Usted está aquí: lunes 9 de febrero de 2009 Política Confianza y certidumbre

Néstor Martínez Cristo
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Confianza y certidumbre

Hace apenas unos días, durante la firma de un convenio de colaboración entre el Instituto Federal Electoral (IFE) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los titulares de ambas instituciones pusieron el dedo en un asunto que hoy, ante evidentes síntomas de descomposición en diversas esferas del país, parece de la mayor importancia.

Tanto el consejero presidente como el rector subrayaron la necesidad de transmitir a la sociedad mexicana que en el país existe la capacidad de generar confianza y certidumbre.

Leonardo Valdés y José Narro empeñaron el compromiso de mejorar, de acrecentar, los niveles de confianza en nuestras instituciones.

Inclusive, el rector Narro fue más allá al manifestar su preocupación porque a veces pareciera haber intentos por disminuirlas o deteriorarlas.

“Preocupa que a veces parece que lo que se intenta es minar la credibilidad de las instituciones nacionales… Y lo que tenemos que hacer todos, responsablemente frente al pueblo de México, es asegurarle que haremos nuestro mejor esfuerzo por dar esa confianza, por generar esa certidumbre… Y a esto hemos venido”, remató el rector.

Y es que la sola presencia de la UNAM en el IFE, el hecho mismo de la firma de un convenio de colaboración, así como las ideas expresadas por quienes encabezan a dos de los organismos del Estado mexicano más trascendentes en la vida del país, adquieren particular relevancia en estos tiempos por varias razones.

Primera, porque el propósito del acuerdo signado es la realización de una auditoría integral por la Universidad Nacional al Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) del IFE para las elecciones del 5 de julio. Es decir, el hecho se traduce en un mecanismo más e importantísimo para nutrir de transparencia, confianza y certeza no sólo a las instituciones, sino los procedimientos tan delicados de la democracia mexicana, como lo es el PREP.

En este sentido vale la pena recordar que tras la jornada electoral de 2006 fue precisamente el PREP uno de los instrumentos que causó más polémica entre los actores políticos y la sociedad en su conjunto. Por eso la importancia de que una institución con la solidez académica y el prestigio de la UNAM practique una auditoría externa, cuyos resultados no dejen lugar a dudas ni a especulaciones.

Segunda, porque el llamado de atención precisamente en estos momentos sobre la urgente necesidad de fortalecer las instituciones y no minarlas proviene nada más y nada menos que del jefe de una universidad varias veces centenaria, que a lo largo de su historia ha sufrido, resistido y superado innumerables embates en contra de su credibilidad y prestigio.

Porque José Narro sabe de lo que habla, no sólo por lo que ha sido la accidentada historia de la institución que hoy encabeza, sino porque él ha visto muy de cerca y enfrentado, en más de una ocasión, ese tipo de ataques orquestados que buscan desacreditar el prestigio de una institución y, es más, el trabajo de muchos miles de mexicanos que se esfuerzan cotidianamente.

Tercera, porque en estos momentos difíciles por los que atraviesa el país en prácticamente todos los ámbitos es imprescindible brindar certeza y confianza a la población, en particular a las nuevas generaciones que hoy sólo vislumbran un panorama gris, lleno de dudas y desesperanza.

Por eso, y en ello también coincidieron Valdés y Narro, la elección del 5 de julio deberá ser impecable. El proceso electoral en marcha es uno de los pocos, poquísimos asideros de la confianza social.

No es exagerado afirmar entonces que en ese proceso electoral están depositadas de algún modo las esperanzas de la convivencia legal, pacífica y democrática de los mexicanos.

Luego de lo controvertida que resultó la pasada elección federal, el Estado mexicano no puede volver a fallar. Ya se ha visto que el IFE tiene como aliadas instituciones de enorme prestigio nacional e internacional, empeñadas en dar certezas. La responsabilidad de que este proceso sea participativo y creíble es de todos, no de una institución.

 
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