■ La notable poeta y dramaturga lega una obra “bella, asombrosa y mítica”
Falleció Enriqueta Ochoa, incansable forjadora de generaciones de escritores
Ampliar la imagen Enriqueta Ochoa, en imagen del pasado 18 de mayo, muestra la medalla de oro de Bellas Artes que recibió aquella noche Foto: María Luisa Severiano
La poeta y dramaturga Enriqueta Ochoa (Torreón, Coahuila, 1928), perteneciente a la generación de los 50, en la que se ubican también poetas y escritores como Rosario Castellanos y Jaime Sabines, falleció la tarde de este lunes a causa de una trombosis intestinal.
El pasado mayo, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) le rindió un homenaje por sus 80 años y para reconocer su trayectoria artística y literaria, cuya obra fue calificada como “bella, asombrosa y mítica”; en ese acto también fue distinguida con la medalla de oro que otorga el INBA.
Incansable formadora de nuevas generaciones de escritores, de la maestra Ochoa se ha destacado que su trabajo poético lo desarrolló “entre la religiosidad y el arrebato humano ante sus propias imperfecciones”.
A los 27 años dejó su natal Torreón para trasladarse a la ciudad de México. Aquí llegó para estudiar teatro y realizó sus primeras obras para niños, haciendo adaptaciones de cuentos infantiles clásicos sin abandonar la poesía, la cual, apuntó en su momento el escritor Carlos Montemayor, “tiene un estrecho parentesco con Elizabeth Barret, Emily Dickinson y otras poetas de la familia de las desgarradas”.
Entre sus obras figuran Las urgencias de un Dios (1950), Los himnos del cielo (1968), Las vírgenes terrestres (1970), Retorno de Electra (1978), Bajo el oro pequeño de los trigos (antología poética, 1947-1996), Canción de Moisés (1984) y Asaltos a la memoria (2004).
Entre los reconocimientos que obtuvo destacan la creación, en 1994, del Premio Nacional de Poesía que lleva su nombre y el de La Paca de Oro, 1979, como hija predilecta de Coahuila. Sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, alemán y japonés.
Sus restos serán velados hoy en la agencia funeraria Gayosso, ubicada en Félix Cuevas. Le sobreviven su hija, la también poeta, Marianne Toussaint, y sus nietas Alejandra, Ana Sofía y Julia