Usted está aquí: miércoles 4 de febrero de 2009 Mundo Se extienden huelgas en Gran Bretaña contra la presencia de trabajadores extranjeros

■ Paros de docentes en Francia y de empleados públicos en Alemania

Se extienden huelgas en Gran Bretaña contra la presencia de trabajadores extranjeros

■ Exigen sindicatos al premier Gordon Brown cumplir su promesa de garantizar empleos a británicos

Afp y Reuters

Ampliar la imagen Manifestantes protestan fuera de la refinería de Lindsey, en el norte de Inglaterra, contra la contratación de obreros italianos y portugueses Manifestantes protestan fuera de la refinería de Lindsey, en el norte de Inglaterra, contra la contratación de obreros italianos y portugueses Foto: Reuters

Londres, 3 de febrero. Las huelgas que se iniciaron la semana pasada en la refinería de Lindsey, en el norte de Gran Bretaña, para protestar por la contratación de trabajadores extranjeros continuaron este martes, mientras en otras plantas industriales del país centenares de trabajadores se declararon en paro en solidaridad con los de Lindsey.

Las movilizaciones, que ya afectaron a una veintena de instalaciones, estallaron después que la petrolera francesa Total anunció que la empresa italiana IREM se adjudicó el contrato para construir una nueva unidad de procesamiento en Lindsey, por lo que empleará a unos 300 trabajadores italianos y portugueses.

En otras plantas industriales del país, centenares de personas se declararon en huelga, en solidaridad con los trabajadores de Lindsey y en protesta por la contratación de extranjeros.

Los trabajadores británicos calificaron de “escandalosa” la elección de empleados foráneos y exigieron al primer ministro laborista, Gordon Brown, que cumpla su promesa hecha el año pasado de garantizar “empleos británicos para los trabajadores británicos”.

Derek Dimpson, colíder del sindicato Unite (el más grande de Gran Bretaña), explicó que las huelgas giran en torno a “empleadores que explotan a los trabajadores independientemente de su nacionalidad al recortarles los sueldos y condiciones que con dificultades se han ganado”.

Además, ante las acusaciones de xenofobia, Dimpson respondió que “las acciones no oficiales que tienen lugar en todo el país no tienen que ver con raza o inmigración, sino con clase (social)”.

Los sindicatos también sostienen que los obreros británicos han sido objeto de discriminación, al argumentar que se les negó la posibilidad de beneficiarse con el contrato de IREM.

El ministro de Negocios y Empresas y ex comisario en Bruselas, Peter Mandelson, aseguró que “la gran mayoría” de los trabajadores en Lindsey son “británicos”, que los extranjeros subcontratados no están en peores condiciones laborales que los ingleses, y que Total garantizó que cualquier vacante en concursos públicos estará abierta a trabajadores de Gran Bretaña.

Por lo pronto, el Servicio de Arbitrio y Conciliación, convocado por el gobierno para mediar en el conflicto, presidió este martes negociaciones entre Total, IREM y los sindicatos, pero no precisó cuánto tiempo durarán.

John Mann, diputado laborista, avivó la controversia al proponer una moción parlamentaria deplorando el uso de trabajadores foráneos en la refinería de Lindsey.

Para algunos analistas, el gobierno británico se encuentra entre la espada y la pared. Si aprueba una ley proteccionista echará por tierra el principio europeo de libre circulación de trabajadores. Y si continúa de brazos cruzados, corre el riesgo de que las movilizaciones se extiendan a otros sectores.

En Francia, una huelga de profesores en protesta contra una reforma del estatuto de los docentes-investigadores, y de la formación de docentes de escuela primaria y secundaria, perturbó el funcionamiento de las universidades.

En diversos puntos del país los docentes suspendieron las clases y se negaron a participar en las reuniones de jurados que califican a los estudiantes. Otros llevaron simplemente un brazalete que decía “en huelga”.

Además de oponerse a la reforma, los docentes también protestan contra la supresión de 900 puestos de trabajo previstos en 2009.

Mientras, miles de trabajadores del sector público de Alemania protagonizaron huelgas para pedir alzas salariales, medida que afectó al transporte y las escuelas a lo largo del país, informó el sindicato del sector de servicios Verdi.

Este gremio lidera las pláticas para un aumento salarial de 8 por ciento para unos 700 mil empleados de los estados federales, y el acuerdo sería aplicado a un millón 300 mil empleados públicos.

El gobierno alemán espera que su economía, la mayor de Europa, se contraiga alrededor de 2.25 por ciento este año, que será el desempeño anual más pobre desde la Segunda Guerra Mundial. Analistas señalaron que incluso podría contraerse 4 por ciento o más.

 
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