La vorágine de los libros
■ José Luís Peixoto retrata en su obra a Galveias, su pueblo natal, al sur de Portugal
“Es un honor que mi literatura sea comparada con la de Juan Rulfo”
■ Participó en diversos ciclos en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara
Ampliar la imagen “La comparación con el escritor mexicano tiene que ver con que mis novelas también ocurren en un medio rural, árido, y habla de la muerte, los fantasmas y el pasado”, consideró Peixoto en entrevista Foto: Arturo Campos Cedillo
Guadalajara, Jal. José Luís Peixoto retrata en su obra la parte rural de Portugal, la zona en la que nació y vivió durante 18 años.
Es el lugar donde los fantasmas y la muerte tienen su propia dinámica, un misticismo especial que ha quedado en sus libros y que le ha valido ser comparado con un mexicano: Juan Rulfo.
Peixoto (Galveias, 1974) participó en tres actividades en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara: en el Salón de poesía y en los ciclos Páginas del mundo y El placer de la lectura. Uno de los temas que tratará es el de su más reciente novela, la tercera, titulada Cementerio de pianos.
En su primera visita al país habla con La Jornada de su relación con la obra de Rulfo, el tema rural de su producción frente a la novela urbana y la situación de la literatura en su país:
–La crítica literaria compara su obra con la de Juan Rulfo…
–Es curioso, porque lo leí después de que la gente comenzó a decir eso. A Portugal Rulfo llegó un poco tarde. Hace tres o cuatro años se publicó Pedro Páramo con una buena traducción, en una editorial con buena difusión, y en seguida se publicó El llano en llamas.
“Quedé muy impactado y también lo sentí como un honor muy grande que se pudiera comparar lo que escribo con Juan Rulfo. Creo que la comparación tiene un poco que ver con el hecho de que mis novelas también ocurren en un medio rural, árido, como es esa región en donde nací –al sur de Portugal–, y que también habla un poco de cuestiones como la muerte, los fantasmas, el pasado y la relación de uno con el mundo.”
–¿Por qué ese enfoque en lo rural, mientras lo que priva ahora es la novela urbana?
–Es algo que surge muy natural en mí, porque nací en Galveias, un pueblo que está muy dentro de mi piel.
“Me parece que esa sociedad rural es un poco más humana porque la gente tiene tiempo, pone atención a asuntos esenciales. Muchas veces, en las ciudades, en las vidas más rápidas, uno pierde de vista esas cosas que no son las que te hacen progresar profesionalmente, que no te hacen llegar más adelante en esa carrera que todos corremos, pero que son importantes para tener una vida plena y con una realización personal y humana más efectiva.
“Eso tiene que ser un aspecto que importe a la literatura, porque la literatura misma, aunque no es una ciencia, como la física o la química, es y siempre será fuente de conocimiento, aun cuando sea un conocimiento basado en lo subjetivo y no en los hechos.”
–Es también para decir: “estas son nuestras raíces”.
–Sí, para que nunca perdamos de vista de dónde venimos, quiénes somos. Eso es fundamental, la memoria es una de las cosas más débiles que existen. El olvido es más fuerte que la memoria. Por eso escribir es luchar contra el olvido, es fijar algo y mantener presente lo pasado. Escribir es como un intento de crear conciencia.
“Creo que una persona entre más consciente esté, más preparada está para el mundo, para vivir, para tomar las decisiones correctas en su vida; escribir me parece que debe buscar eso.”
–¿Qué está pasando con la literatura en Portugal?
–Es un país muy pequeño, tiene 10 millones de habitantes, pero también una gran diversidad.
“En literatura hay generaciones de autores mayores que siguen sus recursos en varios niveles; por ejemplo, Lobo Antunes, Saramago y otros.
Política y escritura
“Entre los escritores de mi generación hay mucha gente que busca afirmarse y enseñar lo que hace, que es muy diverso. Casi cada escritor tiene una propuesta muy personal; eso de algún modo tiene que ver con la Revolución de los Claveles (abril de 1974). Así que somos escritores que nacimos en ese año o después o que eran muy niños en esa fecha y no tenían conciencia de lo que estaba pasando.
“Somos la primera generación que nació en democracia, lo cual es un elemento clave, por que está relacionado con la diversidad.
“Ya no estamos frente a una dictadura, que duró 48 años y que tenía tortura, censura, guerra en sus antiguas colonias en África. En ese entonces, si uno escribía sobre la guerra colonial, tomaba una posición tan política como los que escribían sobre rosas, porque escribiendo sobre rosas estaban callando sobre lo que estaba ocurriendo.
“Hoy, afortunadamente, eso no existe tan fuerte. El país aún tiene problemas, pero ninguno es la censura o la tortura.”
–Ya es una literatura libre.
–Sí, y por eso cada uno busca sus referentes en distintas tradiciones. No creo que exista una literatura de ruptura con el pasado, sino una que aprovecha las distintas tradiciones de ese pasado y lo hace desde una forma que depende de cada uno.
“De algún modo la literatura también acaba por reflejar el país y el país tiene lo rural, lo urbano; ésa es una cuestión que está muy presente, porque una parte de Portugal –la que está más cerca del océano– es más desarrollada que la otra. Por eso esa división se encuentra reflejada en lo que se se escribe.
“Se puede decir que hay una parte de autores del mundo rural, más mítico, en la que yo me encuentro, y otra del mundo urbano, más del cotidiano.”