■ Narró su recién concluida travesía en kayak
El temor te mantiene vivo, relató Abraham Levy
“Al llegar a las costas de Jalisco me decían: ¿y el yate que te viene siguiendo dónde está? No, vengo solo en esta cascarita”, recordó Abraham Levy.
En conferencia de prensa, el viajero relató algunas de sus vivencias tras recorrer los más de 11 mil kilómetros de costas que tiene México a bordo de un kayak.
El sonido de la noche, la mar encrestada y la música del viento aún resuenan en su cabeza. Pero no todo fue fácil, también hubo cocodrilos, coyotes, golpes de una ballena y un lobo de mar, así como vientos huracanados de hasta 110 kilómetros por hora y olas de 10 metros de altura.
“Soy una persona de carne y hueso y sentí miedo muchas veces porque el mar es un lugar inmenso, inhóspito, pero también bellísimo”, confesó.
Sin embargo, dijo también que el temor es importante porque “se convierte en precaución y te mantiene vivo”.
Dos veces pensó en abandonar la travesía. La primera, cuando olvidó cargar su comida en Baja California y pasó un día hambriento; la segunda, en Michoacán cuando perdió la prudencia en una jornada de oleaje fuerte, las ondas lo revolcaron y al abrir los ojos vio que estaba a sólo 20 centímetros de las rocas.
Entonces recordó lo que alguna vez le dijo un viejo maestro: “cuando sientes que ya no puedes es cuando realmente empiezas a demostrar de qué eres capaz”.
Abraham Levy partió de Coatzacoalcos, Veracruz, el 4 de octubre de 2007 y concluyó en Puerto Chiapas el pasado viernes.
Navegó solo, cargando equipo de supervivencia mínima y consumió cuatro litros de agua por día en invierno y hasta 12 en cada jornada veraniega.