■ Protestaba contra enmienda presidencial
Joven increpa en público al presidente ruso Medvediev
Moscú, 12 de diciembre. Aunque nadie le gritó hoy “¡espurio!”, el presidente Dimitri Medvediev ya tiene, desde este viernes, algo en común con su colega mexicano Felipe Calderón: haber sido increpado en un acto público por un joven –como hizo allá Andrés Gómez Emilsson–, que aquí responde al nombre de Roman Dobrojotov.
Cuando el titular del Kremlin, en un acto conmemorativo del 15 aniversario de la Constitución, no escatimaba elogios hacia la Carta Magna, el joven, versión rusa del “tocayo Andrés”, desde su sitio en la décima fila frente a la tribuna del orador, alcanzó a gritar: “¡Las enmiendas, una vergüenza! ¡Elecciones libres!”
Dobrojotov se refería a la iniciativa de Medvediev que plantea modificar la Constitución para, entre otras cosas, aumentar el periodo presidencial de cuatro a seis años, algo de lo que él mismo no podría beneficiarse y que, según coinciden en señalar los expertos, parece pensado para el retorno triunfal a la presidencia del actual primer ministro Vladimir Putin.
Tras una forzada pausa, y una vez que logró sobreponerse a la estupefacción, todo esto transmitido en vivo por la televisión local, Medvediev intentó continuar su discurso como si nada hubiera ocurrido: “(…) De acuerdo con la Constitución, los derechos y libertades del hombre determinan el sentido del servicio público. De hecho, estas libertades…”
El joven volvió a interrumpir al mandatario a gritos: “¿Qué libertades? No tenemos ni derechos ni libertades, tampoco elecciones libres…” Más ya no pudo decir el joven porque literalmente le cayeron encima tres guardias de seguridad que, para televisivo bochorno en ceremonia tan solemne, se dispusieron a sacarlo de la sala por la fuerza.
Medvediev trató de minimizar el incidente al afirmar: “No se lo lleven, que se quede y escuche. En realidad, la Constitución se aprobó para que cada uno tenga la posibilidad de expresar su propia opinión. Hay que respetar lo que piensan otros”.
Pero, en medio de la ovación que merecieron las palabras conciliadoras del titular del Kremlin, Román Dobrojotov fue sacado de la sala y llevado a la más cercana delegación de policía. Ciertamente, unas horas después y luego de recibir una severa advertencia, quedó en libertad.
Entretanto, las dos Cámaras del Parlamento ruso –la Duma y el Consejo de la Federación– ya aprobaron las enmiendas constitucionales de Medvediev. Ahora sólo falta que las ratifiquen, en lo que se considera mero trámite, las asambleas legislativas de dos tercios de las repúblicas y regiones que integran la Federación Rusa.