■ Embarazadas mayores de 40 años, en riesgo similar de tener bebés con males congénitos
Piden investigadores superar tabú contra matrimonios entre primos
■ Expertos en evolución piden derogar las leyes que proscriben las uniones
■ “Ni las presunciones científicas ni sociales que sostienen dicha legislación resisten un escrutinio estrecho”, sostienen
El riesgo de procrear bebés con defectos genéticos a consecuencia de matrimonios entre primos hermanos no es mayor que el de las mujeres mayores de 40 años que se embarazan, según dos científicos que llaman a levantar el tabú que pesa sobre las familias de primos hermanos.
Las mujeres de 40 años y más no se sienten culpables por embazarse, y lo mismo debe ocurrir con los primos hermanos que quieran casarse, expresó la profesora Diane Paul, de la Universidad de Massachusetts en Boston, y el profesor Hamish Spencer, de la Universidad de Otago en Dunedin, Nueva Zelanda.
Si bien los matrimonios entre primos hermanos son legales en Gran Bretaña, ha habido llamados a prohibirlos porque, según algunos reportes, han conducido a una incidencia superior al promedio de defectos de nacimiento en ciertas comunidades de inmigrantes donde son comunes y culturalmente aceptables.
Sin embargo, los profesores Paul y Spencer señalaron que el riesgo de defectos congénitos es de 2 por ciento arriba del promedio, y la mortalidad, 4.4 mayor, lo que está en el mismo nivel de riesgo que el de los bebés cuya madre es mayor de 40 años.
“Las embarazadas de 40 años están en un riesgo similar de tener niños con defectos de nacimiento y nadie sugiere que se les debe impedir reproducirse”, observó el profesor Spencer, cuyo estudio en coautoría es publicado en el periódico en línea Public Library of Science.
Comunes en la elite
Los matrimonios entre primos hermanos fueron alguna vez muy comunes en Europa, en especial entre la elite –Charles Darwin se casó con su prima hermana Emma Wedgwood–, pero eso cambió a finales del siglo XIX, cuando las personas, sobre todo las mujeres, tuvieron mayor movilidad social y los riesgos se volvieron más evidentes.
El estigma adosado a esos matrimonios fue sustentado por los primeros estudios en genética humana, los cuales sugerían que las versiones “recesivas” de un gen (que no se expresan a menos que haya dos, una de cada progenitor) tienen más probabilidades de manifestarse en los hijos de progenitores genéticamente emparentados y de ser más defectuosas.
En Estados Unidos, la mayoría de las legislaciones locales han proscrito o restringido la práctica, al igual que en China, Taiwán y las dos Coreas. El profesor Spencer, especialista en zoología evolutiva, afirmó que esas leyes deben ser derogadas, en especial en Estados Unidos, donde su redacción, dijo, es discriminatoria hacia los campesinos pobres y los inmigrantes. “Ni las presunciones científicas ni las sociales que apoyan esa legislación resisten un escrutinio estrecho. Esa legislación refleja prejuicios pasados de moda respecto de los inmigrantes y los campesinos pobres, y se fundamenta en una visión sobresimplificada de la herencia. No hay bases científicas que la sostengan.”
En el Reino Unido, el tema se puso a debate cuando el parlamentario Phil Woolas, hoy ministro de Inmigración, sostuvo a principios de este año que los matrimonios entre primos hermanos en las comunidades asiáticas en Gran Bretaña habían conducido a un aumento en el número de niños con problemas de salud. “Muchos matrimonios arreglados son entre primos hermanos, y eso produce muchos problemas genéticos en términos de discapacidad (en niños)”, aseveró Woolas.
Peter Corry, del Hospital St. Luke’s, en Bradford, Inglaterra, estima que entre las personas de ascendencia paquistaní en esa ciudad, 55 por ciento de las cuales se casan con primos hermanos, el riesgo de trastornos por genes recesivos es entre 10 y 15 por ciento mayor que en la población general. Un estudio realizado en 2004 descubrió que 13 de cada mil niños asiáticos nacidos en la zona de Bradford han heredado trastornos recesivos, que pueden originar discapacidades.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya