TOROS
La cerveza salvadora
En el cielo estuvo una luna muy redonda, súper brillante y clara en la semana. La luna de las grandes faenas que no apareció ayer en la plaza México. No, no podía aparecer. Por aquí y por allá capotazos a velocidad de coche de Formula I, en medio de un desorden que incluyó la falta de luz en el sexto toro y el torito de regalo. Las sombras se desbandaban, los bostezos se perfilaban y en la noche, atontados por la cerveza y otros aguardientes, los aficionados iniciaban las posadas.
En el ruedo toros de La Punta –es un decir– y un novillín que los aficionados impidieron lidiara ordinariamente un basto y pasado de peso Christian Aguilar. Rebosando euforia, dilatados los poros y las pupilas en ascuas, los cabales seguíamos bebiendo la cerveza milagrosa que, bien fría, calienta. Ya entrados en gastos, la capea pueblerina: Christian anuncia que regalará un toro. ¿Y el reglamento? Después José Luis Angelino repite la operación. Y venga más cerveza para el friecito. El toro regalado es de Xajay y lo lidia José Luis Angelino. Christian, con el coraje en el rostro, se retira a casita,
La ventaja de la más clara y transparente de las cervezas es que los bostezos atontan y no duermen. Total, los cabales de hueso colorado repetimos la locura de asistir de domingo a domingo, aunque seamos unos cuantos. Entre tanta bastedad, Fermín Rivera, quien más toreado puede escalar alturas, hizo lo más torero de la tarde, incluida una riñonuda estocada. Lástima que su personalidad sea tan fría como la noche que necesitaba cerveza. Cabe destacar el toro corrido en segundo lugar que recibió un largo puyazo recargando y llegó a la muleta con recorrido fijo, humillando y fue mucho toro para un Christian Sánchez eléctrico, nervioso.
Sólo queda esperar en la plaza vacía infinita un entretejer de pases naturales después de unas verónicas cargando las suertes. ¿Será pa’ enero?