■ Me dan miedo las lesiones en el cerebro; mi cara no importa, dice la peleadora estadunidense
Las mujeres en el boxeo somos simples accesorios: Mia St. John
■ “Soy famosa, pero en mi país me discriminan por mi color”
■ Fue la primera mujer de ascendencia mexicana en posar para la revista Playboy
■ Todo esto vale la pena por ayudar a mi gente, señala
Ampliar la imagen Mia es campeona internacional femenil en los ligeros Foto: Juan Manuel Vázquez
La boxeadora Mia Rosales St. John fue la primera mujer de origen mexicano en posar para una portada de Playboy. La razón para que su belleza de piel morena destacará en una revista célebre por su gusto hacia las rubias se explica porque ella se convirtió en una de las primeras peleadoras en Estados Unidos en destacar en el ámbito mediático.
Rica y famosa, Mia dedicó parte de sus ingresos a formar una fundación para ayudar a los niños latinos en el vecino país del norte, porque sabe lo difícil que es vivir allá, donde nació, pero donde a los ojos del estadunidense medio no es sino una mexicana.
“Vivo en California, en una comunidad donde todos son blancos y tuve problemas con mis hijos (dos) en la escuela, y me dijeron que era porque probablemente necesitaban regresar a México. Yo les dije: ‘este es mi país, ¡nací en Estados Unidos! ¿Es porque yo soy morena, igual que mis hijos? ¿Cómo puede haber discriminación?’ Yo soy estadunidense pero me trataron como si fuera extranjera en mi propio país”, lamenta.
“Y eso que soy famosa en Estados Unidos. No importa cuánto dinero tengas, cuánto éxito hayas alcanzado, para ellos yo siempre seré una mexicana. Como un estigma que a su vez heredaron mis hijos, que nacieron como yo en ese país”, comenta la peleadora quien, junto a Laila Alí, fue un parteaguas de ese deporte en aquella nación.
Sin embargo, Mia St. John, de 41 años, está llena de contrastes. Afirma ser socialista, mientras exhibe orgullosa sus gafas oscuras Versace y un bolso de Louis Vuiton; lleva siempre zapatos de tacón alto, nunca se le ve sin el cabello en su sitio o sin maquillaje.
Dice estar contra el sexismo en el boxeo, en el que las mujeres son simples “accesorios”, pero está consciente de que se explota su imagen de peleadora sexy por la que fue llamada para posar en la portada de la publicación que pertenece al magnate Hugh Hefner.
Todo esto, asegura, vale la pena, pues así puede ser útil a su comunidad. Los riesgos de sufrir una fractura o una cortada no importan, siempre que sean para ayudar a su gente.
“Sí tengo miedo a esas cosas, pero gracias al boxeo tuve fama y me dio la oportunidad de estar en los medios de comunicación. El pugilismo no es mi única fuente de ingresos, pero gracias a él tengo otro tipo de oportunidades”, explica.
“Lo que me da temor es que pueda tener alguna lesión en la cabeza. Mi cara no me importa porque es insignificante, pero mi cerebro si se lesiona no hay remedio. Siempre que estoy en el cuadrilátero le pido a Dios que me ayude porque tengo hijos y además no quiero morir por los golpes como muchos peleadores”, reconoce.
Además, Mia estudió sicología en la Universidad de Northridge, en California, y se ha esforzado en proyectar una imagen favorable de los migrantes en Estados Unidos. Ella es hija de María Socorro Rosales, una mujer nacida en Juchipila, Zacatecas, que emigró en 1963 a Estados Unidos en busca de una mejor vida.
“Aquí en México se puede mejorar con ayuda del gobierno, con educación. Eso es importante porque saber es poder. Si los latinos tenemos acceso a la educación tendremos más poder”, refiere.
No sólo sufrió discriminación racial, pues como boxeadora ha padecido otras afrentas. Recuerda una ocasión en la que fue invitada a una entrega de premios a la que asistieron leyendas del boxeo. Nombraron a cada uno de los asistentes, pero a ella la saltearon:
“Es porque en el box las mujeres sólo somos un accesorio. Yo lo sé muy bien, pero lo soporto porque tengo otras preocupaciones.”
Sin embargo, St. John reconoce que la situación de las pugilistas estadunidenses es mejor que la de las mexicanas, pues además de la poca actividad que tienen estas últimas, los sueldos son muy bajos:
“Conozco a las Mariana Juárez y Jackie Nava. Son muy buenas, inclusive mejores que las estadunidenses. Es más, mejor que yo. Sé que no ganan mucho y eso es muy triste.”
Mia asegura estar orgullosa de sus raíces y lo hace evidente como en su reciente pelea en Cozumel ante la colombiana Dary Esther Pardo. Allí subió al cuadrilátero ataviada con diversos símbolos mexicanos.
Pero ante todo está el amor que siente por la tierra de su madre, Juchipila, donde, asegura, espera poder realizar su última pelea.