■ Programa para ancianos en EU desperdicia dinero en esos estudios, según expertos
Las tomografías computarizadas no son útiles contra cardiopatías
■ Son costosas, los resultados son ambiguos y la alta exposición a los rayos X causaría cáncer de pecho o pulmón, señalan especialistas
■ No sustituyen la angiografía coronaria, precisan
Ampliar la imagen Quirófano del Instituto Nacional de Pediatría Foto: Fabrizio León Diez
Boston, 1º de diciembre. El programa federal de salud de Estados Unidos para los ancianos Medicare gasta dinero en controles por tomografías computarizadas (TC), sin evidencia clara que muestre su utilidad para combatir problemas cardiacos, indicaron expertos en una publicación reciente.
Los comentarios de los científicos fueron publicados en New England Journal of Medicine, junto a un estudio sobre los beneficios de las tomografías de corazón.
Los controles por TC, usados para el diagnóstico de bloqueos en arterias coronarias, son un caso en el que el gobierno estadunidense parece estar desperdiciando dinero porque las presiones para pagar análisis de alta tecnología han superado la evidencia científica sobre su pertinencia, indicaron los expertos en la revista.
Otro ejemplo del mismo problema son los controles con tomografías por emisión de positrones, o TEP, empleados para evaluar la demencia en los pacientes con Alzheimer, manifestó una de las autoras de la investigación, la cardióloga Rita Redberg, de la Universidad de California en San Francisco.
El estudio publicado por la revista reveló que las costosas tomografías pueden detectar el estrechamiento arterial en las personas de sospecha de enfermedad cardiaca casi de la misma forma que los controles tradicionales, en los cuales los médicos insertan un catéter en el corazón.
Expertos de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, hallaron que la TC tenía 93 por ciento de precisión, igual que la cateterización cardiaca sin sometimiento del paciente a un procedimiento agresivo.
En un comunicado, el cardiólogo Joao Lima, uno de los investigadores, dijo que los controles por TC son “una herramienta de diagnóstico alternativa” que los médicos pueden usar para descartar o comprobar bloqueos coronarios cuando otros análisis más indirectos para evaluar el flujo sanguíneo son poco claros o implican un riesgo particular para un paciente.
El estudio, financiado en parte por una compañía que fabrica una marca de tomógrafos, Sistemas Médicos Toshiba, concluyó que esos aparatos “en el presente no pueden remplazar la angiografía coronaria”.
Sistemas Médicos Toshiba es una unidad del fabricante electrónico japonés de ese nombre.
En la angiografía se inserta una vía intravenosa por medio del brazo o la ingle. Luego, se pasa una sonda delgada, llamada catéter, a través de la vía y se lleva cuidadosamente hasta una de las arterias del corazón. Imágenes de rayos X ayudan al médico a observar dónde debe colocar el catéter.
Una vez que el catéter está en el sitio, se inyecta el material de contraste, que ayuda a resaltar cualquier obstrucción en el flujo sanguíneo.
La coautora del estudio Judith Walsh señaló que el problema no es sólo que los tomógrafos no son aún tan buenos como la angiografía, sino que la cantidad de radiación recibida en una tomografía es el doble, el triple o el cuádruple de la que afecta a una persona durante la intervención tradicional.
Esta mayor exposición a rayos X podría aumentar el riesgo de cáncer de pecho o de pulmón, otro problema que debería estudiarse, dijo Redberg.
Inclusive si un problema es detectado por medio de una TC del corazón, los médicos deben realizar más pruebas y procedimientos. Con la angiografía convencional, si los médicos encuentran un vaso sanguíneo obstruido, suelen desbloquearlo en el momento.
Otro de los inconvenientes de las tomografías es su costo.
Aunque una angiografía vale unos 900 dólares y una TC del corazón puede costar unos 700 dólares, al menos en 25 por ciento de los casos los resultados de la tomografía son ambiguos, por lo que se requieren más estudios que elevan los gastos, indicó Redberg.