■ Es el primer jefe militar sentenciado por la matanza de 800 mil tutsis y hutus moderados
Cadena perpetua al coronel Bagasora por el genocidio en Ruanda en 1994
■ Sobrevivientes y activistas se declaran satisfechos con el fallo del tribunal internacional
Ampliar la imagen El coronel Theoneste Bagasora en la corte del Tribunal Internacional para Crímenes en Ruanda, con sede en Tanzania, poco antes de ser sentenciado por genocidio Foto: Reuters
Kigali, 18 de diciembre. Un año antes de que 800 mil ruandeses fueran sistemáticamente asesinados en una purga genocida de tutsis y hutus moderados, el coronel Theoneste Bagasora abandonó escandalosamente las pláticas de paz para resolver las tensiones étnicas del país centroafricano, con la advertencia de que iría a “prepararse para el Apocalipsis”.
La medida en que el otrora funcionario de alto rango del régimen extremista hutu de Ruanda estaba en condiciones de dar tan certera predicción del genocidio que se desarrolló en 1994 fue confirmada este jueves cuando Bagasora, de 67 años, fue encarcelado por una corte de Naciones Unidas por haber concebido la matanza de sus compatriotas en el nombre de la pureza racial.
Él es el primer miembro de lo que fue la élite gobernante ruandesa en ser encontrado culpable ante el Tribunal Internacional para Crímenes en Ruanda (TICR), con sede en Tanzania, por organizar las matanzas, cometidas por el ejército mayoritariamente hutu, y por miembros de la milicia Interahamwe, formada mayoritariamente por hombres de la misma etnia armados con machetes.
Seis años después de la primera aparición de Bagasora ante el tribunal, los jueces señalaron que el jefe del ministerio de Defensa de Ruanda era responsable de formar, entrenar y armar a la Interahamwe, quienes recibieron órdenes de atacar el avión que traía al presidente hutu, Juvenal Habyarimana, que fue derribado a tiros el 6 de abril de 1994.
Bagasora, quien negó consistentemente estar involucrado en el plan de desaparecer a la minoría tutsi de Ruanda, también fue encontrado culpable de hacer las listas de tutsis influyentes y hutus moderados cuyas casas fueron allanadas por escuadrones de asesinos.
El general Romeo Dallaire, el soldado canadiense que encabezó la misión de paz de la ONU durante el genocidio, declaró que Bagasora fue el “cabecilla” de los asesinatos y narró a la corte cómo el acusado, con toda calma, presidió el comienzo de la campaña contra los tutsis horas después de la muerte del presidente Habyarimana.
En más de 100 días de horror, la matanza se extendió desde Kigali, capital de Ruanda, a cada rincón del diminuto y selvático país africano. Muchas víctimas fueron detenidas en puestos de control de la Interhamwe o el ejército y asesinadas ahí mismo, después que se les identificó como tutsis debido a sus documentos.
En un fallo leído en una atestada pero silenciosa sala en Arusha, el tribunal dictaminó: “El coronel Bagasora es culpable de genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra”. Bagasora no mostró emoción alguna al escuchar el veredicto, antes de ser retirado del recinto para empezar a cumplir su condena a prisión perpetua.
El fallo fue recibido con satisfacción por sobrevivientes del genocidio y activistas que han denunciado que decenas de perpetradores del genocidio permanecen libres, e incluso viven en libertad con nuevas identidades en el extranjero. La Suprema Corte de Londres concluirá este viernes una apelación para extraditar a cuatro ruandeses acusados de estar involucrados en el genocidio y que fueron encontrados con nuevas vidas en Inglaterra.
La responsabilidad de disparar los dos misiles que derribaron el avión del presidente Habyarimana sobre Kigali sigue siendo objeto de una amarga disputa. Un magistrado investigador francés aseguró hace cuatro años que esto fue hecho bajo órdenes de Paul Kagame, el actual presidente ruandés y principal líder rebelde tutsi en ese tiempo. Kagame rechazó furiosamente la acusación e incluso rompió temporalmente relaciones con Francia debido a esto. De lo que no hay duda es que el asesinato fue el catalizador del genocidio.
El tribunal tomó en cuenta evidencias de que más tarde, la noche del 6 de abril, Bagasora presidió un “comité militar de crisis”, a la que siguió el asesinato del primer ministro ruandés y el comienzo de la matanza a manos de miembros de la Interahamwe y la guardia presidencial.
Dallaire, quien permaneció en Ruanda durante los asesinatos, pero a quien la ONU prohibió intervenir con las fuerzas militares, declaró: “Concluí que Bagasora era el cabecilla... Lo que me pareció increíble fue que nunca encontré a nadie que pudiera mantener la calma y la serenidad con todo lo que estaba ocurriendo”.
Antes de presentar pruebas al TICR, el general retirado aseguró que su último encuentro con Basora fue por casualidad, en un hotel de Kigali en 1994, cuando el oficial hutu le apuntó con su pistola y le dijo que la próxima vez que lo viera lo mataría.
Bagasora, arrestado en Camerún en 1997, también fue encontrado responsable de la muerte de diez personas de mantenimiento de paz belgas, en las primeras horas del genocidio, un acto que obligó a que el contingente de Bélgica, que contaba con muy poco armamento, fuera retirado de inmediato.
Gerard Prunier, un eminente historiador francés experto en el genocidio escribió: “Parece ser que en la medida en que es posible que un general organizara toda la operación, esa distinción corresponde al coronel Theoneste Bagasora”.
Durante el juicio surgió evidencia de que el coronel ayudó a redactar un documento que circuló en el ejército, mayoritariamente hutu, en que se describía a los tutsis como “el principal enemigo”. Ruanda tenía mucho tiempo de estar convulsionada por las tensiones étnicas entre los tutsis –una minoría étnica considerada favorecida por los antiguos colonizadores belgas–, y los hutus.
Fue durante conversaciones con Kagame en Tanzania, en 1993, que Bagasora dijo que regresaría a Ruanda para “prepararse para el Apocalipsis”. Se alega que el coronel era el líder de lo que se conocía como Akazu, un grupo de extremistas hutus cercano al presidente Habyarimana y su esposa, que fue el que planeó el genocidio.
En su defensa, los abogados de Bagasora trataron de probar que el asesinato masivo de tutsis no fue organizado y, por lo tanto, no cae en la definición legal de genocidio. Uno de los abogados describió a su cliente como un hombre “de actitud muy fría”. El acusado, por su parte, aseguró ante la corte: “Nunca maté ni di órdenes de que mataran a nadie”.
El veredicto de culpabilidad será visto como nueva evidencia del éxito del TICR. La corte ha dado causa a 42 casos de genocidio y ha culpado a seis acusados, pero será hasta finales de 2009 que dará veredicto en los 39 casos considerados más importantes.
La Asamblea General de la ONU discute actualmente extender el mandato del tribunal.
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca