■ “Es un elefante blanco”, señalan detractores de la obra inconclusa
Inauguran la polémica Casa de la Música en Río de Janeiro
Ampliar la imagen Imagen del proceso de construcción de la Ciudad de la Música en Río de Janeiro, Brasil. El ambicioso proyecto del arquitecto francés Christian de Portzamparc también ha generado diversos foros de discusión en Internet Foto: de Marcio Machado, tomada de www.skycrapecity.com
Río de Janeiro, 28 de diciembre. La Ciudad de la Música, la más ambiciosa construcción cultural de las décadas recientes en Río de Janeiro, abrió sus puertas el sábado, rodeada de polémica sobre la utilidad y el alto costo de este gigantesco complejo aún sin terminar.
Para el concierto inaugural, la Orquesta Sinfónica Brasileña ejecutó obras de Mozart y de Richard Strauss ante algunos cientos de personas, indicó la prensa brasileña el domingo.
La inauguración prevista para el 18 de diciembre fue cancelada de último momento por los bomberos, ya que consideraron inadecuadas las condiciones de seguridad. Para la apertura del sábado pidieron reducir la cantidad de público de mil 300 a 900 personas.
El alcalde saliente de la ciudad, César Maia, lanzó una carrera contrarreloj con centenares de obreros que se turnaron día y noche para inaugurar este proyecto del arquitecto francés Christian de Portzamparc, ganador del premio Pritzker (equivalente del Nobel para la arquitectura), en 1994.
Hasta el día de hoy, la Ciudad de la Música en Barra da Tijuca, al oeste de la ciudad, parece una enorme obra en proceso de construcción; prevén que los trabajos terminen en marzo.
“Es un elefante blanco”, dicen los detractores del proyecto, quienes señalan que en seis años gastaron 518 millones de reales (unos 220 millones de dólares) de las arcas públicas para construirlo, contra 80 millones de reales (unos 34 millones de dólares) estimados al comienzo.
Por otra parte, algunos señalan que los gastos de funcionamiento generarán un déficit anual de unos 4.2 millones de dólares.
Este moderno complejo, proyectado en 2002 con la aspiración de ser la mejor sala de conciertos de América Latina, recibió críticas desde el comienzo por la falta de transparencia en su planeación. Muchos cariocas habrían preferido un proyecto más modesto y gastar el dinero en educación y salud.
Citado por el diario O Globo, Maia defendió su proyecto al decir que “las grandes obras siempre provocan polémica”.
Su costo consumió este año “un cuarto de las inversiones en trabajos de la alcaldía”, afirmó el diario Folha de Sao Paulo.