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Finanzas
Repensar los mercados globales
Ampliar la imagen Un hombre reposa en un jardín a mediados de noviembre pasado en Tokio. La segunda economía del orbe entró en recesión por primera vez en siete años durante el tercer trimestre, luego de que la crisis financiera mundial desalentó las exportaciones japonesas Foto: Reuters
El consenso es absoluto: la peor crisis financiera global desde la gran depresión obliga a repensar la estructura de los mercados financieros internacionales y a una mayor cooperación de los principales organismos reguladores, expresaron los directivos de las más importantes instituciones financieras en el Foro Mundial del Conocimiento, en Seúl.
Y en la reunión de las naciones del G-20, celebrada a mediados de noviembre para conversar sobre las reformas financieras, gobernantes de 45 países miembros de la Cumbre Asia Europa (ASEM) prometieron cooperar en la reforma de los sistemas financieros y exhortaron al Fondo Monetario Internacional (FMI) para que “asuma un papel determinante” asesorando a los países que necesitan más ayuda.
Según la información, al menos cinco países han solicitado la ayuda del FMI para inyectar capital a sus economías. El FMI ha acordado prestar 16 mil 500 millones de dólares (mdd) para aliviar el impacto de la crisis financiera en Ucrania, y otros 2 mil mdd a Islandia. Hungría estaría a punto de concretar un “sustancial paquete financiero” con el FMI y la Unión Europea.
Al hablar en el Foro Mundial del Conocimiento, Douglas Feagin, director del grupo de instituciones financieras de Goldman Sachs para Asia, sostuvo que la reforma del sector de servicios financieros es crucial para restablecer el crecimiento económico en EU, Europa y el resto del mundo.
Refiriéndose a las burbujas de importantes activos, al apalancamiento “insostenible” de los sistemas financieros y a los derivados crediticios mal entendidos y manejados, Feagin expresa: “Vamos tener que cambiar a través de todas estas áreas –burbujas de activos, desapalancamiento y reforma de los principales mercados de valores– para construir las bases de un nuevo crecimiento económico”.
Mientras, los temores de una recesión global siguen gravitando sobre los mercados financieros, pese a que muchos países –como Australia, Japón, Corea del Sur, Singapur, Kuwait y Arabia Saudita– han anunciado nuevas medidas financieras y reguladoras para apuntalar sus sistemas financieros y sus divisas y promover la confianza.
Hasta ahora, los gobiernos se han comprometido a erogar alrededor de 4 billones de dólares para rescatar bancos y restablecer los mercados de dinero. China, Corea del Sur, Japón y 10 países del sudeste asiático han prometido crear un fondo de 80 mil mdd para combatir la especulación monetaria.
“Por primera vez vamos a ver una unión entre sector público y privado y un ataque coordinado mundial contra algunas de las debilidades subyacentes de nuestra economía global”, dice Steve Ellis, director administrativo de la consultora Bain & Company.
“Si continuamos actuando como la economía verdaderamente globalizada que somos, y mantenemos esa estrecha cooperación entre sector público y privado para consolidar los flujos de capital, reforzar el crecimiento económico y resolver algunos de los apremiantes problemas que enfrenta el planeta, creo que podríamos ver esto como un verdadero catalizador.”
Aunque hubo consenso entre quienes tomaron la palabra en el foro respecto de la necesidad de una reforma integral del sistema financiero global, la opinión se dividió entre los que claman por un organismo regulador universal y los que apoyan una mayor y más estrecha cooperación entre los principales organismos reguladores del mundo.
El inglés Leon Brittan, vicepresidente del banco de inversión UBS, se mostró escéptico ante la sugerencia del ex primer ministro irlandés Bertie Ahern de crear un organismo regulador universal. Brittan, ex vicepresidente de la Comisión Europea, duda que sea la solución correcta en virtud de la existencia del FMI y del Banco Mundial, así como por el tiempo y los significativos retos que implicaría un organismo de este tipo.
Brittan dice que un “camino más prometedor” sería un “colegio de entidades reguladoras –y no un nuevo superregulador– que trabajara estrechamente con cada país en particular para adoptar regulaciones específicas. Será importante una mayor cooperación entre reguladores internacionales”.
Coincidiendo con Brittan, Jeffrey Shafer, vicepresidente de banca global de Citigroup, critica a quienes exigen un “organismo universal sin responsabilidad democrática directa”, pues sería “una torre de marfil y un desperdicio de energía”.
En EU, Shafer, ex subsecretario del Tesoro, aboga por poner mayor atención en las funciones reguladoras, más que en instituciones particulares. Los organismos reguladores, dice, son necesarios para analizar los riesgos sistémicos y la actividad de las instituciones financieras en particular. “Estas instituciones sistémicas deben tener el poder de intervenir y obligar a las instituciones particulares cuando surjan desequilibrios importantes”, dice.
Sin duda supervisar los marcos reguladores financieros del mundo es una tarea arriesgada porque, aunque las malas regulaciones pueden generar crisis, no es seguro que las regulaciones buenas puedan evitarlas, advierte Paul Tregidgo, vicepresidente de inversión de Credit Suisse.
La cuestión fundamental, “el núcleo de la tormenta (financiera)”, radica en cómo se crean, evalúan, distribuyen y regulan los riesgos, y ése es uno de los problemas que deben atenderse, dice. “Cuándo creamos riesgo, ¿sabemos en verdad lo que estamos creando? Cuándo evaluamos el riesgo, ¿en realidad lo evaluamos en un mundo de conectividad global? ¿Entendemos costo y precio del riesgo en relación con otros instrumentos? ¿Entendemos cuando es un estrés que no hemos experimentado antes, y que finalmente, cuando distribuimos riesgo, lo distribuimos de verdad?”
Tregidgo agrega que se requiere una supervisión más estrecha respecto de la manera en que los más importantes intermediarios financieros evalúan y valoran los riesgos. “Es momento de un nuevo acuerdo regulatorio, pero un acuerdo regulatorio, hablando en términos generales, debe equilibrar la complejidad y la conectividad de la que he hablado. Yo sugeriría una regulación mínima, pero poderosa en letra y espíritu, porque la innovación no se va a ir y se debe fomentar. Pero la innovación no puede manejar el sistema.”
Seguramente hay diversas opiniones sobre cómo equilibrar la supervisión reguladora y la innovación financiera para estimular el crecimiento económico. Pero durante los próximos años el tema será la “desestructuración” o los cambios estructurales de bancos e instituciones financieras, asegura Michael Gordon, director de inversiones institucionales y gerente de fondos en Fidelity International.
“La meta de la regulación es proporcionarnos un mundo financiero más sencillo –dice Gordon–. Podemos esperar un mundo donde los bancos sean como los de antes, los agentes de bolsa como los tradicionales, las finanzas corporativas vuelvan a ser una actividad por sí misma, los gerentes sean solamente gerentes, y cosas similares. Habrá cierta tendencia a volver a la simplicidad y alejarse de la complejidad. Pienso que confiaremos menos en nuevos modelos financieros.”
Por lo pronto, los esfuerzos concertados de los bancos centrales y de las principales instituciones financieras del mundo entero que han inyectado liquidez para resolver la crisis crediticia global han funcionado, dice Feagin, de Goldman Sach’s. “La gente comienza a apreciar la reapertura de los mercados. Creo que hemos visto algunas acciones bastante dramáticas y otras muy positivas, pero hay enorme incertidumbre, y se van a necesitar muchos años para que se disipe por completo.”
Fuente: EIU
Traducción de texto: Jorge Anaya