, aplazada siempre, entre la fraternidad y la libertad”.

 
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