Astillero

Julio Hernández López
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■ Política veterinaria

■ ¡Oh, no habrá boda!

■ Amago fiscal al ex

Enrique Peña Nieto tranquiliza a la nación al anunciar mediante brevísimo boletín de prensa que no se casará en enero próximo con la actriz de telenovelas conocida como La Gaviota. Tal precisión es un enorme aliciente en medio de la creciente preocupación nacional por la crisis ahora sí reconocida por quienes antes apenas la consideraban una suerte de catarrito económico o un alegre acicate, como en su momento llegó a decir Felipe Calderón (el 16 de enero, en una conferencia anual latinoamericana del Grupo Santander, el panista michoacano dijo: “...bueno, pues a mí, esto del escenario preocupante de 2008, realmente hasta me emociona un poquito, y me asegura que vamos a salir extraordinariamente bien”, pues “en el caso de México, y del equipo mexicano que está al frente del gobierno, a nosotros nos acomoda bien, y nos gusta y nos agudiza el desempeño, el trabajar en un escenario bajo presión”).

Las masas, tan interesadas en conocer el desenlace del romance del sucesor (en varios aspectos) de Arturo Montiel con la actriz de televisión utilizada para asociar la inversión en obra pública con los propósitos electorales de Quique Viudo, habrán de esperar a que se acerquen más los tiempos de destapes. Mientras, habrá de escucharse lo que Carmen Aristegui dijo al recibir una medalla al mérito cívico de parte de la Asamblea Legislativa capitalina, no sólo al denunciar que el régimen duopólico de televisión atenta contra valores básicos de pluralidad y competencia, sino que, por ejemplo, se vivan “fenómenos de sobrexposición anómala en pantallas y coberturas con claros propósitos electorales, como uno de los rumbos de Toluca”.

Manuel Bribiesca Godoy, ex esposo de una intérprete política del sexenio pasado (el apellido de él en inglés, zorro; el de ella, Sahagún) también ofreció a los mexicanos la satisfacción de ver que existe una eficaz persecución de delitos y justicia para tratarlos. Que nadie hable de enriquecimientos ilícitos familiares ni de tráfico de influencias o conflicto de intereses si puede ver con tanta claridad que por minucias fiscales es brevemente sometido al imperio de la ley un miembro de la todavía muy influyente Familia Real (claro, los inconformes de siempre alegarán que no es un miembro verdadero de la citada Familia, sino todo lo contrario, y que se ha aprovechado un resquicio jurídico para apaciguar sus veterinarias burlas y descalificaciones a Chente y Martita).

Guti Carstens continúa, mientras tanto, calibrando las expectativas oficiales de crecimiento para el año venidero (por lo pronto, ínfimo aumento salarial), mientras el Consejo Coordinador Empresarial se desespera por la parálisis de la administración federal y exige que se realice una reunión cumbre para fijar políticas de salvamento (cumbre quiere decir empresarios, líderes charros y gobierno formal, no la gente común y corriente que entre otras cosas se organiza por su lado para defenderse).

Astillas

Enrique Snyder Ocampo relata: “Yo hace 10 años que opté vivir sin tv. No he tenido ningún problema al respecto y sí mucho enriquecimiento leyendo. Mi contacto con el mundo, además de mi círculo cercano, es mediante la Internet. Lo valioso de esto es que puedo decidir qué leer e incluso investigar más a fondo cualquier noticia. La penetración de la tv es superior al 98 por ciento; es decir, más de 98 de cada 100 hogares tienen un aparato de tv. Los dueños de las televisoras sólo empezarán a temblar cuando se encuentren con que sólo 75 por ciento de los hogares tienen televisor. Si la tv dejara de ser un artículo imprescindible estaríamos incluso propiciando un cambio de cultura. Espero en un futuro no lejano que lo natural sea informarse, informar e interactuar mediante la Internet. Además, es buen momento, ahora con la crisis que se avecina, para hacerse de unos pesos por vender su aparato de tv e invertirlos en algo más valioso”... Juan Rodríguez Rojo propone, desde León, que “el último viernes de cada mes sea apagada la televisión y se prenda un libro” y que, en caso de funcionar esa acción, se aumente a dos días de cada semana. Además, sugiere “a quienes nos gusta ver a nuestros ratoncitos verdes, no ver los partidos ni asistir a el estadio donde se presenten; al notar las bajas en las entradas y bajas en las ventas de productos comerciales que patrocinan a los ratones, las televisoras tendrán que ponerse las pilas y empezar a hablar con la verdad”... Un joven periodista de Tamaulipas, cuyo nombre será guardado, y en cuya seriedad informativa confía este columnista, asegura que el miércoles pasado, “entre las 19:30 y 20 horas, la policía federal instaló un retén a la altura de la avenida Luis Caballero y el libramiento Naciones Unidas, en Ciudad Victoria. Al pasar una Suburban le marcaron el alto y el chofer siguió sin parar y fue tiroteado por los agentes. El detalle es que en ese vehículo se menciona que iba la esposa del gobernador de Tamaulipas, Adriana González, quien despacha en las oficinas del DIF, a unas cuadras del retén. La noticia fue ocultada en todos los medios, sólo en ORT- Noticias (un noticiero de radio que pasa de 7 a 10) dieron a conocer la información. La orden de comunicación social a los dueños de los medios es de que no se diga nada”... Mauricia Pérez comenta: “Con unos días de diferencia del avionazo tan sonado (no recuerdo si antes o después) estaba viendo con mi esposo un documental en el canal de NatGeo, sobre tres accidentes aéreos en Estados Unidos, los cuales tardaron años en resolver. Después de ver todo lo que se lleva una investigación de este tipo, llegamos a dos posibles conclusiones: 1), los mexicanos somos realmente tan fregones, como dicen los chistes, y siempre les ganamos a ciudadanos de otros países, o 2), la ‘investigación’ que se hizo aquí fue como las tareas que olvidábamos, o no queríamos hacer en la secundaria y las terminábamos cinco minutos antes de la clase, o sea, ‘balazo’”... Y, mientras el famoso vocero del foxismo, Rubén Aguilar, plantea hoy que se negocie con el narcotráfico para recuperar la paz, lo que en el fondo es una suerte de confesión de que ayer eso se hizo, ¡feliz fin de semana!