■ Rechaza la postulación a la Secretaría de Salud por un escándalo de evasión de impuestos
Nuevo revés para Obama; Tom Daschle, fuera del gabinete
■ Nancy Killefer, jefa de escrutinio del gasto, también renuncia porque eludió pagos fiscales
■ Nombra el presidente al tercer republicano en su gobierno; Judd Gregg, titular de Comercio
Ampliar la imagen El presidente estadunidense, Barack Obama, con el vicepresidente Joe Biden (a la izquierda), y el republicano Judd Gregg, designado ayer secretario de Comercio, en sustitución de Bill Richardson, quien tuvo que declinar el nombramiento por una investigación de corrupción Foto: Ap
Nueva York, 3 de febrero. Barack Obama se estrelló una vez más contra la realidad de que no puede prometerse una reforma de la ética gubernamental y una “nueva era de responsabilidad”, y rodearse de más de lo mismo en Washington, por lo que su gobierno sufrió hoy su primer gran revés político.
Tom Daschle, postulado por el presidente para secretario de Salud y Servicios Humanos, se retiró este martes del proceso de ratificación al incrementarse el costo político de la revelación de que había evadido 140 mil dólares en impuestos. El anuncio fue sorprendente, ya que los colegas demócratas del ex líder de la bancada demócrata del Senado y el propio presidente habían expresado su “absoluto” respaldo al nombramiento y estaban montando una defensa contra sus detractores.
Aunque Daschle reconoció el problema, pagó su deuda con los intereses, admitió que había cometido un error y ofreció una disculpa, el caso –nutrido por algunos opositores republicanos– empezó a representar un problema político para un presidente que prometió durante dos años formar y manejar el gobierno de mayor nivel ético. Hoy, Obama declaró en un comunicado que aceptaba la decisión de Daschle con “tristeza y lamento”, y dijo que ahora se debe proceder hacia adelante.
Pero para Obama esto no fue sólo un tropiezo, ya que Daschle ha sido desde un principio asesor y mentor político del presidente, y un amigo cercano, quien estaba por ocupar un puesto clave en un gobierno que tenía entre sus principales propósitos reformar el sector salud, promesa central de la campaña electoral.
Relaciones profesionales, otro flanco vulnerable
Sin embargo, Daschle ya llegaba con otro flanco vulnerable para asumir la Secretaría de Salud: sus relaciones profesionales con la misma industria que supuestamente tenía la intención de reformar. Durante los últimos años en el sector privado, Daschle ganó unos 5 millones de dólares como integrante de empresas de asesoría y cabildeo, y ganó cientos de miles de dólares en discursos y otros trabajos para varias agrupaciones, entre ellas las del sector farmacéutico, seguro médico y fabricantes de equipo médico.
Como tantos otros políticos, se movió fácilmente entre gobierno y sector privado, por lo que, opinó hoy el New York Times en un editorial, esto podría poner en duda sus iniciativas como secretario. Por lo tanto, aconsejó que se retirara.
Pero para el gobierno de Obama, el caso de Daschle hoy también provocó cierta alarma, ya que no fue el primero en este nuevo gobierno. Unas horas antes del anuncio de Daschle, Nancy Killefer, quien había sido nombrada por el presidente para ser la jefa de escrutinio sobre el gasto federal –algo así como la zar de transparencia– anunció que también se retiraba, citando otro problema de impuestos relacionado a la falta de pago de impuestos para desempleo de algunos de sus empleados de casa.
“Ambos decidieron que sus nombramientos serían una distracción” en la agenda que desea promover Obama, afirmaron los voceros de la Casa Blanca.
Pero vale recordar que el recién ratificado secretario del Tesoro, Timothy Geithner, también se encontró en jaque hace poco, cuando se reveló que debía decenas de miles de dólares en impuestos no pagados durante su periodo como alto funcionario del Fondo Monetario Internacional. Aunque pagó la deuda y reconoció públicamente que había sido resultado de un “error”, eso ya había manchado la imagen de transparencia y rendición de cuentas que había proclamado Obama al empezar su gobierno.
Peor aún, se trataba del máximo jefe del tesoro que había evadido su responsabilidad de contribuir a las arcas públicas. Con los otros dos casos de hoy, el daño político potencial llegó a tal nivel que obligó a Obama a sacrificar a su amigo
Por otro lado, pero también como resultado de problemas de comportamiento ético, Obama anunció hoy el nombramiento del senador republicano Judd Gregg como secretario de Comercio. Con la selección de Gregg, Obama continuó con su intención de promover mayor bipartidismo en Washington y, si es ratificado como se espera, Gregg pasaría a ser el tercer republicano en el gabinete.
Pero el puesto estaba disponible sólo porque el primer candidato, el gobernador demócrata Bill Richardson, se retiró de consideración como consecuencia de una investigación sobre posible corrupción en el manejo del ejecutivo de Nuevo México.
Mientras tanto, hoy Eric Holder juró como procurador general de Estados Unidos, el primer afroestadunidense en ocupar el puesto que a la vez funciona como jefe del Departamento de Justicia. Holder, quien fue subprocurador general durante la presidencia de Bill Clinton cuando facilitó el aún controvertido indulto presidencial de última hora de un contribuyente político rico de ese presidente, enfrentó una significativa oposición por parte de los republicanos usando este asunto como pretexto.
Pero Holder asusta a ciertos sectores por su crítica a algunas de las justificaciones legales del gobierno de George W. Bush, y la posibilidad de que lleve a cabo investigaciones que podrían revelar violaciones por parte de ese gobierno. De hecho, en el proceso de su ratificación ante el Senado, marcó un rompimiento frontal con la política de Bush y otros políticos al responder tajantemente que el waterboarding sí es tortura”.
Pero Holder, Daschle y por cierto el designado subsecretario de Defensa, William Lynn, como tantos políticos más, se ganaron la vida en el sector privado representando intereses frente al gobierno y lucrando justo por sus relaciones políticas anteriores.
Ante el hecho casi universal de que es difícil encontrar políticos honestos, resulta que no es fácil conformar un gobierno que promete un cambio hacia un futuro diferente integrado por tantos que representan el pasado de siempre.