Usted está aquí: sábado 13 de diciembre de 2008 Cultura Proponen redefinir el diálogo norte-sur mediante una muestra

Los trópicos: visiones desde el centro del globo se exhibe en el Museo Martin Gropius Bau

Proponen redefinir el diálogo norte-sur mediante una muestra

■ Artistas contemporáneos confrontan sus obras con piezas de antiguas culturas de varias regiones de la franja ecuatorial

■ Teotihuacán destaca entre las megalópolis de Mesoamérica, dice experta

Eva Usi (Especial para La Jornada)

Ampliar la imagen Esta serpiente emplumada enroscada, de la cultura teotihuacana, que personifica a Quetzalcóatl, figura en la amplia exposición que se presenta en la capital alemana Esta serpiente emplumada enroscada, de la cultura teotihuacana, que personifica a Quetzalcóatl, figura en la amplia exposición que se presenta en la capital alemana Foto: Cortesía Museo Martin Gropius Bau

Berlín. El inclemente invierno que se ha apoderado de Berlín contrasta con la fantasiosa zona climática creada en las salas del Museo Martin Gropius Bau, que alberga la exposición Los trópicos: visiones desde el centro del globo que reúne los clichés y las apreciaciones de artistas contemporáneos en torno a esa franja ecuatorial que circunda la esfera terrestre, que son confrontados con piezas de antiguas culturas que habitaron esas regiones.

Las pinturas sicodélicas del alemán Franz Ackermann, las fotografías de zoológicos europeos de su coterránea Cándida Höfer, en las que se ve a leones tristes y lagartos en cautiverio, así como las imágenes de Hans Christian Schink, que muestran la exuberancia de las cascadas del Iguazú y la majestuosidad de las ruinas de Machu Picchu, reflejan de manera poética el arquetipo europeo sobre esa zona cultural, geográfica y meteorológica cuya temperatura no llega a ser inferior a 18 grados centígrados.

Pinturas del conquistador Pizarro, del gobernador inca Atahualpa y otras del siglo XIX, conviven con indumentaria indígena y telas andinas. Un vestido de novia elaborado con preservativos, en cuya falda hay dibujadas escenas eróticas, alude a los abusos sexuales que sufren las mujeres en Brasil. Fue confeccionado por una asociación de prostitutas de Río de Janeiro.

Largo recorrido

Unos dos centenares de objetos y obras de 40 artistas contemporáneos alternan con milenarias máscaras y altares de sacrificio indonesios, estableciendo un diálogo entre arte antiguo y moderno en un recorrido a lo lago de siete capítulos que abordan desde naturaleza y paisaje, retratos humanos y conflictos de poder, colores, sonidos y música del trópico hasta el barroco tropical y el drama urbano.

La exposición cuestiona si la percepción del mundo y el estilo de vida en esa región comprendida entre los trópicos de Cáncer y de Capricornio, donde se encuentran más de una treintena de países de América Latina, África, Asia y el Pacífico, están determinados por un clima relativamente estable y cálido.

“Nos preguntamos si la historia y la vida cotidiana de las distintas culturas que se han desarrollado y habitan en los trópicos tienen algo en común que las diferencia de otras culturas que se han desarrollado fuera”, afirma la directora del Museo Etnológico de Berlín, Viola König, en conversación con La Jornada.

König, curadora de la muestra junto con Alfons Hug y Peter Junge, se ha especializado en las culturas precolombinas, particularmente de México; ha estudiado la del pueblo aleutiano, en Alaska, y está convencida de que las diferencias entre las culturas de los trópicos y de otras regiones más frías son fundamentales.

“Si uno vive en el frío y tiene que asegurarse de que haya de comer en el invierno inventará otras maneras de sobrevivir que si vive en el trópico.

“Se trata de investigar realmente cómo es esa región, no sólo mediante la visión de artistas que viven o que han nacido ahí, sino también de aquellos que viven fuera de esa zona o temporadas fuera y dentro.

“Estamos abiertos a todo y con ello queremos que los visitantes entiendan que no es tan fácil definir qué son los trópicos, aunque siempre desde el punto de vista del arte”, asegura König.

Una escultura de piedra de Quetzalcoátl recuerda la existencia de Teotihuacán que ya tenía unos 100 mil habitantes entre los años 300 y 800 dC.

La figura enroscada de la serpiente emplumada pertenece a las colecciones del Museo Etnológico y es exhibida por segunda ocasión, después de la exposición Azteken, que tuvo lugar hace cinco años en la capital alemana.

“Ya desde los tiempos prehispánicos había megalópolis en Mesoamérica y Sudamérica; hemos elegido a Teotihuacán y también a la región maya de la época clásica, que hemos comparado con las ruinas en el norte de Chile, donde hubo brevemente un auge en la producción de salitre. Tenían teatros, bares y restaurantes y hoy son ruinas.

“Ahí sabemos por qué florecieron y por qué la población las dejó, porque la economía decayó. Ya nadie necesitaba esa producción de armas, como en la Primera Guerra Mundial.

“En Teotihuacán no lo tenemos tan claro, pero se puede uno imaginar que ya no podían mantener a una ciudad con tantos habitantes. En esa parte de la muestra veo que los visitantes caminan muy reflexivos”, afirma König.

La exposición propone redefinir el diálogo norte-sur y es el preámbulo del llamado Foro Humboldt, que será construido en el corazón de Berlín para presentar a las culturas europeas y no europeas en un plano de igualdad.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.