Habana 2002-2006
Plegado en forma incondicional a los intereses de Bush, el gobierno de Vicente Fox asumió frente a Cuba un papel de patiño de los intereses del gobierno estadunidense y se prestó a realizar la mayor serie de tropelías e imprudencias de que jamás tenga memoria el pueblo mexicano, de presidente alguno.
Frente a la cada vez mayor actitud de confrontación marcada por el foxismo, un grupo plural de diputados decidimos construir puentes de enlace entre dos países que históricamente han demostrado que existen vínculos y lazos de hermandad que trascienden más allá de sus fronteras.
Los integrantes del grupo de amistad de la Cámara de Diputados nos entrevistamos con el embajador de Cuba en México, don Jorge Bolaños, para comunicarle nuestro deseo de estrechar las relaciones entre ambos países y le manifestamos nuestra decisión de realizar un viaje a La Habana, con una agenda precisa de actividades, que permitiera a los legisladores mexicanos conocer de voz del propio pueblo cubano y de sus dirigentes la opinión sobre los diferentes temas y tópicos de interés común.
Cada legislador que decidió participar en esta actividad lo hizo por decisión propia, nadie fue obligado y cada quien en forma personal pagó el costo del viaje. De esta manera un grupo plural de más de 150 legisladores se hizo presente en La Habana en el mes de enero del año 2002.
La agenda pactada se cumplió puntualmente; reuniones de trabajo con los ministros de Relaciones Exteriores, de Economía, con parlamentarios de la Asamblea del Poder Popular; visitas a los centros de desarrollo tecnológico, a las escuelas y becarios mexicanos que estudian en la isla y entrevistas con los integrantes del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos conformaron una experiencia interesante para aquel grupo plural de legisladores que decidió conocer de cerca las vivencias del pueblo cubano.
Más habíamos tardado en irnos que en desatarse una campaña ofensiva e insultante del gobierno de Fox a través de los medios de comunicación de la derecha mexicana. La respectiva campaña infamante no dejó sin utilizar adjetivo alguno en contra de aquellos legisladores que habíamos decidido acercarnos a ver de cerca la experiencia cubana.
Después de este viaje el gobierno mexicano aceleró el proceso de confrontación con el cubano: el “come y te vas”, la visita de Fox investido como jefe de Estado con la disidencia cubana y el voto de México en Ginebra en contra de Cuba marcaron una etapa de torpezas, confrontaciones y tensiones entre ambas naciones.
La estulticia llevada al extremo, por un presidente del que ahora se sabe sobre sus trastornos emocionales, llevó las cosas entre México y Cuba a un extremo peligroso y delicado.
La expulsión de México del embajador cubano don Jorge Bolaños constituye uno de los actos más bochornosos de la política exterior mexicana. Reducida a su mínima expresión se vio la relación entre ambos países al término de la administración foxista. El empuje y la decisión del pueblo mexicano fue el único impedimento que tuvo Vicente Fox para romper relaciones diplomáticas con Cuba. La solidaridad del pueblo mexicano fue más fuerte que los deseos rupturistas del foxismo.
La actual administración federal, aunque del mismo partido que la anterior, reconoció que tenía que recomponer los desatinos de su antecesor. La primera señal para una recomposición de la relación entre los gobiernos de ambos países fue el nombramiento de un embajador mexicano con experiencia, trayectoria y capaz de ir pegando poco a poco la cristalería fina rota por el foxismo. Las designaciones de Gabriel Jiménez Remus, como embajador de México en Cuba, y de Manuel Francisco Aguilera de la Paz, como representante de Cuba en México, fueron bien recibidas por los dos gobiernos y ambos han realizado un trabajo constructivo en beneficio de los países que representan.
El proceso de acercamiento entre ambas naciones ha sido cauto, sincero y efectivo, con amplias perspectivas para las dos naciones, y ha culminado en una primera etapa con un encuentro bilateral entre los mandatarios de México y Cuba en el contexto de la Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo, realizada en Brasil, donde se reunieron y establecieron una agenda de trabajo y una invitación recíproca para visitar su país.
Por el bien de todos los mexicanos y los pueblos de América, la reconstrucción total de las relaciones entre México y Cuba es un imperativo nacional, que sepulte para siempre la etapa más vergonzosa de la diplomacia mexicana.