■ Muestran una fractura craneal, sin que todavía se determine si es causa del fallecimiento
Los restos que analiza PGR corresponden a alguien fallecido hace cerca de un año
■ Finalizarán mañana o el martes peritajes genéticos para definir si se trata de Silvia Vargas
■ La familia de la joven secuestrada mantendrá silencio hasta la conclusión de las pesquisas
Ampliar la imagen Policías federales resguardan el viernes pasado un inmueble en la delegación de Tlalpan donde fueron encontrados restos de una persona asesinada. La Procuraduría General de la República investiga si corresponden a Silvia Vargas Escalera, quien fue secuestrada en septiembre del año pasado Foto: Alfredo Domínguez
La Procuraduría General de la República (PGR) concluirá mañana o el martes los peritajes genéticos que realiza a los restos humanos encontrados en Bellavista 51, en el poblado de San Miguel Xicalco, delegación de Tlalpan, para establecer si corresponden a Silvia Vargas Escalera –hija de Nelson Vargas, ex titular de la Comisión Nacional del Deporte (Conade)–, quien fue secuestrada hace un año, dos meses y 16 días.
Hasta el momento esos peritajes han revelado que los restos corresponden a una persona fallecida hace aproximadamente un año y muestran una fractura craneal, sin que ésta se haya establecido como causa del deceso ni si es producto de un golpe con objeto contundente.
En ese contexto, según funcionarios de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), fue trasladado del penal de Barrientos, en el estado de México, a la PGR el sujeto que proporcionó la información acerca del domicilio mencionado y afirmó que allí se dio muerte a Silvia Vargas Escalera.
Aun cuando la dependencia que dirige Eduardo Medina Mora no ha oficializado el traslado del preso ni ha dado a conocer su identidad, trascendió que ese individuo dijo en la cárcel de Barrientos a otros internos que participó en el plagio de Silvia Vargas y afirmó saber que fue asesinada en dicha dirección.
Fuentes oficiales revelaron que peritos del Gobierno del Distrito Federal y de la PGR trabajaron toda la noche del viernes y las primeras horas del sábado en busca de conocer la identidad de los restos.
Se presume que el inmueble donde fueron encontrados lo restos pertenecía a Los Rojos, banda de secuestradores de la cual forma parte el hermano de un ex chofer de la familia Vargas Escalera.
Sin embargo, apenas se han obtenido muestras que son analizadas para después contrastarlas con las huellas genéticas de la familia Vargas Escalera, con el propósito de determinar científicamente la compatibilidad de genes y evitar errores de identificación.
Los restos fueron trasladados la noche del viernes a las instalaciones del Servicio Médico Forense de la ciudad de México, donde se le practicaron los exámenes y se dio continuidad a las diligencias ministeriales que están a cargo de la SIEDO.
Según los funcionarios entrevistados, la PGR ha estado en contacto permanentemente con Nelson Vargas y Silvia Escalera, madre de la joven plagiada, y les ha proporcionado detalles de los avances de las investigaciones.
Pero los padres mantendrán silencio hasta conocer el resultado final de las pesquisas de la PGR y se concreten los comparativos genéticos, indicaron fuentes cercanas a la familia.
Silvia Vargas Escalera tenía 18 años cuando fue plagiada, el 10 de septiembre de 2007.
Ese día salió de su casa en la colonia San Jerónimo, aproximadamente a las 6:25 horas. Iba a bordo de su camioneta Ford Escape 2001, de color negro, y con placas del Distrito Federal matrícula 221-PSJ.
Vestía gorra, camiseta de color rojo, pantalón de mezclilla y tenis. Iba al colegio Alexander Bain, ubicado en avenida Las Flores, colonia Tlacopac, San Ángel. La familia Vargas Escalera informó a las autoridades que la ruta habitual de Silvia Vargas era tomar la calle Santiago en San Jerónimo, después Luis Cabrera y Periférico hacia el norte hasta Altavista. Luego circulaba por Camino al Desierto de los Leones hasta Las Flores.
Los informes que la familia obtuvo del plagio les indicaban que después de que Silvia fue secuestrada habría sido trasladada hacia la zona de Olivar del Conde, Olivar de los Padres y Santa Fe.
El plagio sólo fue del conocimiento público en agosto de este año, cuando en conferencia de prensa los padres de Silvia revelaron que no había avances en la investigación, a pesar de haber solicitado la intervención de las autoridades federales.
El caso recayó en el comandante de la Agencia Federal de Investigación Benito Roa Lara, quien era entonces director de atención a secuestros en la dirección general de análisis tácticos de la corporación y –según la denuncia del ex comandante de la Policía Federal Preventiva, Javier Herrera Valles– ni siquiera tiene estudios de bachillerato, pero ha ocupado cargos relevantes gracias al apoyo de Genaro García Luna, actual secretario de Seguridad Pública federal.
Después del secuestro de Silvia, su familia localizó la camioneta en que la joven viajaba frente a Mina 144, entre las calles de Héroes y Guerrero, casi frente a instalaciones de la policía capitalina y a tres calles de la SIEDO. A un año de distancia, Nelson Vargas denunció que las autoridades ni siquiera habían practicado alguna diligencia ministerial o pericial en la unidad.
El pasado viernes, cuando Silvia Vargas tendría 20 años, un preso del penal de Barrientos habría dicho a otros internos que él participó en el plagio de la joven y dio detalles de la casa en que habría ocurrido el homicidio.