La política migratoria de Estados Unidos es un fracaso total, porque pese a los millones de dólares invertidos en militarizar la frontera se ha incrementado el número de mexicanos que ingresan a ese territorio. Sólo ha bajado la cifra de retornos debido a que los indocumentados ni siquiera van a visitar a sus familias por temor a no poder regresar, aseveró Douglas Massey, investigador de la Universidad de Princeton.

Es una política de contradicción, dijo, porque mientras por un lado Estados Unidos pretende integrar económica y comercialmente a México, por otro trata de frenar el flujo migratorio mediante una proceso de militarización que ya cumple dos décadas y ha implicado un gasto de seis a siete billones de dólares por año y el aumento de 2 mil a 14 mil agentes de la Patrulla Fronteriza.

Estamos atrapando menos gente en la frontera, porque las rutas de ingreso cambian de las zonas urbanas al desierto. Entonces, el índice de muertes se ha triplicado. Antes había dos por cada 10 mil intentos de cruce, y ahora son seis. Ello equivale a entre 300 y 400 adicionales al año, expresó Massey, especialista en migración, quien estuvo en México para participar en un seminario sobre el tema, organizado por el Centro de Investigación y Docencia Económica y la Universidad Iberoamericana.

Dichas medidas han propiciado que el fenómeno haya dejado de ser regional y se convierta en nacional, porque los mexicanos se encuentran en todo Estados Unidos. Antes estaban en sólo unas cuantas zonas, señaló.

Advirtió que frente al 7.7 por ciento de desempleo que enfrentan actualmente los mexicanos en Estados Unidos, superior al de los blancos y otros grupos étnicos de migrantes, las nuevas campañas de reclutamiento de las fuerzas armadas de ese país se convierten en una doble opción para conseguir la ciudadanía y también trabajo, apuntó Massey, quien desde 1982 creó el Mexican Migration Project.

Consideró que, por el alto índice de desempleo, muchos mexicanos prefieren regresar a su lugar de origen, porque les resulta más fácil sobrevivir día a día en México que en Estados Unidos.