La vorágine de los libros

■ Quino, contra su filosofía, firmó autógrafos a sus seguidores en la FIL

“No me siento tiranizado por Mafalda, más bien acompañado”

Ericka Montaño Garfias (Enviada)

Guadalajara, Jal., 30 de noviembre de 2008. La presencia de Joaquín Lavado, mejor conocido como Quino, siempre causa expectativa y convoca a miles de mafaldadictos, a quienes poco importa que el dibujante no trace a la “nena”, como él la llama, desde hace 35 años. Mejor dicho, la dibuja para cuestiones muy puntuales, como campañas en favor de los derechos infantiles o de la lectura.

Mafalda lo sigue a todos lados, “pero no me siento tiranizado por ella, sino acompañado”, dijo en conferencia, antes de su encuentro con el público en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

Vino a presentar su libro Mafalda inédita, que se publica en México 10 años después de su aparición en Argentina. Hizo su magia y convocó a cientos de personas que vivieron una gran desilusión: su filosofía del autógrafo. “No entiendo eso de que pidan autógrafo, porque hago la misma firma que ya va publicada en el libro. De todas maneras voy a firmar en el módulo de Tusquets.”

Aprovechó la ocasión para señalar lo apócrifo que le han adjudicado: la muerte de Mafalda, la historia del nacimiento al revés (nacer en un geriátrico y morir durante el orgasmo de la procreación) y ese grito: “¡Paren el mundo, que me quiero bajar!”

“Siempre me preguntan qué cosas le preocuparían a Mafalda, y como soy yo, les diría que estaría preocupadísima por las expectativas que se han creado en todo el planeta sobre lo que hará este pobre hombre (Barak Obama, presidente electo de Estados Unidos). Ha mejorado la imagen de ese país. Después de que uno lee La cabaña del tío Tom y se entera de las condiciones en que vivían los negros en Estados Unidos, que uno llegue a presidente me conmueve, pero no sé cómo hará para enfrentar las expectativas; es peligroso; la gente puede desilusionarse. Es como si hubiera sido el mesías; eso me preocupa mucho.”

Horas antes, en la conferencia de prensa, Quino, quien lleva 52 de sus 76 años como dibujante, se refirió también a su concepto de revolución: “no quisiera decir que es una causa perdida, pero ha cambiado la situación: el poder ya no lo tienen los políticos, sino el capital. Esto de hacer una revolución y derrocar un gobierno no significa que cambiarán las cosas. En la Revolución Francesa sabías que con matar al rey cambiaban. Ahora, ¿a quién matas? Pensaría en Bush, pero me doy cuenta de que eso no cambia nada, porque detrás de él está todo el equipo que tenía durante la invasión a Irak, y creo que ellos son los que mandan. No sé por quién estará manejado Obama, supongo que tratará de imponer sus políticas. Bueno, sabemos que la lucha armada no funciona.

“Las revoluciones que vemos ya no son así, son las que están haciendo países como China e India. No sé cuánto durará como revolución, pero sé que cambiará la balanza del poder en este siglo.”

De seguir dibujando a Mafalda, “seguiría criticando la estupidez de la guerra y por qué el humano no logra lo que ha logrado Daniel Baremboim con su orquesta palestino-israelí. Son las preguntas que uno se hace y nadie responde”.

Las tiras que integran Mafalda inédita no se habían publicado porque se ocupan de hechos muy puntuales: Vietnam, el Che –que no se sabía dónde estaba–, golpes de Estado –Chile y Argentina–; “se salían del tema específico de Mafalda, y sin una explicación hubiera sido difícil que se entendieran”. Por eso los dibujos van acompañados de un texto de Silvia Walger, que sirve de repaso de la historia latinoamericana de la segunda mitad del siglo pasado.

Refirió su extrañeza porque aún se leen sus tiras: “Quisiera que la gente me explicara. Creo que es porque los problemas aún son actuales”.