Usted está aquí: miércoles 10 de diciembre de 2008 Capital El Seguro de Desempleo, esperanza de cientos para pasar las fiestas navideñas

■ Muchos no han podido completar el trámite para obtener la ayuda mensual de $1,500

El Seguro de Desempleo, esperanza de cientos para pasar las fiestas navideñas

■ Angustia y desesperación, sobre todo en mexiquenses, que no pueden acceder al programa

Laura Gómez Flores

Ampliar la imagen Módulo de atención de solicitantes del Seguro de Desempleo, instalado junto al Palacio de los Deportes. Muchos residentes del Distrito Federal, e incluso del estado de México, acuden a diario a entregar los papeles requeridos o solicitar información Módulo de atención de solicitantes del Seguro de Desempleo, instalado junto al Palacio de los Deportes. Muchos residentes del Distrito Federal, e incluso del estado de México, acuden a diario a entregar los papeles requeridos o solicitar información Foto: Archivo La Jornada

Cientos de personas interrumpen su camino en el transbordo de la estación Pino Suárez del Metro. La esperanza de contar con ayuda económica de mil 500 pesos mensuales mientras encuentran trabajo y pasar las fiestas navideñas sin “tanta premura” las hace solicitar informes o bien entregar los papeles requeridos para ser beneficiarias del Seguro de Desempleo.

La angustia, sin embargo, se refleja en muchos rostros, principalmente entre mujeres provenientes del estado de México, quienes no pueden acceder a este programa del Gobierno del Distrito Federal y están en la “cima de la desesperación, por las deudas contraídas en el año con tarjetas de crédito o prestamistas, cuyos intereses no se diferencian y rebasan 70 por ciento anual, comentan algunas.

La edad y la falta de experiencia son las principales “trabas” que ponen las empresas para contratar nuevo personal, coinciden José Antonio Posadas, María Eugenia Martínez, María del Carmen Serna y Antonio Saucedo, entre otros. Este último considera que “vivir en el sexenio del empleo mal pagado” ha provocado que muchos negocios roten personal obligando a hombres y mujeres a acceder a la informalidad, en todas sus variantes.

Mencionó que desde febrero pasado, cuando dejó de trabajar en sistemas de cómputo, maneja un taxi pirata en la zona de Jalalpa, en la delegación Álvaro Obregón, con los riesgos que ello significa, pues sabe que en cualquier momento puede perder la unidad, que alquila en 130 pesos diarios, durante un operativo de verificación de la Secretaría de Transporte y Vialidad, o hasta la vida, porque en esas zonas se atienden los servicios que van hacia El Cuernito o El Pirul, considerados puntos de alto riesgo.

La situación para José Antonio Posadas no es diferente, pues ha buscado diversas formas de ganarse la vida, luego de ser despedido como chofer ejecutivo y mensajero en una empresa dedicada a la venta de tarjetas para Internet. Los 51 años “a cuestas”, reconoce, no le permiten conseguir un trabajo bien remunerado, pues el salario que ofrecen las empresas oscila entre 3 mil y 4 mil pesos mensuales, insuficientes para vivir.

Situación similar enfrenta María Eugenia, de 61 años de edad, quien desde julio pasado no ha podido completar su trámite para acceder al Seguro de Desempleo debido a que los documentos presentados para realizar su baja del Seguro Social no son aceptados por el personal encargado de dicho módulo, que le solicitan una carta membretada de la empresa o una constancia del IMSS.

“Ninguna de las dos he podido entregar porque la empresa Omega Diseño ya no existe, y el documento que me liberó el IMSS, donde se indica que dejé de cotizar porque la empresa ya no cumplió con su pago, no me lo aceptan. Y la situación para mí es cada día más difícil, porque no tengo quien me mantenga”, señaló.

Para María del Carmen, la única salida ha sido trabajar en la limpieza de casas, por un pago diario de cien a 130 pesos, así como vender dulces y gelatinas fuera de su domicilio, pues la pérdida de su esposo, hace cuatro meses, y la independencia económica de dos de sus hijos la han obligado a buscar un empleo y sacar adelante a su pequeño, que cursa la primaria, para que siga estudiando. Así “el día de mañana no sufrirá lo que yo, pues es desesperante tocar cientos de puertas y que ninguna se abra, porque tengo 48 años, y ninguna experiencia”.

Todos confiaron en que podrán acceder al Seguro de Desempleo para cubrir sus gastos de transportación en la búsqueda de empleo, y destinar una parte al pago de renta, luz y gas, “ya no teléfono, pues aun cuando vivimos en el siglo de la tecnología, para muchos tenerlo en la ciudad de México significa un lujo”.

 
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