■ Más de 37% padece la de tipo emocional, revela estudio de Inegi, Unifem e Inmujeres
Sufre violencia intrafamiliar 43% de mujeres de más de 15 años
■ Desde hace 12 años, organizaciones de la sociedad civil vigilan la seguridad de las víctimas
■ En el país, 37 refugios son dirigidos por estos organismos y 26 administrados por el gobierno
Ampliar la imagen Madres e hijos que han vivido agresiones domésticas, resguardados en el refugio Nuevo Día Foto: Carlos Cisneros
En su mundo de terror y fuego sólo queda una estrella. Es muy blanca, pero se está apagando. Iván no quiere que se extinga y dice que lo evitará porque ese lugar es su corazón. Tiene ocho años de edad y durante siete, junto con su mamá, fue víctima de violencia.
Los golpes que su padre le daba con el puño cerrado y le dejaban moretones en cualquier parte del cuerpo eran parte de su cotidianidad. “No sabía que mi hijo estuviera tan dañado, y es mi culpa”, dice su madre.
Todo, por querer dar a sus hijos “una familia, un padre y una casa bonita”, pero “no lo hice; sólo acabé con su niñez”, se lamenta Rosa, quien también llora cuando recuerda que ni siquiera fue capaz de defender a su hijo. “El miedo (al marido) me paralizaba”, dice.
Rosa, Iván y Frida, ésta de cinco años, se encuentran en el refugio de la Fundación Diarq, institución de asistencia privada, adonde llegaron el día en que ella decidió terminar definitivamente la relación con su esposo, después de que éste golpeó de nuevo a Iván porque, según aquél, el niño no supo hacer las sumas que le habían dejado de tarea en la escuela.
Rosa se había ido a trabajar y cuando llegó a casa, su hija le contó la forma como Martín, su marido, golpeó a Iván: con el cinturón, le lanzó objetos y con los puños le pegó en el estómago. Además, durante seis horas obligó al niño a realizar las operaciones aritméticas “para que aprendiera”. Martín también agredía a Rosa, casi siempre porque se atrevía a reclamarle infidelidades reiteradas.
Problema multiplicado
Como Rosa, alrededor de mil 300 mujeres son atendidas en alguno de los 63 refugios para víctimas de violencia intrafamiliar que existen en el país, en los cuales reciben apoyo para liberarse del círculo de agresiones en que viven, aprenden sus derechos y conocen alternativas disponibles para lograr una vida independiente de sus agresores.
Estas mujeres y sus hijos representan una parte mínima de una problemática que a nivel nacional padece 43 por ciento de la población femenina de más de 15 años de edad, la cual, de acuerdo con la información más reciente de la Encuesta sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2006, sufrió algún tipo de violencia con la más reciente de sus parejas.
La investigación, a cargo del Instituto Nacional de Estadística, y Geografía (Inegi), el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem), detectó que de las víctimas, 37.5 por ciento sufrió violencia emocional, 23.4 económica, 19.2 física y nueve por ciento sexual.
Hace cuatro décadas que las mujeres iniciaron el camino para reconocer y exigir su lugar dentro de la sociedad; a la fecha los avances son significativos, explica Laura Martínez, fundadora y directora de la Asociación para el Desarrollo Integral de las Personas Violadas (Adivac), asociación civil, quien expresa las leyes que benefician a la población femenina: Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y para Prevenir y Sancionar la Trata de Personas.
Los refugios para las víctimas de violencia intrafamiliar forman parte de los logros en esta materia, y aunque es responsabilidad del Estado garantizar la seguridad y libertad de sus ciudadanos, esta tarea ha sido asumida desde hace 12 años por organizaciones de la sociedad civil que dirigen 37 de los albergues. Otros 26 son administrados por instancias gubernamentales.
Margarita Guillé Tamayo, directora de la Red Nacional de Refugios, afirmó que ante el panorama de agresiones que padecen las mujeres y sus hijos y la imposibilidad del Estado de protegerlos, las autoridades reconocieron la coadyuvancia de la sociedad civil, que provee a las víctimas de lo elemental para salir adelante.
Y es que en muchas ocasiones las mujeres y sus hijos llegan a los albergues sólo con lo que llevan puesto, tras huir de sus casas. Ahí las dotan de todo, como un primer paso para que se sientan protegidas.
Guillé Tamayo explicó que entre los principales obstáculos que enfrentan las víctimas de violencia familiar están la imposibilidad de valerse por sí mismas y la creencia que casi siempre les infunden sus agresores de que “solas no sirven para nada”.
Así son los casos que llegan a los refugios, como el de la Fundación Diarq, donde las activistas atienden hasta 30 personas de manera simultánea: 10 mujeres con tres hijos, en promedio, aunque ha habido casos de madres que llegan con cinco o seis menores, expresó Susana Franklin, directora de la institución.
Resaltó la importancia de devolverles la autoestima y de que el Estado las apoye para ser independientes en la obtención de un trabajo y una casa, por ejemplo. Sin embargo, dijo Franklin, esto sólo ocurre en el Distrito Federal, donde existen programas sociales con ese fin. Hace apenas unos meses se entregaron las primeras 50 viviendas para mujeres que estuvieron en refugio. También les ofrecen un apoyo económico temporal; sin embargo, aún falta que estrategias como éstas existan en el resto del país.
Desde que llegaron al refugio de la Fundación Diarq, el panorama cambió para Rosa y sus hijos. Los tres han empezado una terapia sicológica. Entre otras actividades, participan en talleres de arte y creación literaria. En este último, la profesora, una escritora, les pidió que hicieran un cuento sobre las cosas importantes de sus vidas.
Ahí fue donde Rosa se percató del daño que tiene Iván, quien padeció con mayor intensidad la violencia de su padre y por quien, hoy, su madre está decidida a cambiar su vida. Todavía no sabe cómo, pero dice que nada le impedirá –“ahora sí”– proteger a sus hijos.
Centros de apoyo a víctimas
Instituto Nacional de las Mujeres. Teléfonos: 01 800 911 25 11. Servicio gratuito las 24 horas del día, todo el año.
Red Nacional de Refugios. Teléfono: 01 800 822 4460
Fundación Diarq. Teléfonos: 5520 4404 y 5202 7866