Usted está aquí: domingo 28 de diciembre de 2008 Espectáculos “Por la violencia, no puedo filmar en México; me siento amputado”

■ Guillermo del Toro tiene contratos hasta 2017 para realizar proyectos de cine

“Por la violencia, no puedo filmar en México; me siento amputado”

■ En 1998 secuestraron a mi padre; no se detuvo a todos los plagiarios y hay amenazas que me impiden volver, afirma

■ Realiza la preproducción de dos cintas de El Hobbit, en Nueva Zelanda

Jorge Caballero

Ampliar la imagen Fotograma de la cinta de ficción Hellboy 2, del director tapatío Fotograma de la cinta de ficción Hellboy 2, del director tapatío Foto: Cortesía de la producción

En una visita reciente a la ciudad de México el director mexicano Guillermo del Toro conversó con La Jornada. Confesó que tiene temor de volver a filmar en el país, por el clima de inseguridad y habló de todos los proyectos truncados, cercenados, que ha abandonado por esta situación; de la aventura actual por una adaptación que hace en Nueva Zelanda; de las dos entregas de El Hobbit; de la nueva versión que hará de Dr. Jekyll and Mr. Hyde, y de su anhelo por llevar la tercera parte de Hellboy a la pantalla grande.

Al respecto dijo: “Estoy confiado en que los estudios se entusiasmen en producirla, porque la segunda parte, Hellboy y el ejército dorado, en taquilla superó, por mucho, el costo de su producción, y la salida a la venta en devedé duplicó la cantidad a la primera parte. Las condiciones están.”

La presencia de Guillermo del Toro en esta ciudad fue para promover la cinta Rudo y Cursi, ópera prima de Carlos Cuarón de la cual es productor mediante Cha Cha Chá Film, compañía que fundó con Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón.

Menos impuestos en Oceanía

El director tapatío, quien tiene contratos hasta 2017 para realizar diferentes proyectos cinematográficos, entre los que se encuentran las nuevas versiones de Frankenstein y Dr. Jekyll and Mr. Hyde, así como un nuevo remake de Slaughterhouse-Five, informó que este año y el siguiente lo ha dedicado y se abocará a la preproducción de las dos entregas de El Hobbit, historias basadas en la novela del escritor inglés J R R Tolkien, cuyos estrenos se prevén para 2010 y 2011, respectivamente: “Todo este año y el próximo serán para preparar El Hobbit. Estamos haciendo esculturas, escenarios y otras cosas para iniciar la filmación a finales de 2009; el guión lo estamos escribiendo Peter Jackson y yo”, dijo.

Del Toro adelantó que para la filmación de estas cintas llamó a Pablo Ángeles y Francisco Ruiz Velasco, dos talentos mexicanos, así como al cinefotógrafo Guillermo Navarro; “por el momento sólo a ellos los tengo considerados, porque si utilizo trabajadores de Nueva Zelanda, la producción tendrá mayores beneficios económicos y de impuestos que si utilizamos trabajadores extranjeros”.

A pesar del viaje que realizó a la ciudad de México a mediados de mes –“13 horas de vuelo de Nueva Zelanda a Los Ángeles, cuatro más al aeropuerto de Toluca, y dos y media por carretera al Distrito Federal, un trayecto demoledor para cualquiera”–, el cineasta mantiene su buen humor, pero su tono de voz adquiere un aire de melancolía cuando se le pregunta cuándo volverá a filmar en el país: “El gran problema que tengo es que vivo en un exilio voluntario porque desde el secuestro de mi padre, en 1998, no toda la gente que participó fue capturada. El problema es doble porque tendría que volver a rodar en México con un proyecto perfecto.

“Regresar a trabajar al país representaría quedar vulnerable, a ser víctima de un secuestro por mi rutina diaria; además, todo lo que hago se publica, y quienes participaron en el plagio de mi padre no fueron capturados. Sabrían a qué hora y dónde me recogen y adónde voy a estar todo el día. Al final del secuestro no nos despedimos con un besito, ¿verdad? Hubo amenazas concretas de parte de ellos que me impiden regresar”.

Con voz restablecida y el semblante relajado, Guillermo del Toro continuó: “No sólo me duele no volver a México; éste no es el miedo que pudiera provocarte ver un monstruo como Godzilla en el cine; es realmente el terror absoluto. Hace unas semanas transfería el cortometraje que hice en 1975, Doña Lupe, me llené de gran emoción. Para ser sincero, lloré y extrañé no poder volver a filmar en las calles de la colonia Moderna, de Guadalajara, o en la colonia Roma de la ciudad de México, como anhelaba cuando era chiquillo.”

El director completó: “Me quedo con ganas de haber filmado No habrá final feliz, de Paco Ignacio Taibo II; me hubiera gustado hacer una versión de El complot mongol, de Rafael Bernal; Cuentos, de Agustín Yáñez y Al filo del agua, y un montón de cosas más... Incluso, mañana mismo podría comenzar a hacer una versión que escribí para México de El espinazo del diablo, que es completamente diferente; nadie se daría cuenta que está basada en la misma historia. Pero prefiero seguir produciendo aquí con Bertha Navarro en Tequila Gang, y con Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu en Cha Cha Chá Film. Sólo así podemos seguir haciendo películas”.

Para concluir el tema, dijo: “Me siento como amputado; no importa cómo me vaya en la vida. Esté donde esté me siento incompleto, porque extraño filmar en México, necesito filmar en el país para sentirme completo. Lo haría si estuviera solo; estaría aquí de inmediato, no me hubiera ido, pero existen mis dos hijas y creo que mi retorno será imposible”.

En relación con Rudo y Cursi y su trabajo de productor, Del Toro afirmó que “la apuesta de realizar este tipo de cintas es recuperar la comedia ácida muy al estilo de la tradición en la historieta mexicana, como se hacía en Los Supermachos, que en México se había dejado de hacer y que Carlos recupera en su película... además, como productor me gusta dar libertad al director, porque el que llega tarde a una cita cae mal, pero peor cae el que llega temprano”.

 
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