Tecnología
verdes
Martes 24 de febrero de 2009, p. 23
Es muy diferente manejar un Ford Modelo T que un vehículo deportivo utilitario como el Volkswagen Touareg, pero tienen una cosa en común: ambos poseen un motor de combustión interna. Aunque los motores hayan aumentado en potencia durante el siglo pasado, sus principios básicos no han cambiado. Sin embargo, las décadas que vienen podrían presenciar cambios radicales, conforme se amplía el uso de vehículos eléctricos, híbridos y autos impulsados (en parte) por biocombustibles.
Ya antes se han prometido revoluciones tecnológicas, pero hay tres cosas por las que vale la pena apostar por ésta: el transporte por carretera del futuro será más verde, más inteligente y más seguro. De estas tres tendencias, la de ser verde será la más difícil de alcanzar políticamente. El sector de transportes representa 22% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de la Unión Europea (UE). La proporción de emisiones del transporte crece cada vez más, en parte porque la afición al automóvil se extiende entre los nuevos miembros de la UE, conforme crece su prosperidad.
Existe un fuerte incentivo financiero para producir automóviles más económicos. Pese a la reciente caída de los precios de petróleo, los analistas prevén que volverán a ser altos, y más volátiles. La Agencia Internacional de Energía pronostica que el precio del crudo de importación será de 100 dólares por barril (precios de 2007) durante el periodo 2008-15, elevándose a 120 dólares en 2030. La agencia considera que, a mediano plazo, los vehículos eléctricos serán una opción cada vez más importante.
La regulación de la Unión Europea también conformará al mercado. En 2020 todos los coches nuevos de pasajeros tendrán que emitir no más de 95 gramos de CO2 por kilómetro, en comparación con 160 gramos hoy. Los camiones y autobuses tendrán que emitir menos óxidos de nitrógeno y partículas a partir de 2014, de acuerdo con la siguiente ronda de normas de la UE (las normas Euro VI, pactadas en diciembre).
Los combustibles alternativos también serán más importantes. A fines del año pasado, la UE acordó que 10% de la energía para transporte vendría de fuentes renovables, como biocombustibles, hidrógeno y electricidad.
Pero los ecologistas sugieren que el mayor desafío no será diseñar nuevos motores inteligentes y combustibles, sino cambiar el comportamiento. No es suficiente un transporte más verde, sostuvo la Agencia Europea del Medio Ambiente en un informe publicado el mes pasado. Los políticos, señaló, tienen que reducir la demanda de transporte. Pidió exhortar al público a seguir opciones más verdes de transporte, como poner en los alimentos etiquetas que muestren cuántas emisiones de gases de invernadero implican, cambiar políticas urbanísticas para reducir viajes en automóvil, y diseñar rutas más seguras para que los niños caminen o vayan en bicicleta a la escuela. En última instancia, la forma y distancia en la que las personas se trasladen será determinada por la posibilidad de desplazarse en trenes, tranvías, autobuses, bicicletas y el medio de transporte más antiguo: caminar.
Fuente: EIU
Traducción de texto: Jorge Anaya