Desliz de Barack Obama
Esta etapa tan difícil para Obama, en la que él requiere simultáneamente mantener alta su figura e ir formulando los primeros pasos de su gobierno, más el muy esperado discurso de asunción del que todo el mundo estará atento, le debe demandar gran energía y claridad mental.
Cada grupo social, estadunidense o extranjero, tiene sus prioridades de atención; sin embargo, todos estaremos atentos a la crisis económica, la guerra en Irak, la política exterior, las migraciones, etcétera.
Todos quisiéramos respuestas para mañana y la espera o prolongación de los procesos no le hará ningún bien a su gobierno. Por eso cuando anunció hace algunos días que planeaba desaparecer el campo de prisioneros en Guantánamo dentro de dos años, pareciera que dos ideas se confrontaran: 1. La alentadora sobre que finalmente se acabará con ese enclave de violaciones; otra, 2: ¿Por qué tanto tiempo y cómo afectara ésta a la paz mundial y a la distención?
Este es el desliz que hizo reflexionar: ¿y la migración, e Irak, y Cuba y una equidad en la aplicación del TLC, para cuándo? Y en particular, para los mexicanos, ¿cuándo vamos, con vistas a la realidad, a definir nuestra política migratoria en todo sentido?
Una política migratoria muy difícil de diseñar y más de operar, porque respetando y promoviendo los derechos humanos, ésta debe equilibrar lo deseado con lo obligado. Esto es, lo que debemos exigir para nuestros connacionales en el norte y lo que debemos ofrecer a miembros de otras nacionalidades, principalmente en el sur.
Si esto es así, por qué hemos aceptado hace unos días, por escrito y con la firma de las dos cancilleres, Rice y Espinosa, repatriar balseros cubanos o de otro origen. Por qué, si nos indignamos cuando los estadunidenses hacen lo mismo con nosotros. Mientras tanto, se anunció que Bush envía 30 mil soldados más a Afganistán.
Con todo el cariño que le tenemos a Cuba sabemos lo que significa repatriar a alguien que trató de unirse a los gusanos de Miami. ¡Le esperan espantosos años de cárcel! Por eso era absolutamente inoportuno, que nunca lo será, firmar ese compromiso con un tercer país y sin consultar a otros gobiernos afectados. De la cumbre de Brasil se desprendían claras intenciones de mejorar nuestras relaciones con la isla, al grado de anunciar una visita presidencial. Pero todo quedó en espera de un discurso.
Con ese casi inconsciente desliz de los dos años, se nos ha advertido que el nuevo gobierno está, antes de empezar, lejos de hacer concesiones a nadie. Sería demoledor para el estado de ánimo del mundo entero saber que tanta calidad humana, inteligencia, carisma y pragmatismo como los que desplegó Obama fueron solamente recursos de campaña.