■ Los aficionados locales despidieron a su equipo con abucheos y al son de “fuera... fuera”
Los Tuzos se impusieron en el Azteca a unas Águilas sin garras
■ El técnico Ramón Díaz protagonizó un soliloquio, en el que dijo que no pudieron hacer el juego que había planeado
■ Muy a su estilo, Enrique Meza aceptó que Pachuca fue mejor y mereció ganar
Ampliar la imagen José María Cárdenas y el refuerzo Andrés Chitiva, quien se vio nulificado y no ayudó a su equipo Foto: Víctor Camacho
El Pachuca se topó con un águila sin garras, que no encontró la clave para salir del atolladero, en su visita al estadio Azteca, de donde salió con clara victoria 3-1, y de paso endilgó la segunda derrota consecutiva a los dirigidos por Ramón Díaz; y como plus se ubicó como líder absoluto del Clausura 2009.
Los Tuzos lograron la victoria gracias a las anotaciones de Ulises Mendívil al minuto tres, seguido del argentino Christian Giménez (47) y del panameño Blas Pérez (81). Descontó el paraguayo Salvador Cabañas, al 74.
Así, el ahora superlíder sumó 10 puntos, en el grupo uno, y el alicaído América marcha penúltimo del sector dos, con apenas cuatro unidades.
Pasado el minuto tres, el conjunto hidalguense enfrió bruscamente la velocidad con la que los anfitriones iniciaron, creó un avance por izquierda, donde el argentino Chaco Giménez se fue a profundidad, observó a Mendívil sin marca y cedió el esférico con aroma a gol, para que sin ninguna oposición del cuadro bajo americanista rematara en corto y firmara el 1-0.
El América no bajó el ánimo y logró instrumentar una llegada que heló la sangre al portero colombiano Miguel Calero, cuando al minuto 39 Robert de Pinho controló el balón, se acomodó de derecha y cuando iba a fusilar apareció la pierna de Paul Aguilar, quien envió a tiro de esquina.
Para la segunda parte, los de Coapa regalaron una falta algunos centímetros fuera de su área. Tras amonestar el silbante Marco Antonio Rodríguez a Enrique Vera, Giménez se perfiló para ejecutar con fuerza y dirección para anidar el balón pegado al poste izquierdo de Navarrete, quien pese a la estirada para deleite de los fotógrafos, no pudo evitar el 2-0, al minuto 47.
Los Tuzos debían cobrarle a alguien la dolorosa eliminación de la Copa Libertadores y al primero que se le puso enfrente le pasó la factura, aunque tuvo que trabajar y sufrir algunas sorpresas.
Ramón Díaz, presionado por la situación que vive el América, sacó a De Pinho, quien fue despedido por el público con sonora rechifla, al 59, e hizo ingresar a Enrique Esqueda, aunque el estilo de juego no cambió.
Pachuca crecía y logró acorralar al rival en su parcela durante algunas jugadas, al no encontrar la puerta de salida que le diera alguna anotación, por su carencia de entendimiento y cohesión, por lo que su propia afición le dedicó silbidos y abucheos luego del minuto 73.
Y como embrujo, dio resultado, pues un minuto después Cabañas recibió un balón, se acomodó, disparó de derecha cruzado al poste contrario. Calero no pudo evitar el 2-1 y comenzó la reacción de los anfitriones, que intentaron arreglar su funcionamiento, pero el tiempo ya no les alcanzó.
En un contragolpe de Pachuca por derecha se fue solo Édgar Benítez, quien para evitar la marca decidió ceder al solitario Blas Pérez, que sin pensarla más venció la casi nula resistencia que opuso Navarrete para el 3-1 definitivo.
En la reunión con los medios, el técnico Enrique Meza aceptó que su cuadro, de acuerdo con el resultado, obviamente fue el mejor en el terreno de juego, “y aunque América hizo lo suyo y tuvo sus oportunidades de gol, (Pachuca) merecía ganar, levantar una victoria importante contra el América”, comentó con diplomacia.
El timonel Ramón Díaz sólo habló dos minutos sin opción de hacer preguntas. Al cumplirse el plazo de cuatro partidos que se impuso a sí mismo hace algunas semanas, precisó que “no pudimos presionar ni realmente hacer el juego que queríamos, porque tenemos un equipo muy vertical”.
Y si bien consideró que tuvieron algunas situaciones de anotación, no pudieron concretarlas y el gol en contra al inicio modificó su planteamiento, por lo que en el futuro serán los jugadores quienes “deberán revertir esta situación, ya sea la táctica o la forma de jugar, pero sólo ellos: Listo, muchas gracias”, y se fue.