La futurología de los estrategas estadunidenses
No podía faltar en el documento recientemente hecho público, JOE 2008 (Junta Operativa Ambiental), del Comando Conjunto de Estados Unidos, la perspectiva imperialista sostenida por los estrategas militares y políticos de ese país. A lo largo del texto no existe la menor duda de que sus fuerzas militares tienen en todo momento el derecho a intervenir en cualquier parte del mundo. Reiteran que “América (sic) retiene el poder de la ‘intimidación y de inspiración’. Continuaremos jugando (los militares) un papel principal en la protección de los valores que se originaron en la sabiduría y visión de nuestros arquitectos nacionales originales (…) Continuará la existencia de oponentes que tratarán de destruir la estabilidad política y negar el acceso libre a las comodidades globales de la economía del mundo. En este contexto, la presencia, alcance y capacidad de las fuerzas militares de Estados Unidos, con aliados de mentalidad similar, continuarán siendo llamadas a proteger nuestros intereses nacionales”.
Así, no existen límites para la acción militar estadunidense ni dudas acerca de las guerras convencionales y contrainsurgentes a emprender: “Como la discusión de tendencias y contextos analizados sugiere, el papel y las misiones de las fuerzas conjuntas incluirá la protección de la patria, el mantenimiento de las comodidades globales, la contención de enemigos potenciales y, cuando sea necesario, luchar y ganar conflictos que pueden ocurrir en el mundo (…) Entre ahora y los años de la década de 2030, las fuerzas militares de Estados Unidos se encontrarán casi con certeza comprometidas en combates. Esta participación puede ser en la forma de conflictos regulares mayores, o en una serie de guerras contra las insurgencias”.
Muy avanzado el documento, se especifica que el primer conjunto de problemas para el “compromiso mundial” de las fuerzas militares de Estados Unidos será logístico; “asociado con trasladar tropas a grandes distancias y abastecerlas con combustible, municiones, partes para reparaciones, y sustento (…) La habilidad para hacerse de bases por la fuerza desde el mar o el aire puede ser el movimiento inicial critico de una campaña”.
Para mayor preocupación sobre los destinos de la humanidad, los estrategas militares piensan lo impensable: “ataques a intereses vitales de Estados Unidos por adversarios implacables que se rehúsen la disuasión, podría involucrar el uso de armas nucleares u otras armas de destrucción masiva”. Aquí cabe señalar que ningún otro país ha utilizado las armas atómicas, con excepción de Estados Unidos, en 1945, en su guerra contra Japón, lo cual torna más amenazante esta mentalidad castrense.
Los militares estadunidenses otorgan gran importancia a la lucha ideológica en el campo de la información como arma estratégica y política: “las guerras modernas tienen lugar en espacios más allá de los elementos simplemente físicos del campo de batalla. Uno de los más importantes son los medios, en los cuales ‘la batalla de la narrativa’ ocurrirá. Ya nuestros enemigos han reconocido que la percepción es tan importante para su éxito como el evento mismo (…) Al final del día, la percepción de qué ocurrió importa más que lo que pasó realmente. Dominar la narrativa de cualquier operación, ya sea militar o de otro tipo, paga enormes dividendos. Fracasos en este terreno, minan el apoyo para nuestras políticas y operaciones, y actualmente pueden dañar la reputación del país y su posición en el mundo”.
Estas consideraciones explican, por ejemplo, los estrictos controles y prohibiciones para que medios independientes hagan su trabajo en Irak, Afganistán y ahora en la franja de Gaza, donde Israel ha puesto barreras a los medios para intentar ocultar el genocidio del pueblo palestino. A pesar de ello, la “narrativa” de lo que realmente ocurre en Irak, Afganistán o Palestina, por sus dimensiones dantescas y la perseverancia del periodismo comprometido, ha logrado traspasar las censuras castrenses, gracias al trabajo diario de millares de comunicadores “incrustados” que hacen eco de las perspectivas imperialistas.
El informe JOE 2008 identifica a China como un competidor potencial militar en el futuro y “la más seria amenaza para Estados Unidos, porque los chinos pueden entender a América (sic), sus fortalezas y debilidades, mucho mejor que los americanos (sic) entienden a los chinos”.
De Rusia, los estrategas critican que sus dirigentes han optado por maximizar el excedente energético, sin hacer inversiones de fondo que incrementen la producción de petróleo y gas a largo plazo; también ubican el potencial explosivo de conflictividad interna en el Cáucaso y en Asia Central, sus problemas demográficos y la “combinación peligrosa de paranoia –algo justificada considerando la historia de Rusia– nacionalismo y amargura por la pérdida de lo que muchos rusos consideran su derecho a un lugar como potencia mundial”.
No obstante, “con su vasto e incrementado arsenal nuclear, Rusia se mantiene como una potencia en términos nucleares, a pesar de sus dificultades políticas y demográficas”.
Los militares estadunidenses observan con preocupación los sostenidos conflictos entre India y Pakistán por Cachemira y otras áreas en disputa, tomando en cuenta que ambos países tienen capacidades nucleares.
Para el caso de Europa, el informe sólo le dedica cuatro párrafos, en los cuales reconoce su desarrollo económico, analiza su potencial militar y su compromiso con el Tratado del Atlántico del Norte, así como sus posibilidades para una más activa participación militar fuera de la geografía europea. Paradójicamente, y esto es lo más notable del informe, los estrategas estadunidenses no previeron la crisis económica que estaba en su narices.