Usted está aquí: domingo 28 de diciembre de 2008 Mundo La comunidad internacional censura nuevo bombardeo israelí contra Gaza

■ El ataque desata ola de movilizaciones en ciudades árabes y huelga comercial en Jerusalén

La comunidad internacional censura nuevo bombardeo israelí contra Gaza

■ Sólo Estados Unidos justifica la ofensiva y culpa a Hamas de romper el cese del fuego

Afp, Reuters, Dpa y Xinhua

Ampliar la imagen Palestinos y agentes de seguridad de Tel Aviv se enfrentaron ayer en el casco antiguo de la ciudad de Hebrón Palestinos y agentes de seguridad de Tel Aviv se enfrentaron ayer en el casco antiguo de la ciudad de Hebrón Foto: Ap

Belén, 27 de diciembre. Las luces del árbol de Navidad de Belén, cuna del cristianismo, fueron apagadas en protesta por la ofensiva lanzada este sábado por la fuerza aérea israelí contra la franja de Gaza, ataque que condenaron miles de personas en calles de ciudades árabes y gobernantes de Europa, Asia, África y América Latina, pero que, en contraste, justificó el gobierno de Estados Unidos.

“Israel ha saboteado las fiestas”, dijo Víctor Batarse, alcalde de Belén, una de las ciudades de referencia bíblica ubicadas en territorio palestino de Cisjordania, que junto con la franja de Gaza –en la costa del mar Mediterráneo– constituyen la base del propuesto Estado palestino, actualmente bajo dominio militar israelí.

El árbol de Navidad de Belén, que tradicionalmente permanece encendido hasta el final de las fiestas cristianas ortodoxas –en enero–, se erige frente a la Basílica de la Natividad, símbolo de esta ciudad constantemente vigilada por soldados israelíes.

Otras protestas poco frecuentes en urbes pobladas por palestinos y otras comunidades árabes dentro del Estado de Israel sucedieron en Nazaret, Sahnin, Tamra y Um el Fahem. En Jerusalén este se declaró una huelga comercial.

Las manifestaciones se llevaron a cabo de manera pacífica y dieron oportunidad a la población de ondear banderas palestinas y gritar consignas contra la “agresión israelí”.

No obstante que las protestas se efectuaron sin incidentes, la policía israelí informó que la corporación fue puesta en “estado de alerta en todo el país” para enfrentar eventuales problemas.

La comunidad árabe-israelí está formada por un millón 200 mil personas (de un total de 7 millones de habitantes de Israel); la integran los descendientes de 160 mil palestinos que se quedaron en sus tierras después de la ocupación militar israelí de Jerusalén y el resto de la región al poniente del río Jordán y el mar Muerto, que dio como resultado la constitución del Estado israelí, cuya capital reconocida por la Organización de Naciones Unidas es Tel Aviv.

En varias localidades de Cisjordania, que tiene una población de 2 millones y medio de personas, las movilizaciones acabaron en enfrentamientos a pedradas contra policías y militares israelíes.

En Ramallah, sede de la Autoridad Nacional Palestina, que desde hace más de una década fue integrada para avanzar hacia la formación del Estado palestino, decenas de personas lanzaron piedras a militares de Israel que custodian la zona norte de la ciudad. En respuesta, unidades castrenses fueron trasladadas al área para repeler a los palestinos con gas lacrimógeno y balas de goma.

En el casco antiguo de la ciudad de Hebrón, los palestinos también arremetieron con piedras contra los uniformados de Tel Aviv.

Los palestinos arrojaron piedras a soldados que custodian el puesto de control y tránsito de Qalandia, en la zona de Jerusalén.

Otra protesta de palestinos tuvo lugar en el campo de refugiados de Yarmuk, en Siria. En el sur de Beirut, seguidores del movimiento islámico chiíta libanés, Hezbollah –el cual resistió durante 33 días la invasión israelí de 2006 a Líbano–, salieron a las calles a expresar su solidaridad con los palestinos de la franja y advirtieron que en los próximos días demostrarán que “la gente de Gaza no está sola”.

En las ciudades de El Cairo, Estambul, Damasco y Ammán también hubo manifestaciones callejeras de cientos de personas.

“Esto fue cocinado en El Cairo”, gritaron manifestantes en Damasco, en referencia a la visita a Egipto de la ministra de Relaciones Exteriores, Tzipi Livni, el jueves pasado.

La mayoría de las expresiones gubernamentales en torno a la ofensiva aérea israelí coincidieron en pedir a Tel Aviv que cese las acciones, pero también solicitaron a Hamas que detenga los ataques con cohetes de fabricación artesanal contra el sur del territorio israelí, con los que aterroriza a poblaciones, como Sderot.

Pese a las críticas contra Egipto en manifestaciones populares de repudio, el gobierno de ese país fue uno de los primeros en expresar su rechazo a la ofensiva de Tel Aviv, porque “causan muertos y heridos, por los cuales Israel carga con la responsabilidad como potencia ocupante”.

En diferentes tonos, Jordania, Siria, Arabia Saudita, Irak, Irán, España, Francia, Alemania, Rusia, Italia, Gran Bretaña, Argentina, Brasil, Chile, la Unión Europea, el secretario general de la Organización de Naciones Unidas y El Vaticano también expresaron su rechazo a la violencia en Gaza.

El primer ministro Gordon Brown dijo estar “profundamente preocupado”, mientras el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia demandó “un cese de las acciones militares que tantas pérdidas y tanto dolor han provocado ya a la población palestina pacífica”.

Irán anunció que, “pese al bloqueo del régimen sionista”, un barco de ese país zarpará con ayuda para los palestinos y llegará en 12 días. Siria calificó de “crimen bárbaro” los ataques israelíes, mientras Francia señaló que Tel Aviv actuó de manera “desproporcionada”.

La secretaria de Estado Condoleezza Rice expresó que “Estados Unidos condena fuertemente los repetidos ataques con cohetes de morteros contra Israel y responsabiliza a Hamas de romper el cese el fuego y de la nueva violencia en Gaza”.

 
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