■ El género femenino, el más vulnerable en situaciones de guerra
Ha protegido ACNUR a 33 millones de personas cuya vida es amenazada
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha protegido aproximadamente a 32.9 millones de personas, de las cuales dos terceras partes son mujeres y niñas, cuya vida, libertad y seguridad se encuentran amenazadas, declaró la asistente principal de protección a refugiados de esa instancia, Georgina Maza Padilla.
Al participar en un acto de reconocimiento a las mujeres refugiadas, en el Museo de las Culturas Populares de Coyoacán, indicó que la violencia contra las mujeres y las niñas persiste sin disminución en todos los continentes, países y todas las culturas, tal como en su momento lo señaló el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
Las guerras, los desplazamientos forzados, la violencia al interior de la familia, la agresión extranjera, son algunos de los múltiples factores que orillan al género a buscar protección en otros países, refirió.
Por desplazamientos forzados y como estrategia de guerra suele utilizarse la violencia sexual por parte de actores armados en su lucha por controlar territorios; la violencia puede incluir desde abusos hasta mutilaciones sexuales.
Estas violaciones a los derechos humanos de las mujeres se utilizan para humillar o aterrorizar al enemigo, así como para obtener información. Además, se registra el reclutamiento forzado de niñas y mujeres para usarlas como esclavas sexuales, informantes, prostituirlas, y como trabajadoras forzadas; muchas presentan el riesgo de embarazos no deseados y de contagio de enfermedades de transmisión sexual.
Maza dijo que si bien se tienen testimonios y datos, falta recopilación y un registro adecuado de la información sobre la situación de las niñas y mujeres refugiadas.
A su vez, la coordinadora general de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiadas, María Luisa García Hernández, refirió que esa instancia desconcentrada de la Secretaría de Gobernación ha establecido como prioridad dar solución permanente al problema de los refugiados en México.
Recordó la vocación hospitalaria de nuestro país, así como los momentos en que se dio asilo a españoles y sudamericanos a causa de la guerra civil y regímenes autoritarios que vivieron en sus países.
En los últimos años, comentó, han llegado a México mujeres y niñas de países como Colombia, Guatemala, Haití, El Congo e Irak, entre otros. En el caso de los campesinos guatemaltecos y sus esposas, cuyo retorno a su país se inició en 1993, destacó el papel de liderazgo de las mujeres.
En México, recordó, se otorga el asilo por motivos de persecución religiosa, de ideas políticas, violencia de género y otras razones.
Admitió que una de los retos institucionales es crear un esquema de atención integral a las mujeres y niñas, así como el acceso a la justicia, a los servicios, al mercado laboral y ampliar su participación en la sociedad civil.
Pilar Rodríguez, asistente de la Coordinación de Refugiados de Amnistía Internacional-México, destacó que las mujeres y los niños son los principales afectados por los movimientos armados, además de que la violencia contra el género en situaciones de guerra es sistemática, con efectos devastadores por la ruptura con su familia, hogar, amigas, idioma, alimentación, cultura, etcétera. Lo grave es que son víctimas del aborto forzado, de la trata de blancas, del contagio de enfermedades sexuales, de secuestro, de reclutamiento forzoso, entre otros males.