Ciudad Perdida
■ Derrotas a priori del ejército azul
■ Cuevas, Vinalay, Gómez del Campo...
El autodenominado ejército azul, que encabeza el ex secretario de Felipe Calderón, César Nava, perdió ya su primera batalla en una de las dos delegaciones que gobierna el PAN. Se trata, desde luego, de Miguel Hidalgo, donde la delegada, Gabriela Cuevas, se ha encargado de matar cualquier aspiración azul en la demarcación, donde día con día algún grupo vecinal se suma a las protestas en contra de su desgobierno.
Hasta donde nos cuentan Nava ha tratado, infructuosamente, de acercarse a los habitantes de la delegación que están en descuerdo con la forma de gobierno de la panista, y lo que es peor, dicen que si Nava trae la escuela de Felipe Calderón, “a lo mejor las cosas se ponen peor”.
También aseguran que no habrá ningún contacto con los azules mientras la señora Cuevas siga con la idea de construir los pasos subterráneos que pretende, y que prendieron la mecha de la inconformidad, después de un par de años de mirar que la delegada sólo sirve para levantar ataques en contra del Gobierno del DF, y no hace nada por la demarcación.
Y si allí escasean los soldados, en Benito Juárez, el otro bastión panista en el Distrito Federal, Alfredo Vanalay, quien busca la jefatura delegacional por medio de un desorbitado gasto en anuncios de todo tamaño, ha ido mermando las huestes de ese ejército con la campaña mentirosa que mantiene en aquel lugar, y que exacerba los ánimos de los habitantes de la demarcación.
Pero volviendo a Miguel Hidalgo, el escándalo aumenta conforme pasa el tiempo. Cuevas continúa en la idea de enfrentar con acusaciones, que no pasan de lo mediático, a las autoridades de Medio Ambiente del Distrito Federal, en tanto que organizaciones de todos tipos y colores, se suman en contra no sólo de sus pretendidos “deprimidos” en las Lomas y Polanco, sino también de su manera de gobernar.
La situación de la delegada es ya insostenible, pero eso no lo dicen los políticos panistas, que en otros casos ya estarían alzando la voz para reclamar las renuncias, sino los habitantes de las diferentes colonias que conforman la Miguel Hidalgo, que ven en la jefa delegacional el mismo signo que con Vicente Fox, y Calderón, ha impuesto el panismo en todo el país: el engaño.
Como asegura el lugar común: lo peor está por venir, porque si las encuestas de los meses recientes son ciertas, los azules están muy fuertes en Benito Juárez, o estaban hasta la insultante campaña propagandística de Vinalay por acomodarse, antes de tiempo, en el ánimo de los votantes.
Tal vez la campaña del joven iluminado que se exhibe en los espectaculares del Periférico no sea suficiente para que la gente perdone el gasto excesivo que el diputado local ha realizado para promover su imagen, porque eso de que sólo ha erogado un par o 300 mil pesos en su campaña es, a ojos vistas, otra mentira azul.
Será necesario que el diputado, que recibió de Víctor Hugo Círigo, el chuchito inserto en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, 75 mil pesos para promover su informe, transparente sus gastos y explique, por ejemplo, que uno de quienes lo apoyan en los espectaculares del Periférico podría ser el tristemente célebre Federico Döring.
En fin, de seguir por ese camino, el autodenominado ejército azul está derrotado antes de iniciar la batalla. Ni modo.
De pasadita
Entre los panistas de esta ciudad se dice, cada vez con mayor fuerza, que la llegada de César Nava obedece sin duda a su deseo de sacar la cabeza en las contiendas políticas, pero que su arribo, un tanto intempestivo, se debe al fracaso rotundo de Mariana Gómez del Campo, a quien Felipe Calderón impuso en la presidencia panista en el DF, y la urgencia de rescatar lo que sea en las próximas elecciones.