Opinión
Ver día anteriorJueves 26 de febrero de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Una casa como yo, de Mónica Mansour
1. P

ara la autora la casa y el cuerpo son una y la misma cosa. Hay que acercarse a ella como si se tratase de una envoltura, como una matriz donde se engendra lo más querido y lo más íntimo.

2. Bello libro de Mónica Mansour: hermosas e inquietantes fotografías de Patricia Lagarde, pinturas y collages de Arturo Hinojos y José Antonio Hernández, publicada con esmero por Artes de México en colaboración con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

3. Se inscriben varias ideas que sobre la construcción han emitido famosos arquitectos; hace suyas las palabras de Curzio Malaparte: “Quisiera construir para mí y enteramente con mis manos, piedra por piedra, ladrillo por ladrillo, una ciudad como yo. Me haría arquitecto, albañil, peón, carpintero, yesero, haría todos los oficios, para que la ciudad fuese mía, verdaderamente mía (…) Una ciudad que se me pareciera, que fuese mi retrato y al mismo tiempo mi biografía”.

4. La casa es una ciudad pequeña, así como la ciudad es una casa grande, explica Mónica, pidiéndole prestadas sus palabras a Alberti, el gran arquitecto italiano del siglo XV, quizá el principal inspirador de este texto, además, claro, de la propia labor artesanal que Mónica Mansour ha desarrollado en ésta su profesión adquirida, en la que es autodidacta: estudió matemáticas, se destacó en la semiótica, además de escribir novelas, cuentos, poemas y ensayos; luego, y por esas vueltas de la vida que todos conocemos, se ha dedicado a la traducción y a la construcción.

5. La casa se concibe como un rompecabezas, se arma lentamente y sus piezas parecen no concordar nunca, objetos inexplicables, inútiles, aislados; sólo cuando empiezan a juntarse con paciencia, mucha paciencia, se integran como un todo armónico.

6. Una casa debe armonizar con su ciudad, inscribirse en una tradición; como el cuerpo, la casa tiene memoria, una memoria histórica.

7. El vicio de Mónica es semejante al del personaje de La vida, instrucciones de uso, de Georges Perec: pintar paisajes, mandarlos reproducir en madera coloreada y fragmentarlos en piezas para convertirlos en rompecabezas y una vez armados hacerlos desaparecer o volverlos a cortar en fragmentos dispersos totalmente distintos de los que tuvo la primera vez.

8. Sólo podrá vivirse serenamente en una casa si hay una coherencia constructiva, las asimetrías no pensadas, aparecidas por casualidad o por deficiencias de quien hace los planos o de quien construye siguiendo esos planos ocasiona una disonancia, un malestar.

9. ¿No le sucedió eso a Mónica, quien tuvo que comprarse otra casa y reconstruirla porque aquella en la que vivió muchos años con gran felicidad se convirtió de repente en su enemiga, una casa habitada por fantasmas o por refracciones –de of all things!– la telefonía celular. Una casa arruinada por la más alta tecnología, una antena que emite radiaciones dañinas: enferman, desequilibran, producen náuseas, lo obligan a uno a abandonarla, como esos objetos o seres intangibles que destierran a los habitantes de la casa tomada que construyó Cortázar. Cortázar hizo el cuento y muchos años después Mónica sufrió las consecuencias.

10. Y, obviamente, no es fácil. Aquí leemos sus peripecias, sus trabajos para encontrar y negociar un terreno, la mala fe de los vendedores, los problemas de intestados o de documentos incompletos, la lidia con los delegados, subdelegados, ingenieros, empleadas y empleados, la rabia al verificar por ene vez la falta de transparencia y de agilidad administrativas sin importar qué partido se encuentre en el poder; no dar mordidas y perder por ello infinitamente el tiempo como consecuencia; comprar materiales, dejarse estafar o pelear para no dejarse; tratar de conseguir buenos albañiles y no encontrarlos, y antes un buen maestro de obras, especie en desaparición y, como en el cuento, armar una casa es cosa de nunca acabar. Pero, me contradigo, este libro es la prueba de que una casa puede estar bien construida, aunque sea hecha en México.