Usted está aquí: lunes 22 de diciembre de 2008 Deportes La Guerrera, satisfecha con su gimnasio

■ El boxeo no es sólo para competir, también sirve para ayudar en problemas de salud

La Guerrera, satisfecha con su gimnasio

Paula Mónaco Felipe

Ampliar la imagen Cerca de 20 niños entrenan en el gimnasio de Ana María Torres, ubicado en Ciudad Nezahualcóyotl Cerca de 20 niños entrenan en el gimnasio de Ana María Torres, ubicado en Ciudad Nezahualcóyotl Foto: Marco Peláez

El boxeo puede servir para alejar a los chavos de los vicios, asegura Ana María Torres. Y para demostrarlo, la campeona mundial minimosca del CMB inició otra batalla en su natal Neza, al establecer allí el gimnasio que lleva por nombre su apodo, La Guerrera.

“El objetivo fue pensar en algo porque en la zona nada más se veían bolitas de jóvenes que perdían el tiempo. Mejor que se la pasen entrenando”, explica.

Las situación no es fácil por allá, admite, y recuerda que semanas atrás hubo una balacera a pocos metros. Además, el éxito del gimnasio significa una amenaza para quienes venden drogas, “porque no les gusta nada que los jóvenes se encaminen en el deporte”, pero aclara que adora su barrio, donde quisiera tener casa propia.

Allí, en la esquina de Moneda y Avenida Seis, un muro verde con el grafiti de una imagen de Ana María indica el camino. En la planta alta, una sala con grandes ventanales, peras, costales y un ring al fondo, sirve de trinchera deportiva.

La idea “ha funcionado y también ha servido para que las familias bajen de peso y ayudar a quienes tienen problemas de salud o comportamiento, porque el boxeo no siempre es competir”, comenta la peleadora, a pocos días de cumplirse un año de la inauguración del gimnasio (8 de enero de 2008).

El resultado superó las expectativas, porque el gimnasio La Guerrera ha llegado a tener unos 100 asistentes, entre niños, adolescentes, señoras, señores y familias completas.

No hay gran rédito económico porque la cuota mensual es de 200 pesos y hay muchos alumnos becados, “pero se les exige igual”, aclara enseguida. “Es una satisfacción personal y eso es lo más bonito; ahorré dos años para poder montarlo y ahora lo puedo hacer porque he sido la boxeadora mejor pagada en México”.

Cada día, entre las 16 y las 22 horas, Torres y su marido, Roberto Santos, entrenan a un grupo muy diverso. La mayoría son adolescentes, cerca de 70. “Salen del colegio y aquí los espero”, cuenta Ana mientras da instrucciones a Adrián Luna Flores, El Tyson, quien llegó con 106 kilos, ahora pesa 85 y suma cuatro nocauts en cinco peleas. También por allí brincan Samantha Medina y Silvia Torres, recientes campeonas en Guantes de Oro (47 y 48 kilos).

Los padres son los menos, pero de a poco van acercándose. Al llevar a sus hijos, se contagian del entusiasmo y aprovechan para bajar los kilitos de más.

La novedad es el trabajo con los niños, que son cerca de 20. “Es cansado y a veces medio tedioso. En los gimnasios no aceptan niños porque dan lata y requieren mucha atención, dicen que es una pérdida de tiempo, pero a mí lo que más me gusta es convivir con ellos, enseñarles lo que sé y que sepan que se puede, porque empecé de abajo, sin nada de dinero y hoy no soy millonaria, pero logré llegar adonde quise”, explica.

Sonrientes, los niños saludan de beso a su entrenadora y se alistan para la exhibición de fin de curso. Hay varios de cinco años, como Víctor Alcántara y David Botello. Todavía tienen dientes de leche, pero se ponen guantes y saltan al encordado sin temor para demostrar lo que aprendieron.

Llegan también las niñas, entre ellas las Fernandas, de cinco y siete años, y Leticia de ocho. Ante un auditorio de 150 personas, entre familiares y amigos, los más pequeños, de entre cinco y ocho años, ofrecieron 11 emotivos combates. En el estelar, David Saladitas Botello (5) enfrentó con actitud y movimientos de cintura a Víctor Hugo Cruz (5), quien aprovechó sus largos brazos. “Es tuyo, no te dejes”, “¡que no bajes la guardia!”, “tú puedes, dale como me pegas a mí”, se escuchó en el gimnasio.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.