De Corina Salazar, el volumen está disponible en librerías de La Jornada y en la FILPM
Lo acompañaron El Púas Olivares y Ángeles González Gamio
El acto se realizó en la representación de Tlaxcala en la capital, que se convirtió en la alegre pulquería El Judío Errante
Domingo 1º de marzo de 2009, p. 2
En la pulquería se encuentran un boxeador, un monero, una cronista, una diseñadora, una funcionaria, una banda de sones mexicanos y decenas de personas que se amontonan en pos de un vasito de tlachicotón.
El monero, que es Eduardo del Río, Rius, habla, departe y asegura a los otros parroquianos que el libro Somos hijos del maguey, que tuvo a bien ilustrar para la diseñadora Corina Salazar, es la obra más completa sobre el pulque de los pasados 500 años, pues hay textos, argumenta, de hasta 600 páginas en torno a la antigua bebida sagrada, “pero no traen monitos”.
La representación del gobierno del estado de Tlaxcala, convertida la noche del viernes en la pulcata El Judío Errante, se encuentra a reventar: mucha gente tuvo que quedarse afuera, aunque también con un neutle en la mano.
Recuerda Rius que cuando era niño y vivía en el centro de la ciudad había muchas pulcatas, y que al caminar por ahí se percataba de que la gente la pasaba bien, alegre, charlando y escuchando música, y que incluso había áreas para mujeres; también recordó que se tapaba la nariz por los humores que emanaban de las pulcatas.
A algunos, bromea Rius, se les pasaba la mano, “verdad, mi Púas”, y voltea a ver a El boxeador, que es Rubén Olivares, gloria del pugilismo nacional, ex campeón mundial y quien en la vida nunca parece darse por vencido, pues, por ejemplo, ahora prepara una obra de teatro.
El Púas agradece que lo hayan invitado a la pulcata, a la presentación de Somos hijos del maguey; agradece la presencia de su esposa, así como el acompañamiento de dos payitos que participarán con él en la mencionada puesta en escena; destaca que en su mesa se encuentra el también pugilista y ex campeón mundial, el cubano Ultiminio Ramos.
Rito sagrado
El pulque aglutina
, retoma Rius; es como un rito sagrado
, de amistad. El pulque, agrega, es la única bebida ciento por ciento mexicana
, es popular y para todo mundo, pero advierte que está en peligro de desaparecer, por las campañas que se han desatado en su contra y por la disminución en la producción del maguey.
El caricaturista cuenta que en Cuernavaca, durante un acto, La diseñadora, que es Corina Salazar, se le acercó para que le echara un ojo a su tesis de licenciatura en diseño, ¡sobre pulque!, y cuenta cómo esa investigación lo atrapó y cómo decidió darle forma de libro e ilustrarlo.
Corina dice que en sus recorridos por las pulquerías, para hacer su investigación, claro, le gustó la variedad de personas que acuden a ellas: profesores, estudiantes, profesionistas, obreros, empleados de oficina. Me enamoré del pulque
, confiesa.
–¿Por qué se te ocurrió ese tema? –le pregunta Rius.
–Quería hacer algo relacionado con la tierra y con la gente – responde.
Y Corina lanza: El pulque no es la bebida del jodido, es una bebida artesanal, viva; es raíz de México, esencia de esta tierra. El pulque es el alimento del pueblo
. Va más allá, pues pide: Que las pulquerías sean declaradas patrimonio nacional
.
Antes habló La cronista, que es Ángeles González Gamio, quien recuerda que el derivado del aguamiel era una bebida sagrada en el México antiguo, y que era consumida por los sacerdotes. Pero en la Colonia comenzó la campaña contra el octli, porque los españoles lo rechazaban, aunque eso no impidió la proliferación de prósperas haciendas pulqueras.
Ante la crisis del maguey, pese a sus variados usos, desde el textil hasta el combustible, la cronista plantea que la planta debería ser el producto mexicano por excelencia. Agrega que Somos hijos del maguey tiene información histórica muy valiosa y es un libro lleno de sorpresas
.
Antes, al principio, habló La funcionaria, que es Berta Leticia Rosette, representante del gobierno de Tlaxcala en la ciudad de México, y quien presenta a todos los convidados a la mesa.
Después, al final, las palabras ceden el paso al pulque y a la música, interpretada por La banda de sones, que son los de Maíz Azul.
Una campaña en contra
Antes de comenzada la presentación del libro y la repartición de pulque, Corina Salazar y Rius comentaron a La Jornada en torno a la campaña de desprestigio contra esa bebida. Dijeron que ésta comenzó hace unos 100 años, durante el porfiriato, cuando había cerca de mil pulquerías en la ciudad de México, y ahora quedan poco más de 100.
Rius mencionó las cualidades nutritivas del pulque, y agregó: Las cerveceras hicieron lo posible para que el pulque dejara de ser negocio. Quienes producían pulque empezaron a abandonar los campos y ya no ponían atención a los magueyales. Ahora da coraje ver los llanos de Apan, que antes eran un mar de magueyes y ahora quedan muy pocos
.
Salazar comentó que se rompió el ciclo de producción de la planta de maguey, pues se quitaron muchos sembradíos para realizar otros cultivos. Ahora el problema es que para que una planta madure se requieren ocho años a partir de la siembra, además de que se considera que ocupa mucho espacio en los campos.
Pero no todo es negativo, pues informa que pulqueros de Puebla ya se organizan para crear un fondo y relanzar el maguey pulquero.
Por lo pronto, Somos hijos del maguey puede encontrarse en librerías de La Jornada y en el módulo de esta casa editorial en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM), junto con la nueva serie de Lo mejor de Rius, libros que también se distribuyen en puestos de periódico.