Telescopio
■ Odiosa deuda de Quito
Valeroso precedente: La prensa más importante de Ecuador (El Comercio y Expreso) pero también el parisino Le Monde y el argentino Clarín destacan que el país declaró ilegítima parte importante de su deuda externa (39 por ciento) tras hacer una auditoría internacional de la misma y, por tanto, no pagará casi 31 millones de dólares ni sus intereses, que vencen el lunes. La deuda consistía en bonos Global y había sido contraída ilegalmente por el ex presidente Gustavo Noboa, después procesado. Uno de los auditores, el argentino Olmos, es hijo del valiente que batalló casi solo durante lustros para conseguir que un juez de su país declarase ilegítima y nula la “deuda odiosa” contraída por la última dictadura argentina. En el caso argentino, ese fallo duerme hace años en el Congreso esperando, esperando, esperando… Enterado del asunto, Rafael Correa decidió actuar y sentó un importante precedente jurídico en América Latina (Estados Unidos ya había repudiado la “deuda odiosa” contraída con Inglaterra por la Confederación Sudista y se había negado a pagar la deuda con España de Cuba contraída cuando era colonia española).
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Sapos y culebras: El obispo-presidente Fernando Lugo vive tiempos difíciles ya que no cuenta con respaldo político propio organizado y, por el contrario, en todas las instituciones paraguayas hay gente de la anterior dictadura. Mientras los campesinos ocupan tierras de los soyeros brasileños o de importantes terratenientes paraguayos (en Caazapá acaban de ocupar un predio y quemar un galpón lleno de maquinarias agrícolas), los jueces se atrincheran para defender sus negociados y privilegios y los parlamentarios conservadores los protegen. El diario ABC publica una entrevista a un constitucionalista que dijo que Lugo podría disolver el Congreso si éste sigue negándose a castigar a jueces corruptos de la Suprema Corte con un juicio político. Por su parte, Última Hora informa que Lugo declaró que “en tiempos de transiciones hay que tragar muchos sapos y culebras” sugiriendo, por un lado, la necesidad de hacer concesiones pero, al mismo tiempo, la transitoriedad de ese tipo de dieta.
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El Mercurio comunica que, tras nueve horas de discusión, la derecha chilena eligió por unanimidad su candidato presidencial, el empresario pinochetista Sebastián Piñera, que ha optado por separar su imagen de la dictadura y por asumir un estilo populachero.