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■ Pese al bloqueo impuesto por Estados Unidos, la economía de Cuba se mueve
■ Es una de las que mejores resultados reportan en AL en años recientes
El brutal bloqueo a Cuba, impuesto ilegalmente por Estados Unidos desde febrero de 1962, ha representado para la isla un costo económico acumulado cercano a 100 mil millones de dólares, monto equivalente a dos tantos el producto interno bruto (PIB) actual de la mayor de las Antillas. A punto de conmemorar el 50 aniversario de la revolución, gobierno y pueblo de aquella nación no pueden desestimar el elevado costo económico cubierto por la vileza de quienes han ocupado la Casa Blanca en ese periodo. Severa ha sido la afrenta, pero, como dirían los clásicos, la economía isleña sin embargo se mueve, y muchísimo mejor que otras latinoamericanas que, contrariando la frase atribuida a Galileo Galilei, de plano llevan años estancadas, como la mexicana comprenderá.
A pesar de las severas restricciones, la economía cubana es una de las que mejores resultados reportan en el ámbito latinoamericano en lo que va del siglo XXI, con una tasa anual promedio de crecimiento de 6.2 por ciento (2.3 en México, con miras a empeorar) y un avance del PIB por habitante de 6 por ciento (1.4 para el caso mexicano). Lejos se está de cantar victoria, pero en ambos indicadores el resultado cubano supera por mucho el promedio regional: de 3.67 por ciento en crecimiento, y de 2.33 en producto per cápita.
Poco se conoce sobre el comportamiento económico cubano, pero en esta ocasión la Cepal nos obsequia un paseo por esa realidad. Así, en 2008 tuvo un crecimiento del producto interno bruto de 4.3 por ciento, y una tasa similar en el caso del PIB por habitante. Se estima que el déficit fiscal aumentaría al equivalente a 4.1 por ciento del PIB. La inflación acumulada en el año (4.9 por ciento) fue dos puntos porcentuales más alta que en 2007.
“El año empezó bien”, apunta el organismo regional, alentado por un incremento del turismo de 15 por ciento durante la temporada alta, con lo que el crecimiento en el primer semestre fue de 6 por ciento. Sin embargo, a las altas cotizaciones internacionales de alimentos y petróleo observadas en el primer semestre se sumaron, durante el segundo semestre, las pérdidas cuantiosas debidas a la temporada ciclónica inusualmente activa y a la disminución del precio del níquel, el producto de exportación más importante de Cuba. En relación con el aspecto político, en febrero se produjo un cambio en la presidencia del país, con el nombramiento de Raúl Castro como presidente del Consejo de Estado.
Se estima que en 2009 el crecimiento de la actividad económica será de 4 por ciento. El proceso de reconstrucción llevado a cabo en las regiones afectadas por los ciclones redundaría en mayor crecimiento del sector de la construcción, en especial de viviendas. Las menores cotizaciones internacionales de los alimentos y el petróleo permitirían destinar recursos a un aumento de las importaciones de bienes intermedios y de capital, necesarios para dinamizar la inversión. Las autoridades cubanas esperan que el cambio de administración en Estados Unidos, que se hará efectivo en enero, impulse un cierto relajamiento del bloqueo, especialmente en lo relacionado con la prohibición que existe respecto de los viajes a la isla y de las remesas familiares; lo anterior se traduciría en efectos benéficos para la economía cubana.
Los ingresos tuvieron un adecuado incremento en el primer semestre, pero luego se desaceleraron por el menor crecimiento de la actividad económica y las pérdidas causadas por los temporales. Se estima una caída de 2 por ciento en el año en términos reales. En 2008 se redujeron ligeramente los ingresos por concepto de impuestos de circulación y sobre ventas, impulsados en los dos años anteriores por las compras masivas en el contexto del programa de modernización energética. Otros impuestos también crecieron a una tasa muy baja, o incluso disminuyeron.
Los gastos totales bajaron levemente como porcentaje del PIB debido a la significativa disminución de los gastos de capital, que se redujeron a una tasa cercana a 40 por ciento. Los egresos corrientes aumentaron 10 por ciento, como resultado de la asignación de recursos a la evacuación y la recuperación de las áreas devastadas por los huracanes; el aumento de los subsidios a la población para cubrir el diferencial entre los precios más altos de los alimentos, especialmente los importados, y la canasta básica subsidiada; y los mayores precios de acopio de varios productos agropecuarios, destinados a estimular la producción.
Dado que se mantuvo el equilibrio financiero, las presiones inflacionarias se produjeron por el lado de la oferta. El desabastecimiento de ciertos productos agrícolas después del paso de los huracanes se tradujo en mayores precios. En consecuencia, las autoridades económicas se vieron obligadas a imponer controles de precios a estos productos, para lo cual se utilizó como techo el último precio alcanzado antes de los temporales.
Las tasas de interés activas para los préstamos a empresas en pesos convertibles se redujeron de 9.1 a 9 por ciento, igualándose con las tasas máximas en pesos cubanos. Dada la inflación de 4.9 por ciento, las tasas de interés bajaron en términos reales. La política cambiaria se mantuvo sin alteraciones en 2008. La deuda externa pasó de 8 mil 900 a 9 mil 900 millones de dólares; 80 por ciento del aumento es de mediano y largo plazos.
La política comercial se orientó hacia la profundización de los vínculos establecidos con Venezuela y China, y el fortalecimiento de los lazos comerciales y de inversión con otros países. En 2008 destacó el fuerte acercamiento con Brasil y Rusia. Asimismo, en 2008 se restablecieron a plenitud las relaciones políticas con México y se prevé una intensificación de las relaciones económicas bilaterales.
El crecimiento de 4.3 por ciento en 2008 estuvo por debajo del desempeño de 2007 (7.3) y de lo estimado inicialmente por las autoridades (8). Este hecho guarda relación con cinco fenómenos meteorológicos extremos que produjeron daños por 10 mil millones de dólares. Se evacuaron 3 millones de personas, lo que representa casi una tercera parte de la población total, y más de medio millón de viviendas fue dañado o destruido. La agricultura resultó especialmente golpeada por los temporales, con alrededor de 113 mil hectáreas afectadas y una pérdida de por lo menos 53 mil toneladas de alimentos. Por esta razón, el sector agropecuario creció solamente 1.5 por ciento, muy por debajo del 18 por ciento del año anterior.
Las rebanadas del pastel
Hierve el caldo para aliviar el “catarrito”: economía en picada, inflación al alza, desempleo creciente, salarios a la baja y pavorosa “minusvalía” (léase pérdida) en los fondos de retiro de los trabajadores. ¿Algo más? Después, no se quejen.