El espectáculo-fusión de teatro, danza y acrobacia Mayumana (adaptación de la palabra hebrea meyumanut, que significa habilidad) inició su temporada el pasado jueves en el Teatro 2 del Centro Cultural Telmex, donde al final predominó una sensación de júbilo colectivo por la experiencia de vivir el arte de 10 jóvenes que hacen del ritmo tamborilero el centro de atención sensorial.

El foro estuvo lleno y los niños, afortunadamente, no faltaron. Vieron cómo cubetas y tambos de diversos tamaños, de plástico o metal, fueron utilizados como instrumentos musicales, trastocados en percusiones de poderoso estruendo.

Pasadas las ocho de la noche, con sus palmas, el público pidió que diera inicio la presentación. Era grande la expectativa por ver algo nuevo en un medio donde el contenido de la mayoría de los espectáculos es previsible.

Derroche de energía

Se apagó la luz y comenzó la magia, que no es otra cosa que el retorno al sonido primigenio, el provocado con las manos o por el choque de éstas con diversas partes del cuerpo. En el origen fue el sonido, un hallazgo en el interior de una caverna.

Algunos de los actores ejecutan disciplinas de clown, lo que da un tono de inocencia, pero no de ingenuidad. Las risas o carcajadas de algunos niños fueron la mejor prueba de que el trabajo de los artistas lograba su cometido.

Las luces bailan sobre un fondo oscuro. La música electrónica proporciona un tono de modernidad, de urbanismo, de callejón y antro.

El sube y baja de las tapas de botes de basura son como bocas de seres imaginados por la mente de un escritor de ciencia ficción. La energía derrochada a lo largo de hora y media deja exhaustos a los miembros del elenco. Los músculos quedan tensos, el cabello alborotado, la ropa mojada por el sudor. La fibra se traduce en un esfuerzo sin cejo.

Todavía, por si faltara más, la compañía se hizo presente en el lobby para que los asistentes se fueran a su casa al ritmo del tañido de las percusiones. Cada quien se fue con su ritmo a su casa.

Un espectáculo aclamado

La temporada de Mayumana, que se ha presentado con éxito en Nueva York, se extenderá hasta el primero de marzo. Se trata de una compañía de origen israelí fundada en 1996 por Eylon Nuphar y Boaz Berman. La base del concepto consiste en combinar el talento individual de varios artistas y conjugarlos con elementos como el ritmo.

La energía derrochada a lo largo de hora y media deja exhaustos a los miembros de MayumanaFoto cortesía de OCESA

Los protagonistas fueron seleccionados en una audición en la que participaron más de 700 candidatos. En julio de 1998 arrancaron su primera temporada en el teatro Tzavta, de Tel Aviv, y se convirtieron en el espectáculo más aclamado. Ocho meses después abrieron su propio teatro en lo que antes fuera una bodega, en el puerto de Jaffa.

Para 2001 ya contaban con un millar de presentaciones, 150 de ellas ante público infantil.

El pasado miércoles, en conferencia de prensa en la que ofrecieron un adelanto de lo que se vería el jueves, Walter, uno de los actores, expresó que la actual es la segunda visita de Mayumana a México. “La primera vez, como artistas y como personas, fue algo muy emocionante y completo en todos los aspectos. Recibimos muy buen trato y acogida de la gente de OCESA y del público en general.

“Este es un espectáculo que lleva poco más de 12 años y siempre se va renovando. Cuando cambia un integrante se modifica el show, por necesidad, pues cada quien aporta algo de su cultura y disciplina. Ahora hay gente nueva.”

David, quien provoca gran cantidad de risas durante las presentaciones, dijo que la compañía la componen más de 40 actores. “Ahora sólo estamos 10 en México. Para estar en la compañía un actor requiere de muchas cosas. Puede valer una disciplina artística; pero hay un poco de todo.

Lo que sí hay es una energía determinada, una energía para contar algo sin palabras.

Walter añadió que Mayumana busca contra con un artista integral, que puede unir todas las disciplinas, desde la danza, la música, la acrobacia, etcétera. Lo que nos piden es tener mínimamente una noción rítmica.

Precisó que lo que hacen es diferente a lo de Stomp u otros grupos que trabajan percusiones y expresiones corporales plenas de energía. “Mayumana tiene una estructura de teatro clásico, el típico donde el público llega y se sienta. La gente no tiene que hacer nada, como sí ocurre en otros espectáculos. Su dinámica es diferente. Se trata de descubrir cómo todos llevamos ese niño adentro que empieza a jugar con los cubos.”