Balance de la Jornada
■ Año perdido para el Tri
■ El draft mexicano, en su apogeo
Ampliar la imagen Miguel Calero dejará la portería tuza dentro de seis meses Foto: Ap
El 2008 fue un año perdido para la selección nacional. Entre acres críticas provenientes de todos los puntos cardinales por sus inocultables fallas, Hugo Sánchez dejó el timón en marzo, y a la comisión de selecciones de la Federación Mexicana de Futbol le tomó nueve meses encontrarle sustituto; luego, con el sueco Sven-Goran Eriksson en el banquillo, clasificó en forma vergonzosa al hexagonal final de la Concacaf. Hasta entonces abrió los ojos.
Guillermo Cantú, director de selecciones nacionales, acudió el martes ante los dueños de equipos a pedir apoyo para la tarea que debió emprenderse desde que Eriksson asumió el mando: trabajar con un representativo donde predominen jugadores de la liga mexicana, una vez convencidos –propios y extraños– de que los futbolistas emigrados no tienen capacidad para llegar 24 horas antes, integrarse y jugar con un nivel competitivo similar al que muestran brasileños y argentinos.
México vivía apenas el albor de la exportación y el autoengaño fue colectivo. El clamor de que ya se tenía material para pelear al tú por tú contra cualquiera causó sordera y ceguera, pero los frentazos como visitantes ante Canadá, Jamaica y Honduras fueron el eficaz balde de agua fría. Queda claro que mientras argentinos y brasileños tienen futbolistas pilares en los clubes más importantes de Europa, el Tri, con excepción de Rafael Márquez y Andrés Guardado, no da para más.
El trauma quedó ahí y nadie duda que viene lo peor. El 2009 amenaza iniciar con un trago amargo. En puerta, el 11 de febrero, espera el monstruo convertido en pesadilla, el equipo de las barras y las estrellas que realizó una ronda preliminar impecable y que alevosamente jugó con la sede: se manejó Seattle y Salt Lake City, pero prevaleció el lugar de sus éxitos, Columbus, donde venció a México en 2001 y 2005.
Los directivos de nuevo se exhiben, desnudan su ineficaz labor en fuerzas básicas. Porque si los clubes importantes como Chivas, América y Cruz Azul quieren repatriar a Aarón Galindo, Pável Pardo y Omar Bravo, respectivamente, entonces, ¿cómo estarán los equipos chicos en el trabajo con infantes? Es nulo. La Máquina ya tiene experiencia en eso, trajo de vuelta a un Torrado que tiene buen juego, pero todo lo echa a perder con los árbitros.
El draft mexicano está en apogeo. Con la bendición de FIFA, que a petición de Justino Compeán quitó límites en el número de altas y bajas, Televisa realizó los clásicos intercambios entre sus equipos San Luis, Necaxa y América. Este lunes presentan en Aguascalientes al institucional Raúl Arias, quien tiene la misión de evitar que la franquicia se devalúe, aunque apenas lo reforzaron con Joel González y Marco Gómez, más Germán Villa y Alfredo Chango Moreno.
Águilas, ausente en las tres últimas liguillas, acaparó reflectores esta semana, al abrir la chequera y presentar a los refuerzos Ángel Reyna, Juan Carlos Valenzuela, Andrés Chitiva, Jean Beausejour, Fernando Ortiz y Édgar Castillo, pero los fanáticos americanistas aún esperan la contratación bomba.
Llama la atención el exquisito trato hacia Ramón Pelado Díaz, quien en un torneo devengó como los mejores y a cambio no dio más que pesares. La directiva se tragó la vergüenza de sus devaneos con el River Plate y lo surte de jugadores a manos llenas, mientras Arias, tras el superliderato con los Gladiadores, debe conformarse con el rol de bombero.
Jorge Vergara sigue en plan austero, retuvo al técnico Efraín Flores y se quedó con Amaury Ponce en intercambio, pero desconcierta la contratación del veterano Carlos Ochoa. Monterrey es de los equipos con más adquisiciones: Gerardo Galindo, Aldo de Nigris, Osvaldo Martínez, Luis Alonso Sandoval y Diego Martínez. Tigres contrató a: José Antonio Castro, Ariel Bogado y Mauricio Romero.
Pachuca, con más pena que gloria, participó en el Mundial de Clubes: de siete participantes concluyó en cuarto sitio. El equipo tuzo envejece, los músculos de Miguel Calero piden a gritos la jubilación, Gabriel Caballero hace mal en creerse el mote de Eterno y Christian Chaco Giménez quiere, pero ya no puede.