■ Toman precauciones, para que nadie se lleve recuerdos sin pagarlos
Este sábado, último partido de los Vaqueros en el Texas Stadium
Ampliar la imagen Todo lo que será removido del inmueble, construido en 1971, se dará a ganadores de una subasta por Internet Foto: Ap
Dallas, 19 de diciembre. El Texas Stadium, arena deportiva que durante casi 40 años albergó a los Vaqueros de Dallas de la NFL, será jubilado este sábado con una ceremonia al final del último encuentro de la temporada regular entre Vaqueros y Cuervos de Baltimore, en la que se recordarán los mejores momentos vividos en esa arena durante 37 años.
Para los aficionados del equipo de la estrella solitaria será la última oportunidad garantizada de observar a los Vaqueros en el legendario inmueble.
Las autoridades de Irving, suburbio de Dallas donde se ubica el estadio, han tomado previsiones para evitar que los aficionados traten de llevarse consigo algún recuerdo de la instalación, como ha ocurrido en otras ocasiones en distintas ciudades donde se derrumba un estadio.
Todo lo que está dentro del inmueble, desde los letreros de salida hasta los accesos giratorios, serán removidos y entregados a los ganadores de una subasta por Internet, que reunió más de 245 mil dólares.
El estadio, construido a un costo de 30 millones de dólares, fue inaugurado el 24 de octubre de 1971, con capacidad para 65 mil 675 aficionados.
Desde entonces la estructura ha albergado además de los juegos de los Vaqueros, encuentros de equipos colegiales y preparatorianos, eventos de lucha libre, conciertos musicales y reuniones religiosas multitudinarias, entre otros.
Para los aficionados del futbol americano, el Texas Stadium será recordado por las hazañas realizadas por jugadores como Roger Staubach, Troy Aikman, Emmitt Smith y Michael Irvin. También por el entrenador Tom Landry deambulando por las laterales con su sombrero fedora.
El Texas Stadium nunca albergó un Súper Tazón, pero cinco banderines de campeonato penden alrededor de su característica apertura en el techo.
Los Vaqueros jugarán la próxima temporada en su nueva casa, construida a un costo de mil millones de dólares en Arlington, considerada ya la arena deportiva más moderna del mundo.