■ Clima abrasador, sequía y potentes vientos atizan las llamas que ya destruyeron 750 casas
Arrasan 400 incendios el sureste de Australia; más de 100 muertos y 2 localidades calcinadas
■ “Es el infierno en todo su furor”: primer ministro; no descarta que algunos fuegos hayan sido provocados
Ampliar la imagen Restos de casas destruidas por los incendios en el pueblo de Heathcote Junction, a 55 kilómetros de Melbourne, Australia. En el estado de Nueva Gales del Sur, un hombre fue arrestado por sospechas de haber empezado un fuego deliberadamente, y un adolescente que presuntamente provocó un incendio de maleza en Montañas Azules, cerca de Sidney, fue liberado bajo caución tras haber sido inculpado y deberá ser juzgado el próximo mes Foto: Reuters
Kinglake, Australia, 8 de febrero. En lo que el primer ministro australiano, Kevid Rudd, definió como “infierno en todo su furor”, 400 incendios arrasan el sureste de Australia, los más mortíferos de la historia del país, y han provocado al menos 108 muertos, y que dos localidades en el estado de Victoria, Marysville y Kinglake, hayan quedado completamente calcinadas.
Las autoridades esperan que la cifra de víctimas mortales se incremente a medida que los servicios de rescate retiren los escombros y restos de las viviendas destrozadas por el fuego.
Las altas temperaturas, hasta de 47 grados centígrados, combinadas con potentes vientos generaron condiciones de horno que alimentaron el fuego masivo, mismo que se extendió por un largo trecho del estado de Victoria, al sureste de la nación, donde se han reportado todos los fallecimientos.
Los aproximadamente 400 fuegos arrasaron 750 casas y una superficie de dos mil kilómetros cuadrados. Unos 30 mil voluntarios y 37 aviones de extinción de incendios actúan en la zona.
El gobierno ordenó el despliegue de unidades del ejército para ayudar a los 3 mil bomberos ya movilizados.
Son los peores incendios y los más mortíferos de la historia del país, superando incluso los registrados en 1983 también en Victoria y en Australia Meridional, que provocaron la muerte de 73 personas.
“El infierno en todo su furor se ha abatido sobre la población del estado de Victoria desde hace 24 horas. Muchos han muerto, muchos han resultado heridos”, señaló el primer ministro a la prensa.
Rudd también calificó los siniestros como “crimen en masa”, después que la policía de Victoria informó que algunos de los incendios pudieron haber sido provocados.
En el vecino estado de Nueva Gales del Sur, un hombre fue arrestado al ser sospechoso de haber empezado un fuego deliberadamente. Por otra parte un adolescente de 15 años que presuntamente prendió un artefacto explosivo que lanzó un incendio de maleza en Montañas Azules, cerca de Sidney, fue liberado bajo caución tras haber sido inculpado y deberá ser juzgado el próximo mes.
El primer ministro australiano también confirmó que al menos 600 camas en bases militares podrían ser utilizadas temporalmente para recibir a aquellas personas que perdieron sus hogares y anunció un paquete de ayuda de emergencia valuado en 7 millones de dólares.
Geoff Russell, vocero del Departamento de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente, informó que el balance de víctimas aumentó a 108 personas, aunque reconoció que las autoridades temen que siga creciendo a medida que los servicios de rescate retiren escombros y restos de las viviendas destrozadas por el fuego.
Muchos murieron en el interior de sus coches cuando trataban de huir del avance de las llamas y otros al tratar de salvar sus viviendas. Miles de supervivientes se encuentran refugiados en edificios públicos y escuelas.
La mayor parte de los muertos este fin de semana se registraron en la región de Melbourne, la segunda ciudad de Australia, en el estado de Victoria.
Marysville, una aldea situada al noroeste de Melbourne fue totalmente arrasada por el fuego y sólo un edificio quedó de pie. “Marysville, que era una de las aldeas más bonitas de Victoria, incluso de Australia, acaba de desaparecer del mapa”, lamentó Ivor Jones, un sacerdote que vivía en esa localidad.
“Un horrible resplandor naranja”
Los supervivientes describieron cómo una espesa nube negra de cenizas se extendió por el cielo, eclipsando el sol y que sólo dejaba filtrar un “horrible resplandor naranja”, mientras las llamas invadían sus viviendas.
Marie Jones se encontraba en casa de una amiga, en la localidad de Kinglake, cerca de Melbourne, cuando un hombre llegó acompañado de su hija, ambos gravemente heridos.
“Le colgaban trozos de piel y su hija pequeña también estaba quemada. Llegó diciendo: ‘He perdido a mi mujer y a mi otro hijo, lo único que quiero es que salven a mi hija”, declaró Jones.
Los incendios forestales son algo común todos los años en Australia, pero actualmente una combinación de un clima abrasador, una sequía y arbustos resecos han creado las condiciones perfectas para que las llamas arrecien.
Por otro lado, en el noroeste del país, varios socorristas luchan contra las peores inundaciones en décadas después de fuertes lluvias.